Put@s o suicidas
El dilema no es menor: o te prostituyes o te suicidas. O te tragas tus principios o te arruinan. Esa es la esencia del capitalismo que gobierna el mundo. Y as¨ª act¨²a su brazo ejecutor: los mercados.
Ese es el dilema que millones de trabajadores analizan tambi¨¦n estos d¨ªas: apoyar la huelga general del d¨ªa 29 en contra de la reforma laboral, que recorta seriamente sus derechos laborales, o aceptar que al Gobierno socialista no le quedaba m¨¢s remedio que doblegarse ante los mercados.
Esa disyuntiva fue planteada en estos t¨¦rminos por el ex presidente de Extremadura, Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra, en un art¨ªculo publicado en este peri¨®dico el mismo d¨ªa que el Congreso aprobaba la reforma laboral (Patriotismo y huelga general, 22 de junio). Si mantienes tus principios, te suicidas. Si cedes ante los mercados, te prostituyes.
En ese texto, Rodr¨ªguez Ibarra ped¨ªa a los sindicatos un acto (otro m¨¢s) de patriotismo: renunciar a la huelga "porque no va a arreglar los problemas por los que estamos transitando, ni a mejorar las condiciones de los trabajadores a los que se defiende".
Una vez m¨¢s, y en esta ocasi¨®n desde la izquierda, se pide a los trabajadores, los que m¨¢s han sufrido esta crisis y los que menos (por no decir ninguna) responsabilidad tienen en su origen y desarrollo, que paguen el pato.
Los sindicatos son conscientes de que la huelga no resolver¨¢ de manera inmediata los problemas econ¨®micos del pa¨ªs. Pero el sesgo dado a la reforma laboral, claramente inclinada del lado de los intereses de la patronal, obliga a los l¨ªderes sindicales a expresar su descontento con la ¨²nica arma que les queda: la huelga.
Muchos de los que se sumen a ella pensar¨¢n que golpean as¨ª el trasero de uno de los gobernantes que mayor ¨¦nfasis ha puesto en las pol¨ªticas sociales. El gasto social ha crecido durante su mandato un 40%.
Aunque no lo reconozcan en p¨²blico, el presidente Zapatero y otros muchos dirigentes socialistas, han tenido que tragarse algunos principios para no perecer sepultados por el peso, excesivo, desmesurado, de los mercados.
?Pod¨ªa hacer otra cosa? ?Enfrentarse ¨¦l solito a la oleada ultraliberal que arrasa el globo? Hace unos d¨ªas, el mism¨ªsimo Fidel Castro, ¨²ltimo representante de la utop¨ªa marxista, reconoc¨ªa que "el modelo cubano ya no funciona ni siquiera para nosotros".
Por todo ello, la derecha m¨¢s retr¨®grada est¨¢ crecida. De hecho, 24 de los 27 pa¨ªses de la Uni¨®n Europea est¨¢n gobernados por la derecha. En algunos casos, extrema. El otrora para¨ªso del Estado del bienestar, Suecia, asiste at¨®nita a la entrada en su parlamento de la ultraderecha xen¨®foba.
Esa misma derecha que, en Espa?a, mientras aplaude que le monten una huelga a Zapatero, inicia una brutal campa?a contra las organizaciones sindicales, ¨²ltimo reducto de la clase trabajadora.
Esperanza Aguirre quiere laminar a los representantes sindicales. Jim¨¦nez Losantos pide su ilegalizaci¨®n y que la polic¨ªa cierre sus sedes, Los columnistas m¨¢s rancios no ahorran insultos: "fulanas bien pagadas" (Eduardo Garc¨ªa Serrano); "aristocracia de holgazanes" (Pedro J. Ram¨ªrez). Rajoy y Arenas callan y otorgan.
Entre tanta org¨ªa antisindical, es gratificante escuchar al presidente Jos¨¦ Gri?¨¢n, afirmar que "los sindicatos son organizaciones que no solo defienden el inter¨¦s de los trabajadores, sino que proporcionan cohesi¨®n social".
Por todo ello, y cuando no solo se recortan derechos laborales, se congelan pensiones, y se baja el sueldo a los funcionarios, sino que se pide directamente la reducci¨®n generalizada de los salarios ?hasta en un 25%!, ?qu¨¦ salida les queda a los sindicatos? ?Claudicar, rendirse?
No. Les queda la huelga. Y, de paso, parafraseando a Rodr¨ªguez Ibarra, pueden gritar el d¨ªa 29 a quienes les denigran que se vayan a hacer pu?etas.
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