"Los falangistas me pelaron bien 'pel¨¢"
Andaluc¨ªa indemnizar¨¢ a mujeres vejadas por franquistas en la guerra
Los falangistas obligaron a un viejo gitano a rapar con una maquinilla de pelar borricos a Ana Mac¨ªas. Solo le dej¨® un mo?ito. Despu¨¦s, la purgaron dos veces con aceite de ricino. Y le hicieron pasear, para mofa de sus vecinos, por el centro de Los Corrales (4.000 habitantes, Sevilla). Eran los primeros d¨ªas del alzamiento militar. Con 91 a?os, le da la risa al recordarlo. Sus agresores est¨¢n muertos.
Para represaliadas como ella, el Gobierno andaluz aprob¨® ayer una indemnizaci¨®n de 1.800 euros. Un pago ¨²nico como reparaci¨®n moral. "Ya que los falangistas me pelaron bien pel¨¢, yo lo voy a recoger, y se lo doy a mi ni?a para que me arregle y para mis nietos", contaba ayer por tel¨¦fono.
En 1936, Mac¨ªas no pertenec¨ªa a ning¨²n partido, aunque ahora se confiesa "de la rosa" (por el s¨ªmbolo del PSOE). Pero serv¨ªa en casa de un alcalde republicano y, encima, un militar de su pueblo se enamor¨® de ella. Por eso, a los 18 a?os, la forzaron a pasear con el brazo en alto junto a un grupo de mujeres mayores. "Nos dec¨ªan: ?venga las pelonas!, ?por qu¨¦ no cantan esas coplas?, que ustedes saben muchas coplas de soldados", rememoraba hace unos meses en su casa tras conocer la reparaci¨®n econ¨®mica que preparaba la Junta.
Y es cierto, lo suyo son las coplillas. Nunca le ha dado verg¨¹enza ni contarlo ni cantarlo. Ana canturrea m¨¢s que habla. Tanto que la novia de su nieto apunta sus versos, porque la abuela no sabe leer ni escribir: La otra tarde solita en el patio/ la bandera se puso a bordar/ la pillaron con ella en la mano/ el delito no pudo ocultar.
Es una estrofa de los muchos romances republicanos que esta madre de siete hijos se sabe de memoria. Y es importante porque sus recuerdos son cada vez m¨¢s difusos. As¨ª que cuando se olvida de algo, recita.
La transparencia de Ana es una excepci¨®n entre las mujeres que fueron vejadas entre el levantamiento franquista y la dictadura. Y es que, en algunos casos, hubo tambi¨¦n violaciones. Por verg¨¹enza, decenas de mujeres han silenciado su pasado. Hasta ahora, solo seis han solicitado informaci¨®n de la ayuda en Andaluc¨ªa. La mayor¨ªa se ha llevado el secreto a la tumba. De hecho, Ana es la ¨²nica superviviente de la represi¨®n en Los Corrales.
El pueblo de Mac¨ªas pertenece a la sierra sur sevillana, la ¨²ltima zona ocupada por los sublevados en la provincia. Acompa?ada de su familia, huy¨® durante unos meses, pero los falangistas encontraron a esta "individua de dudosa moral", como ellos llamaban a las republicanas, en M¨¢laga.
Su testimonio es fundamental para los historiadores que han investigado la represi¨®n m¨¢s oculta del franquismo. Seg¨²n el experto Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa M¨¢rquez, no es posible calcular cu¨¢ntas mujeres fueron vejadas en Andaluc¨ªa. En Sevilla, seg¨²n sus estimaciones, superan los 500 casos.
Cuando Ana rememora la toma definitiva del pueblo, el 7 de septiembre de 1936, la alegr¨ªa desaparece. Y recurre a las coplas para escabullirse. Su hija menor, Juana, revela que estuvieron a punto de matarla por orden del militar que se encaprich¨® de ella. Fue su hermano Juan Antonio el que se enfrent¨® a los franquistas para protegerla.
En Los Corrales, todos conocen la historia de la mujer m¨¢s cantarina del pueblo. Esa diminuta se?ora que cuando iba a vender la loter¨ªa contaba c¨®mo los falangistas le hac¨ªan gritar "alcaparrones curaos", como las verduleras en el mercado.
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