El reformador del modelo sueco
Fredrik Reinfeldt ha logrado en seis a?os mantener el Estado de bienestar con rebajas fiscales, el control de los abusos y la privatizaci¨®n de algunos servicios
En 1993, el entonces l¨ªder de la juventud del Partido Moderado, Fredrik Reinfeldt, public¨® el libro La Naci¨®n Durmiente, una demoledora cr¨ªtica del Estado de bienestar sueco, cuya consecuencia, seg¨²n el autor, era una sociedad adormecida por una excesiva protecci¨®n. La cura que Reinfeldt quer¨ªa administrar entonces inclu¨ªa grandes dosis de neoliberalismo. Su partido era moderado de nombre, pero no de pol¨ªtica.
Tres derrotas electorales despu¨¦s, en 2003, los moderados elevaron a Reinfeldt (Estocolmo, 1965) al rango de secretario general del partido. Este arrastr¨® a la formaci¨®n en una r¨¢pida traves¨ªa hacia el centro del espectro pol¨ªtico y, en 2006, a la primera ocasi¨®n, logr¨® romper la hegemon¨ªa socialdem¨®crata sobre la base de un programa eminentemente centrista. Su plataforma promet¨ªa no tocar los pilares de la protecci¨®n social. Ning¨²n hachazo al tronco. Solo tijeretazos a las ramas. Una suave reforma fundada en la reducci¨®n de la presi¨®n fiscal a los trabajadores; la restricci¨®n de algunas de las prestaciones sociales m¨¢s generosas; mayor control contra los abusos; y una prudente pol¨ªtica de privatizaciones.
La campa?a para la reelecci¨®n este a?o ha seguido la misma estela. Solo Reinfeldt sabe, en su fuero m¨¢s interno, si su mutaci¨®n pol¨ªtica se corresponde a un genuino cambio de ideas o si fue una inevitable y oportunista maniobra para alcanzar el poder. Sea como fuere, Suecia respald¨® ese proyecto, que tiene el m¨¦rito de haber llevado la pol¨ªtica nacional a un sano terreno con dos alternativas de Gobierno. Antes de Reinfeldt, los socialdem¨®cratas hab¨ªan gobernado Suecia durante m¨¢s de medio siglo.
Los nuevos moderados -clara se?al de la inspiraci¨®n blairista de Reinfeldt en su camino al centro- han bipolarizado el espectro pol¨ªtico sueco de una manera que, en perspectiva, parece favorecerles. La alianza impulsada por Reinfeldt con otros tres partidos de su mismo palo (liberales, centristas y democristianos), ha forzado una maniobra similar pero menos exitosa en el bando opuesto. La coalici¨®n progresista es m¨¢s heterog¨¦nea, y la presencia en ella de la izquierda poscomunista causa malestar en amplios sectores del electorado socialdem¨®crata m¨¢s moderado.
Como primer ministro, Reinfeldt se ha distinguido por mantener un notable control de la disciplina de la coalici¨®n. El arranque de su Gabinete fue p¨¦simo, con las dimisiones de dos ministros por irregularidades fiscales en los primeros d¨ªas. Pero Reinfeldt supo sobreponerse y fue capaz de gobernar de forma serena y coherente el pa¨ªs y evitar que la crisis econ¨®mica mundial se enquistara en la econom¨ªa local. El haber embarcado en el proyecto al viejo lobo Carl Bildt como ministro de Exteriores y al joven e inconformista Anders Borg para las Finanzas han sido aciertos que han dado dividendos. Fuera de Suecia, la gesti¨®n de la presidencia de turno de la UE en el segundo semestre de 2009 fue alabada.
Ayer, mientras distribu¨ªa flores en una c¨¦ntrica calle de Estocolmo, Reinfeldt daba a quienes le observaban una fuerte sensaci¨®n de tranquilidad interior y confianza en s¨ª mismo. Pese a su cuidada imagen de moderaci¨®n, hay que recordar que al principio de su mandato parti¨® el espinazo de los sindicatos al eliminar la afiliaci¨®n a las centrales como condici¨®n para percibir el subsidio de desempleo. Por otro lado, fue h¨¢bil al renunciar a dar la batalla para la entrada de Suecia en el euro y en la OTAN, dos proyectos en los que ¨¦l cree, pero que los suecos rechazan.
"Es el m¨¢s pragm¨¢tico de los pragm¨¢ticos", observaba el polit¨®logo Nicholas Aylott en una conferencia el viernes. Quiz¨¢ solo desde el m¨¢ximo pragmatismo supo convencer a Suecia de que era necesario modificar su c¨¦lebre Estado de bienestar.
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