El Papa cuestiona las democracias fundadas solo en el consenso social
Benedicto XVI llama a considerar "la dimensi¨®n moral" del sistema pol¨ªtico
Benedicto XVI abord¨® ayer la cuesti¨®n cr¨ªtica de la "dimensi¨®n moral" de la pol¨ªtica al alertar sobre el imperio del consenso social, en perjuicio de esa dimensi¨®n moral, en el sistema democr¨¢tico. En su segundo d¨ªa de visita de Estado al Reino Unido, el Papa cambi¨® el pu?o de hierro de la v¨ªspera por un guante de seda. Si el jueves se ech¨® por las bravas a la yugular del ate¨ªsmo, al vincularlo con el nazismo, ayer ofreci¨® su faceta m¨¢s intelectual y reflexiva al abordar lo que en realidad es un solo debate: el papel de la religi¨®n, que ¨¦l ve empujada a los m¨¢rgenes, en sociedades como la brit¨¢nica, cada vez m¨¢s seculares.
El papa Ratzinger se visti¨® tambi¨¦n de anciano seductor al proclamar ante el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, primado de la Iglesia anglicana, la importancia de la unidad del cristianismo. Pero evit¨® parecer que estaba all¨ª a la caza de conversos.
En un escenario de enorme simbolismo en el Reino Unido, Westminster Hall, la inmensa nave de origen medieval a partir de la cual se erigi¨® el Parlamento brit¨¢nico -tanto f¨ªsica como pol¨ªticamente-, testigo de tantos acontecimientos hist¨®ricos, el sucesor de san Pedro recurri¨® a la sutileza y al martirio de santo Tom¨¢s Moro, juzgado y condenado a muerte en esa misma sala por poner su servicio a Dios por delante de su servicio al rey, para advertir que la democracia se sostiene sobre unos principios morales que van m¨¢s all¨¢ del "consenso social".
Una manera m¨¢s o menos sutil de defender los privilegios de la Iglesia y su insistencia en rechazar los derechos de los homosexuales, la igualdad hombre-mujer aunque sea en abierta contradicci¨®n con la ley, o la segregaci¨®n educativa. Pero tambi¨¦n una forma de plantear un debate milenario, la separaci¨®n de poderes, el sometimiento a Dios o al rey, el pulso entre fe y pol¨ªtica, entre privilegios excepcionales o sometimiento a una ley que muchos creen que ha de ser igual para todos. Es decir, la batalla entre la fe religiosa y la sociedad laica.
"Cada generaci¨®n, mientras intenta promover el bien com¨²n, debe preguntarse siempre de nuevo: ?cu¨¢les son las exigencias que los Gobiernos pueden racionalmente imponer a sus propios ciudadanos y hasta d¨®nde pueden extenderse? ?A qu¨¦ autoridad se puede apelar para resolver el dilema moral?", se pregunt¨®. "Estos son interrogantes que nos llevan directamente al fundamento ¨¦tico del discurso civil. Si los principios morales que sostienen el proceso democr¨¢tico no se basan, a su vez, sobre algo m¨¢s s¨®lido que sobre el consenso social, entonces la fragilidad del proceso se muestra en toda su evidencia. Aqu¨ª se encuentra el verdadero reto de la democracia", advirti¨®.
En un d¨ªa cargado de momentos simb¨®licos que hab¨ªa arrancado con un encuentro del Papa en Twickenham con representantes de diversas confesiones religiosas, el protocolo quiso que Tony Blair y Gordon Brown se sentaran juntos en primera fila en Westminster Hall en calidad de ex primeros ministros. Esta vez lo de menos fueron las ya tan vistas sonrisas y conversaciones forzadas entre dos hombres que se amaron y ahora se odian. La fuerza simb¨®lica iba mucho m¨¢s all¨¢ de sus querellas personales y descansaba en el hecho de que Brown ha sido siempre y sigue siendo un asceta protestante escoc¨¦s, mientras que el m¨¢s hedonista Blair se convirti¨® al catolicismo al poco tiempo de dejar de ser primer ministro. Probablemente era ya cat¨®lico de hecho hac¨ªa a?os, pero prefiri¨® retrasar la conversi¨®n p¨²blica. Indicio, por cierto, de que a¨²n quedan rescoldos de animadversi¨®n hacia los cat¨®licos.
