Esto es el santismo
Las FARC hab¨ªan demostrado sobradamente que echaban de menos al presidente Uribe, quien, sin embargo, las hab¨ªa combatido con determinaci¨®n y ¨¦xito.
A los pocos d¨ªas de la jura de su sucesor, Juan Manuel Santos, el pasado 7 de agosto, la guerrilla detonaba un potente explosivo ante Radio Caracol y la sede de la agencia Efe en Bogot¨¢; sin muertos, pero con un estridente aviso: seguir implacable en su decisi¨®n de continuar la lucha.
Las acciones terroristas se han sucedido y docenas de uniformados -como se llama en Colombia a las fuerzas de seguridad- han ca¨ªdo en emboscadas y golpes de mano. Y todo ello ser¨ªa moneda m¨¢s o menos corriente si no perdurara un sentimiento, hoy sin duda minoritario pero con capacidad de expansi¨®n, de que Uribe deb¨ªa haber podido presentarse a un tercer mandato que la Corte abort¨®, y que nadie como el l¨ªder antioque?o estaba y est¨¢ en condiciones de acabar con las FARC.
El mandatario combate con mayor o igual eficacia a la guerrilla que Uribe
Destacad¨ªsimas voces del drama colombiano, como el ex presidente Ernesto Samper, creen que la oposici¨®n m¨¢s activa a Santos va a ser en los pr¨®ximos meses el propio Uribe, del que muchos dicen que se siente traicionado por un sucesor que obra como si gran parte de su legado fuera algo menor.
La liquidaci¨®n del jefe militar de los insurgentes, Jorge Brice?o, alias Mono Jojoy, restablece en cambio el orden natural de las cosas. Santos se ha apuntado con ello un ¨¦xito tan grande como la muerte de Ra¨²l Reyes, segundo jefe de las FARC, el 1 de marzo de 2008, bajo el mandato de su predecesor pero cuando ¨¦l era ministro de Defensa. Y la muerte del l¨ªder subversivo permite afirmar que el santismo combate con mayor o igual eficacia a la guerrilla que el uribismo.
Juan Manuel Santos ha inaugurado su presidencia con extraordinarias ambiciones, notablemente en el terreno de la renovaci¨®n del aparato judicial, la reglamentaci¨®n y depuraci¨®n de la vida pol¨ªtica, y la recuperaci¨®n para sus leg¨ªtimos propietarios de millones de hect¨¢reas mal habidas por paramilitares y narcotraficantes. Sobre todo en este ¨²ltimo apartado, Santos se juega la presidencia. Pero el combate contra las FARC es un obligado combustible que afecta a la m¨¢quina de la opini¨®n. El fin de Brice?o-Jojoy refuerza, as¨ª, a un presidente que quiere hacer historia.
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