Imb¨¦cil, ut¨®pica, in¨²til, populista
Ahora que Sarkozy y Zapatero han vuelto a mentar la bicha de una nueva tasa Tobin, el inmovilismo resopla. Es una "imbecilidad", agrede sin argumentar Victorio Valle desde la fundaci¨®n de las cajas. Es in¨²til, es populista, se rebelan banqueros y otros interesados. ?Es ut¨®pica, inviable, perjudicial?, se inquieren gentes de buena fe.
El insulto y la ausencia de razones son prueba de provectos desfallecidos. ?Imbecilidad? La tasa para gravar con un porcentaje m¨ªnimo los flujos especulativos transnacionales de capital caliente y as¨ª desincentivarlos, fue inventada en 1971 nada menos que por un profesor de Yale y Premio Nobel, James Tobin; adoptada luego por grupos antiglobalizadores; repescada por acad¨¦micos, socialdem¨®cratas y ONG, y ahora por todos los Gobiernos europeos: casi todos, recu¨¦rdese, conservadores. Reformulada, su recaudaci¨®n servir¨ªa para financiar los Objetivos del Milenio (lucha contra el hambre y la pobreza...) o prevenir nuevas crisis; o para ambos objetivos.
Cuanto m¨¢s se avanza hacia una nueva 'tasa Tobin' para el desarrollo, m¨¢s ataques recibe
Veamos las objeciones de buena fe. ?Es ut¨®pica, la tasa? Depende. Lo era en los setenta. Lo es cada vez menos. ?Alguien so?¨® hace tan solo un lustro que ser¨ªa posible la arquitectura de supervisi¨®n financiera aprobada anteayer en Estrasburgo? La cumbre europea de junio aprob¨® lanzar la tasa y presentarla al G-20. El ministro alem¨¢n de Finanzas, Wolfgang Schauble, advirti¨® que "en caso de no producirse el consenso, presionar¨¦ con Francia y otros pa¨ªses en favor de una reglamentaci¨®n a nivel europeo". No hubo consenso, y el Ecofin trabaja desde el d¨ªa 7 en un esquema de tasa Tobin. No es sencillo un acuerdo, claro. Pero causas m¨¢s ut¨®picas hemos visto.
?Es inviable? No. Casi todas las transacciones financieras transnacionales son electr¨®nicas, ergo controlables inform¨¢ticamente. Algunos inversores y/o especuladores tratar¨ªan de sortearla emigrando hacia para¨ªsos fiscales. Pero estos ya tienen encima una, a¨²n peque?a, primera lupa del G-20, y adem¨¢s, m¨¢s de tres cuartas partes del tr¨¢fico mundial de divisas se concentran en solo ocho plazas financieras. Seis de pa¨ªses del Grupo: Londres, Nueva York, Tokio, Francfort, Par¨ªs, Hong Kong; por solo dos ajenos, Singapur y Zurich ("Los trilemas de la globalizaci¨®n", ?scar Mascarilla, CEI). Un acuerdo, aunque cueste tiempo y esfuerzos, primero de la UE y luego del G-20, acabar¨ªa extendi¨¦ndose, en mancha de aceite, a todo el mapamundi.
?Es perjudicial? Se aduce con raz¨®n que los bancos acabar¨¢n trasladando el coste de la tasa a sus clientes. Calma, amigos. Los clientes de este tipo de operaciones en el mercado de divisas no son tantos. Y adem¨¢s la mayor¨ªa son del sector financiero. Dentro de ¨¦l, "los actores que desarrollan transacciones m¨¢s frecuentes, como los bancos de inversi¨®n o los hedge funds y que suelen ser muy rentables o pagar altas remuneraciones, soportar¨ªan una proporci¨®n m¨¢s alta de la tasa", concluye "Globalizing Solidarity: the case for financial levies", de un grupo internacional de expertos (www.leadinggroup. org). Miel sobre hojuelas, que no nos toque solo a los adictos al IRPF.
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