Si el Watergate hubiera ocurrido en ?lava
Una juez imputa a ocho periodistas por revelaci¨®n de secretos
?Se imagina que el esc¨¢ndalo del Watergate, aquel que en 1974 cost¨® la presidencia de Estados Unidos a Richard Nixon, en lugar de en Washington hubiera ocurrido en ?lava?
Pues si hubiera sido as¨ª, los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein, que investigaron y revelaron al mundo el espionaje a que estaba sometido el partido dem¨®crata por parte de la Casa Blanca, habr¨ªan sido imputados por revelaci¨®n de secretos, delito castigado con penas de uno a tres a?os de c¨¢rcel.
El caso es que en ?lava no ha ocurrido el Watergate, sino el Vitoriagate, una oscura trama de espionaje pol¨ªtico en el que al menos dos ertzainas, vinculados con la unidad antiterrorista, recababan y transmit¨ªan informaci¨®n al dirigente del PNV Aitor Telleria, ex director de la empresa p¨²blica CEIA (Centro de Empresas e Innovaci¨®n de ?lava) de las actividades y movimientos de sus oponentes pol¨ªticos y de empresarios. Los datos han sido descubiertos en el ordenador de Telleria.
Este Vitoriagate abarca el espionaje a personalidades socialistas y populares, pero est¨¢ relacionado con el caso De Miguel, un asunto de corrupci¨®n destapado el pasado mes de marzo, en el que est¨¢n imputados una docena de miembros del PNV por delitos de blanqueo de capitales, tr¨¢fico de influencias y cohecho (soborno), entre otros.
El asunto se ha convertido ya en el mayor esc¨¢ndalo pol¨ªtico ocurrido en Euskadi desde que en los a?os ochenta se descubri¨® una trama del PNV para espiar al lehendakari Carlos Garaikoetxea, que era miembro de ese partido.
El consejero de Interior, Rodolfo Ares, apart¨® inicialmente del servicio y expedient¨® a los dos presuntos esp¨ªas, pero ?atentos!, un mes despu¨¦s ya est¨¢n de nuevo en sus puestos. Quiz¨¢ animados por ello, estos ¨¦mulos de 007 y Telleria han presentado sendas denuncias contra ocho periodistas -tres de ellos de EL PA?S- por revelaci¨®n de secretos, ya que suponen que las noticias que han publicado se basan en datos del sumario abierto contra ellos y que est¨¢ expresamente declarado secreto. Ya ve, lector, el mundo al rev¨¦s, como si las gallinas persiguieran a la zorra, los investigados por espionaje acosando a los periodistas.
Y, cosas que ocurren en ?lava, una juez, Ana Jes¨²s Zulueta, ha admitido a tr¨¢mite las denuncias y ha citado a declarar como imputados a los ocho reporteros.
No deja de ser curioso que una magistrada de 43 a?os y 11 en la carrera judicial no se haya preguntado nunca por qu¨¦ no hay condenas en el Supremo contra periodistas por publicar datos que vulneran el secreto del sumario, actuaci¨®n cada vez m¨¢s habitual, como por ejemplo con el caso G¨¹rtel.
No hay condenas porque es un delito que no puede cometer un periodista, ya que seg¨²n establece el art¨ªculo 466 del C¨®digo Penal, que castiga la revelaci¨®n de datos de un sumario secreto, solo lo pueden consumar los funcionarios, el juez, el fiscal y los abogados y procuradores si hubieran tenido acceso a la causa. Se persigue al que filtra la informaci¨®n, pero no al que la difunde, cuando la informaci¨®n es veraz y est¨¢ contrastada.
El fiscal ha recurrido la decisi¨®n de la juez Zulueta y ha reclamado el archivo del proceso. "Ning¨²n extremo de la investigaci¨®n llevada a cabo durante estos meses ha sido objeto de publicaci¨®n", se?ala el fiscal, que se pregunta ?c¨®mo saben los ertzainas y Telleria que se ha vulnerado el secreto de la causa si ellos no tienen acceso a la misma porque est¨¢ secreta?
Y agrega que las denuncias contienen "un error jur¨ªdico de bulto" ya que pretenden aplicar el delito de revelaci¨®n de secreto gen¨¦rico, cuando hay un delito espec¨ªfico de infracci¨®n del secreto del sumario, que debe ser el aplicable por el principio de especialidad. Los periodistas, concluye, no han podido cometer delito alguno.
La guinda del caso es que los ertzainas acusan a los reporteros de haber puesto en riesgo sus vidas por publicar sus iniciales. Alegan que est¨¢n destinados en la unidad antiterrorista y son f¨¢cilmente identificables. El argumento podr¨ªa tener su miga, si no fuera porque uno de ellos, C. L., ha colocado una foto suya en la red social Facebook, en la que posa con Alfredo de Miguel, imputado en el proceso por corrupci¨®n, y el diputado general de ?lava, Xabier Agirre, durante unas fiestas. Vamos, lo normal en un polic¨ªa antiterrorista.
Woodward y Bernstein habr¨ªan llorado.
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