El Gobierno expulsar¨¢ por seguridad a dos ex presos islamistas del 11-S
Acaban de cumplir su pena y tienen 35 d¨ªas para volver a Siria o irse de Espa?a
El 17 de septiembre de 2010 era una fecha m¨¢gica para Mohamed Zaher, de 43 a?os, preso en la c¨¢rcel granadina de Albolote. Ese d¨ªa cumpli¨® una pena de ocho a?os y medio por pertenencia a banda armada (Al Qaeda) y so?¨® el fin de su pesadilla. Pero la libertad que disfruta desde el pasado viernes se ha convertido en lo que ¨¦l y su familia consideran una nueva condena: su expulsi¨®n a Siria, su pa¨ªs de origen, un territorio que aterroriza a los que han sido condenados por delitos similares.
Espa?a acord¨® la expulsi¨®n de Zaher y de Mohamed Needl, otro sirio de 45 a?os, por "razones de orden p¨²blico y seguridad ciudadana" pese a que ambos est¨¢n casados con espa?olas y los dos tienen hijos nacidos aqu¨ª. Ahora, disponen de 35 d¨ªas para salir del pa¨ªs, pero sus abogados no descartan que antes de que se cumpla ese plazo sean detenidos y llevados por la fuerza al aeropuerto de Damasco.
Ambos est¨¢n casados con espa?olas y tienen hijos nacidos aqu¨ª
Amnist¨ªa Internacional denuncia las entregas a Damasco
Zaher y Needl fueron condenados a la misma pena por su pertenencia a la c¨¦lula de Imad Eddin Barakat, Abu Dahdah, presunto fundador de Al Qaeda en Espa?a. Ellos y otros 12 condenados protagonizaron el primer macrojuicio contra el terrorismo islamista en Espa?a por la presunta vinculaci¨®n de Abu Dahdah con el atentado del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos. El Tribunal Supremo rebaj¨® las penas de la Audiencia Nacional y desestim¨® que los procesados estuvieran relacionados con el ataque, pero fueron condenados por pertenencia a banda armada. A los dos expulsados se les acus¨® de viajar a un campo de entrenamiento terrorista en Bosnia.
Zaher, casado con una ceut¨ª y padre de un ni?o, recibi¨® el pasado jueves su ¨²ltimo mazazo. El Juzgado de lo Contencioso Administrativo n¨²mero 1 de Granada le comunic¨® el rechazo a su recurso con el argumento de que impera el orden p¨²blico y la seguridad ciudadana sobre cualquier otro derecho. "Pedimos que se respete el derecho a la vida de mi defendido, pero no han tenido en cuenta los informes que presentamos de Amnist¨ªa Internacional sobre el maltrato que reciben en Siria los presos y detenidos", dice su abogada.
La ley sobre libre circulaci¨®n y residencia en Espa?a de ciudadanos de la UE y de otros Estados establece que cuando la expulsi¨®n se adopte por razones de orden p¨²blico o de seguridad ciudadana deber¨¢ estar basada en la conducta personal y constituir una amenaza real, actual y suficientemente grave. La condena penal no es determinante, seg¨²n argumenta el recurso de la defensa, que asegura no se "acredita por qu¨¦ motivo hoy en d¨ªa sigue siendo peligrosa su permanencia en nuestro pa¨ªs".
Mohamed Zaher obtuvo el segundo grado penitenciario en 2008; entonces sali¨® de la prisi¨®n de Albolote para trabajar en Coema, una cooperativa, donde era carpintero antes de ser detenido en 2001. Para obtener ese beneficio firm¨® una declaraci¨®n de rechazo a la violencia. "Se la entregu¨¦ al juez Baltasar Garz¨®n que fue quien instruy¨® el caso", recuerda.
Desde hace un a?o Zaher ha dormido en el Centro de Inserci¨®n Social de Granada; durante el Ramad¨¢n regresaba a medianoche. "?Qu¨¦ pesquisas se han realizado y d¨®nde constan para concluir que no se ha reinsertado?", pregunta el recurso rechazado. La defensa del ex preso recurrir¨¢ el fallo ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo. La esposa de Needl y sus cuatro hijos viven en Madrid una inquietud similar a la de Zaher. "A mi marido le comunicaron la expulsi¨®n hace tres semanas en prisi¨®n. Estamos esperando", se lamenta.
La c¨¦lula islamista a la que pertenec¨ªan Zaher y Needl fue investigada por Garz¨®n. Seg¨²n la sentencia, sus actividades se centraban en el proselitismo, la captaci¨®n en Espa?a de muyahidin para enviarlos a campos de entrenamiento terrorista en Bosnia. Chechenia y Afganist¨¢n, y la financiaci¨®n de la yihad.
"Si me entregan morir¨¦ lentamente"
Mohamed Zaher ha vuelto a la misma empresa donde trabajaba de carpintero cuando fue detenido en 2001 en la denominada Operaci¨®n D¨¢til. Coloca parqu¨¦ y hace trabajos de decoraci¨®n. Cuando los encargos flojean, cuelga su n¨²mero en las farolas del barrio para ofrecer sus servicios. "No soy un terrorista. Nunca he pensado en hacer da?o a nadie. Amo a la gente de aqu¨ª y son cari?osos conmigo. ?C¨®mo va a contratarme la misma empresa si fuera peligroso?", se pregunta.
Zaher lleva 20 a?os en Espa?a. En ese tiempo no ha visto a su familia en Siria, adonde puede ser expulsado ahora. "En mi pa¨ªs, si entras a la c¨¢rcel no ves la luz. Si tienes suerte, mueres; si no, puedes perder una mano o un ojo durante la tortura. Me gustar¨ªa ir para ver a mis hermanos, pero acabar¨ªa directamente en la c¨¢rcel. Aqu¨ª lo pagas con la prisi¨®n, pero all¨ª no hay juicio ni jurado. No hay derechos. Si me mandan all¨ª, morir¨¦ lentamente".
En sus ocho a?os y medio de condena, Zaher ha pasado por 10 c¨¢rceles, unos centros muy diferentes a las prisiones de Siria, pa¨ªs en el que en muchas ocasiones se oculta la identidad de los reclusos y no pueden verlos ni abogados ni familiares, seg¨²n distintos testimonios.
La esposa espa?ola de Zaher no oculta su temor: "No pueden llevarlo a su pa¨ªs porque lo van a llevar a la muerte. Cuando llegan a Damasco, desaparecen. No hay m¨¢s que leer los casos que denuncia Amnist¨ªa Internacional".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.