?Cu¨¢ntos m¨¢s brit¨¢nicos seguir¨¢n los pasos de Blair en los pr¨®ximos a?os y abrazar¨¢n el catolicismo? El Vaticano lleva tiempo prepar¨¢ndose para abrir sus puertas a los anglicanos que no est¨¢n a gusto en una Iglesia en la que imparten misa mujeres e incluso hombres abiertamente homosexuales, y en la que en un d¨ªa no muy lejano esas mujeres y esos curas gays llegar¨¢n al obispado.
Pero esa es una batalla de largo aliento que se juega en terrenos muy complejos y Benedicto no ha venido al Reino Unido a insultar a sus anfitriones... salvo que sean ateos. El Papa alem¨¢n evoc¨® ante Rowan Williams los llamamientos a la unidad de los cristianos lanzados hace ya casi medio siglo por varios de los antecesores de ambos, en encuentros de a¨²n mayor resonancia hist¨®rica que el de ayer.
"No es mi intenci¨®n hablar hoy de las dificultades que el camino ecum¨¦nico ha encontrado y seguir¨¢ encontrando", dijo en el palacio de Lambeth, residencia oficial del arzobispo de Canterbury. Pero record¨® la figura de John Henry Newman, el sacerdote anglicano que acab¨® siendo obispo cat¨®lico y al que Benedicto encaminar¨¢ hacia la santidad el domingo al convertirle en beato. Y cit¨® a Newman como ejemplo de la importancia que tiene "seguir la propia conciencia".
Amenaza terrorista contra el Pont¨ªfice
La visita de Benedicto XVI al Reino Unido vivi¨® ayer momentos de incertidumbre al revelar la polic¨ªa brit¨¢nica la detenci¨®n de seis personas acusadas de terrorismo. Cinco fueron detenidos en la madrugada del viernes y una sexta persona a ¨²ltima hora de la ma?ana. Aunque en un principio parec¨ªa que Scotland Yard hab¨ªa desbaratado un intento de atentado contra el Papa, luego fue dando m¨¢s bien la impresi¨®n de que se trat¨® de una operaci¨®n preventiva para evitar la posibilidad de un atentado cerca de la ruta del Pont¨ªfice por Londres.
Con edades comprendidas entre 20 y 50 a?os, fueron detenidos por constituir una "amenaza terrorista" para el Papa. Todos son de nacionalidad argelina y trabajaban como barrenderos en la empresa de limpieza urbana Veolia Environment Services, subcontratada por el Ayuntamiento de Westminster, una de las ¨¢reas por las que pas¨® ayer la comitiva papal.
La polic¨ªa no hall¨® material peligroso ni armas en poder de los detenidos, aunque las pesquisas continuaban anoche. Scotland Yard inform¨® de que se les aplic¨® la Ley Antiterrorista, que permite retener a los detenidos hasta 28 d¨ªas si existen "sospechas razonables". La polic¨ªa no explic¨® los detalles de la supuesta trama para atentar contra Benedicto XVI, aunque dijo que las detenciones se produjeron por "precauci¨®n y dado el riesgo potencial". Agentes armados detuvieron a los sospechosos en la sede de la empresa en la que trabajaban en Paddington.
La polic¨ªa explic¨® que hab¨ªa analizado el plan de seguridad adoptado en principio para proteger al Papa pero que este "segu¨ªa siendo adecuado". Pese a los arrestos, el nivel de alerta antiterrorista oficial del Reino Unido permaneci¨® en la cuota "grave", lo que significa que se considera "altamente probable" un ataque.
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