Los riesgos del 'islam de pol¨ªgono'

Levantar un centro de culto en un lugar alejado del n¨²cleo urbano puede dar alas a los fan¨¢ticos. "Una comunidad a veces puede aceptar un principio de autoexclusi¨®n para pasar desapercibida. Pero tambi¨¦n puede aceptar con la voluntad de esconderse o de no llamar la atenci¨®n", advierte el soci¨®logo experto en mundo isl¨¢mico Jordi Moreras, que apunta que los pol¨ªgonos industriales pueden dar cobijo a los radicales. "Las comunidades de inspiraci¨®n salaf¨ª

[vertiente que defiende la pureza del islam] plantean abiertamente irse a los pol¨ªgonos porque quieren discreci¨®n", indica.

Un informe judicial hecho p¨²blico el lunes avisa del peligro de "segregaci¨®n" que comporta colocar una mezquita en el extrarradio, en referencia a la intenci¨®n de levantar una en una zona industrial de Lleida.

En Catalu?a, entre 15 y 20 centros de culto de los cerca de 200 existentes est¨¢n en pol¨ªgonos, seg¨²n Moreras.Una investigaci¨®n de los Mossos d'Esquadra alert¨® en junio de la expansi¨®n del salafismo radical a trav¨¦s de peque?as mezquitas tarraconenses. De esos cinco lugares de culto que cultivan una vertiente religiosa fan¨¢tica, cuatro se encuentran en pol¨ªgonos industriales: Tarragona, Reus, Torredembarra y Roda de Bar¨¤. Solo la mezquita de Valls est¨¢ en el centro de la ciudad.

Moreras, sin embargo, asegura que el extrarradio no es malo por definici¨®n para levantar una mezquita, depende de la gesti¨®n municipal que se haga. El informe judicial sobre la localizaci¨®n del centro de culto de Lleida es taxativo: un pol¨ªgono "contraviene la legislaci¨®n urban¨ªstica auton¨®mica" y favorece el "distanciamiento" y el "aislamiento".

El presidente de la Federaci¨®n de Municipios de Catalu?a, el socialista Manuel Bustos, se mostr¨® ayer sorprendido y contrariado por el contenido del informe judicial. "Nos preocupa que desde tantas instancias se nos diga a los alcaldes c¨®mo desarrollar las ciudades", se?al¨® en referencia a la autonom¨ªa municipal. "Con el debido respeto a un informe judicial, nos parece que hace afirmaciones cuestionables. Hay muchos centros deportivos y educativos que est¨¢n fuera de los cascos urbanos. ?Por qu¨¦ eso no atenta contra la cohesi¨®n social y un oratorio s¨ª?", se pregunt¨® Bustos. "?Por qu¨¦ una mezquita en una zona residencial tiene que ser siempre mejor que en un espacio m¨¢s grande en otro lugar?". Bustos defendi¨® que "los alcaldes son los que m¨¢s informaci¨®n tienen de las necesidades y los problemas de los ciudadanos".

El presidente del Consejo Isl¨¢mico Cultural de Catalu?a, Mohammed Halhoul, eludi¨® entrar en el fondo del debate. "La comunidad busca un espacio preparado, en el que haya suficiente aforo. Eso es por ahora lo m¨¢s importante", indic¨® ayer.

Para Moreras la clave de optar o no por un pol¨ªgono est¨¢ en en que la decisi¨®n se haya "tomado de com¨²n acuerdo con la comunidad religiosa, el ayuntamiento y el ciudadano". "Luego los ayuntamientos tienen que hacer todo lo posible para colocar a esos colectivos en los espacios de la ciudadan¨ªa", apunta.

Pero el consenso no suele darse a la primera. De los 60 conflictos documentados hasta 2008 en Espa?a por la ubicaci¨®n de centros de culto, 40 se han dado en Catalu?a. "Es una cifra demoledora", indica Moreras, que ultima un estudio, titulado Una mesquita al barri, que analiza los conflictos registrados desde el a?o 2000.

Como el de Torroella de Montgr¨ª, donde finalmente la comunidad isl¨¢mica compr¨® un local en un pol¨ªgono muy cercano al municipio, o el de M¨®ra d'Ebre, donde se plante¨® la posibilidad de trasladar la mezquita a la zona industrial debido a las quejas de los vecinos (aunque al final no prosper¨®), o el del Ayuntamiento de Girona, que puso sobre la mesa la opci¨®n de aprobar el uso religioso en el pol¨ªgono de Mas Xirgu ante la queja de los vecinos por la apertura de una nueva mezquita en el centro. Barcelona, en cambio, tiene el suelo de los pol¨ªgonos blindado para el uso industrial.

"Los pol¨ªgonos pueden ser la soluci¨®n al conflicto y suponen un espacio digno, sin impacto visual, que se aleja y no provoca malestar a los vecinos", asegura Moreras. Pero hay casos que se enquistan, como el de Lleida, que lleva siete a?os sin encontrar una soluci¨®n satisfactoria para el conflicto de la actual mezquita de la calle del Nord, cerrada dos veces en los ¨²ltimos dos meses por sobrepasar el aforo permitido.

El Ayuntamiento cedi¨® un solar en 2007 para albergar la mezquita por 7.956 euros al mes durante 50 a?os. Ahora el perito designado por el Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a asegura que esa parcela es "segregadora".