Afinar
A Guardiola le ocupa desde siempre perfeccionar la mec¨¢nica de juego del Bar?a y, sobre todo, atacar mejor, circunstancia condicionada especialmente por los movimientos de Messi. Asentado Pedro en una banda, el punto neur¨¢lgico est¨¢ en el costado opuesto, el que ahora ocupa Villa, que cuenta con la complicidad de los internacionales para superar un conflicto que se ha llevado por delante a arietes del calibre de Eto'o o Ibrahimovic, pudo al final con Henry y tiene en ascuas a Bojan.
La historia la invent¨® de alguna manera Cruyff cuando puso a Lineker de extremo en favor de Julito Salinas. El dream team empez¨® con Laudrup de falso 9 y acab¨® con Romario en el punto de penalti y ya se sabe que Rivaldo se las tuvo con Van Gaal cuando le puso de 11 y que el mejor Ronaldinho era el que desbordaba por la izquierda. Ahora forman Pedro, Messi y Villa. Y de momento el Guaje est¨¢ en un proceso de aprendizaje avanzado. No es un problema de goles sino de juego.
La mezcla de los tres delanteros es tan capital que Guardiola atribuy¨® la derrota con el H¨¦rcules a un peque?o detalle: los dos extremos se equivocaron en un movimiento, se excedieron en la ocupaci¨®n de sus bandas y abrir el campo y no rompieron hacia el interior, error que corrigieron ante el Panathinaikos y el Atl¨¦tico. El equipo se ha marcado dos ¨²ltimos partidos excelentes por el juego generado, por su capacidad para atacar el espacio y por la circulaci¨®n y velocidad de bal¨®n.
El punto de partida es la final de Copa ganada al Athletic con la diferencia de que ahora la llave est¨¢ en manos de Busquets. El medio centro se retrasa para ponerse entre los centrales, que se abren a las bandas, y los laterales progresan hasta juntarse en la medular con Xavi e Iniesta, un paso adelante que obliga a los tres puntas a moverse e intercambiar sus posiciones. Los azulgrana se aseguran as¨ª una salida de bal¨®n limpia, imponen la superioridad num¨¦rica en la divisoria y se ganan posiciones de remate.
Los extremos no pueden ser fijos, por m¨¢s que no deben renunciar al desborde, sino que tienen que dar profundidad al juego, crear pasillos interiores y marcar goles. El buen funcionamiento de la l¨ªnea atacante depende sobre todo de su sincronizaci¨®n con los laterales y los medios, un trabajo automatizado en los entrenamientos. Messi no necesita explicaciones t¨¢cticas, Pedro ya ha memorizado las instrucciones desde hace tres a?os y Villa acaba de empezar la faena. El Guaje es un finalizador en proceso de asimilaci¨®n del juego. As¨ª se explicar¨ªa que caiga a veces en el fuera de juego y no siempre sea preciso en sus combinaciones. A cambio, mejora a diario en la lectura del partido y se supone que cuajar¨¢ en el equipo por su inter¨¦s y calidad. La lesi¨®n de Messi, sin embargo, puede complicar las cosas a Villa y al Bar?a, porque el equipo se organiza alrededor del argentino, no est¨¢ acostumbrado a su ausencia despu¨¦s de dos a?os de juego ininterrumpido, y de ah¨ª el quejido anoche del barcelonismo, hipnotizado por el tobillo de la Pulga.
La ausencia de La Pulga no eximir¨¢ por tanto al Guaje, sino que exigir¨¢ su mejor versi¨®n como goleador, negada ayer por un excepcional De Gea. El Barcelona es a fin de cuentas un equipo de bricolaje y, como tal, sus piezas originales dif¨ªcilmente tienen recambio, cada jugador sabe cuales son las funciones espec¨ªficas de su puesto natural y del que puede ocupar en una rueda que no para de girar. A la que se juntan los buenos en plena forma su f¨²tbol es tan fino y preciso que desquicia al contrario como qued¨® constatado en la entrada de Ujfalusi a Messi.
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