Alfageme dej¨® caducar 50 toneladas de conservas y materias primas

A la conservera Alfageme se le agota el tiempo. Cerrado el plazo de alegaciones al informe concursal, los propietarios buscan una nueva salida para la empresa y est¨¢n a punto de cerrar la venta de su centro de producci¨®n en O Grove por unos cuatro millones y medio para aligerar los n¨²meros rojos. Pero la decisi¨®n final de dar viabilidad al proyecto malogrado de la familia Lago, due?os del grupo inmobiliario Promalar, est¨¢ ahora en manos de los principales acreedores, que adem¨¢s de Hacienda y la Seguridad Social son Caixanova y el Banco Popular.

Los administradores que pilotan la suspensi¨®n de pagos que tramita el Juzgado Mercantil de Pontevedra resumen lo que ha sucedido desde la venta de la empresa (2007) en su informe concursal: "La evoluci¨®n de la sociedad, en t¨¦rminos econ¨®micos [...] revela una gesti¨®n muy deficiente. Las p¨¦rdidas se han multiplicado por tres sin que se observe una adaptaci¨®n a unas cifras de ventas menguantes. En fin, tres a?os para olvidar de la larga historia de la compa?¨ªa".

Fabric¨® grandes cantidades de envases de pl¨¢stico que luego destruy¨®

En 2007 el ratio de solvencia (el principal criterio de liquidez de una empresa) en Alfageme era de 1,3, es decir, por cada euro de deuda ten¨ªa 1,3 euros para pagarla. En 2008 la proporci¨®n entre el activo y el pasivo se iguala y empeora peligrosamente en 2009, situando el ratio en el 0,69. La conservera no pudo hacer frente a sus obligaciones a corto plazo, dej¨® de pagar a sus proveedores y a los empleados.

Las cosas se complicaron en un contexto de dejadez generalizada. Entre latas terminadas y materias primas (pescado, tomate, especies), el valor de las existencias disminuy¨® en 1,6 millones de euros entre 2009 y 2010. Una reciente denuncia presentada por el sindicato CIG para que el juez suspenda las facultades a los administradores detalla que Alfagememe fabric¨® grandes cantidades de productos que destruy¨® sin llegar a comercializar.

Fue el caso de la l¨ªnea de envases de pl¨¢stico Pis-Pas, de la que se destruyeron productos por valor de 160.000 euros. Su lanzamiento, en 2007, fue anunciado a bombo y platillo como una estrategia innovadora para entrar en "el mercado de la comida caliente". Ex directivos aseguraban que los recipientes aptos para microondas se distribuir¨ªan solo bajo pedido, el famoso just in time que funciona en Citro?n o en Zara. No result¨®.

Otros elaborados (tacos de salm¨®n, ensaladas, empanadas refrigeradas, salchichas de pescado) fracasaron en el mercado al no estar respaldados por una m¨ªnima inversi¨®n publicitaria. La consecuencia fue una p¨¦rdida constante de existencias que estaban sobrevaloradas o no eran aptas para el mercado.

Este mismo a?o, en Ribadumia se llegaron a elaborar "5.740 kilos de anchoa, una tonelada de filete de caballa y 2.000 cajas de producto terminado que est¨¢n a punto de caducar, si es que no lo han hecho ya", seg¨²n consta en la denuncia de CIG. En la f¨¢brica de conservas Miau de Vigo se destruyeron por caducidad otras 24 toneladas de at¨²n y 20 de salm¨®n. Apiladas en pal¨¦s todav¨ªa quedan 40.000 cajas de latas que avanzan hacia el fin de su vida ¨²til. Los ex trabajadores explican que el personal de las c¨¢maras frigor¨ªficas de Vigo fue enviado a casa con permiso retribuido. "Dejaron pudrir lo que hab¨ªa dentro por valor aproximado de 100.000 euros. Adem¨¢s, tuvieron luego que contratar a una empresa para que limpiase todo aquello".

La red comercial ha quedado muy da?ada y ser¨¢ dif¨ªcil recomponerla. Las marcas Miau, Eureka y Pe?a, que hace doce meses los expertos tasaban en 22 millones de euros, valen hoy la mitad, seg¨²n los administradores concursales.

Adem¨¢s de una gesti¨®n muy deficiente, el simple planteamiento del grupo dio al traste con el negocio. Su viabilidad se bas¨® desde un principio en la venta de terrenos improductivos (en Vigo y O Grove) con la consiguiente recalificaci¨®n urban¨ªstica y la modernizaci¨®n de las f¨¢bricas, pero adem¨¢s, la compa?¨ªa mostraba unas cargas financieras enormes. Sumaron a esto una nefasta gesti¨®n que les llev¨® a contratar en tres a?os a seis directores generales y otros tantos directores financieros. Con ellos llegaron fabulosos planes industriales que iban a salvar las cuentas, lo que los administradores designados por el juzgado califican en su informe de "sue?os de grandeza".

Del documento se deduce que s¨®lo gracias a las continuas ayudas p¨²blicas que recibi¨® (la mayor parte a trav¨¦s de avales de la Xunta en la ¨¦poca del bipartito), Alfageme pudo mantenerse en pie pese a que su resultado de explotaci¨®n cay¨® un 70% en tres a?os. El grupo Promalar tambi¨¦n financi¨® a la compa?¨ªa con pr¨¦stamos de 35 millones que fueron amortizados (9,6 millones) y generaron 11,8 millones de intereses que se convirtieron en capital.