Pop masivo, delicadezas mel¨®dicas y pantalones de vinilo
Mishima, Richard Swift y Goldfrapp demostraron la polifon¨ªa de las fiestas
Benditos Mishima. Anteanoche en la plaza Reial no cab¨ªa ni un alfiler y, como de costumbre, la banda barcelonesa del momento, liderada por David Carab¨¦n, regal¨® a los que ya son miles de seguidores un repaso sobre todo por temas de Set Tota La Vida y Ordre i Aventura, sus dos ¨²ltimos discos y los que les han situado en la cima del pop en catal¨¢n. El p¨²blico coreaba a grito pelado Qu¨¨ en farem del desig, ara que hem trobat l'amor? de la emotiva El Temple. Carab¨¦n sonre¨ªa y la plaza entera le imitaba. Hab¨ªa magia.
A pocos metros, en la plaza del Rei estaba tocando el multiinstrumentista californiano Richard Swift (si se quer¨ªa catar a varios grupos hab¨ªa que ver los conciertos a medias porque todos coincid¨ªan en horario), un crooner rom¨¢ntico y c¨ªnico que aquellos que se emocionen con Rufus Wainright o Antony and The Johnsons ya pueden sumar a su lista de favoritos. La excelente ac¨²stica de la plaza, el poco agobio (el grueso del p¨²blico estaba bailando con los Manolos en la plaza de Sant Jaume o dando botes con Mishima) y la mel¨®dica voz de Swift hicieron de esta actuaci¨®n el plato gourmet de la noche. El californiano, que fue una de las ¨²ltimas incorporaciones a la programaci¨®n, repas¨® los temas de sus dos discos en solitario alternando la guitarra ac¨²stica con el piano de cola y mezclando estilos con una clara base pop. Unos minutos despu¨¦s de que se despidiera empezaron a caer las primeras gotas de la noche. La lluvia supo esperar.
Entretanto, se viv¨ªa una rebeli¨®n ochentera en el F¨®rum. Cuesta entender la moda de querer volver a la d¨¦cada de los ochenta cuando los ochenta nunca se fueron: est¨¢n aqu¨ª, son Goldfrapp, un viaje a lo que esa d¨¦cada podr¨ªa haber sido. Prueba de ello fue la demostraci¨®n de glamour y poder¨ªo electr¨®nico que la cantante inglesa Allison Goldfrapp y los suyos regalaron a un p¨²blico sufrido en la explanada del F¨®rum la noche del viernes. Contra viento y con puntualidad brit¨¢nica, la medianoche de la segunda jornada del BAM empez¨® fr¨ªa, pero la sucesi¨®n de los temas m¨¢s bailables -como Believer, Number 1 o la soberbia Rocket- provocaron la locura del p¨²blico, entendido y seguidor de la banda brit¨¢nica. Tambi¨¦n hubo momentos de gloria preciosista con Crystalline Green.
"I wanna live, I wanna love" (quiero vivir, quiero amar), clamaban Rodrigo y Javier, que se proclamaban "totalmente fans" del conjunto ingl¨¦s. Marta tambi¨¦n estaba "flipada" con el look de Allison Goldfrapp: pantalones de vinilo y lentejuelas a conjunto con una especie de poncho de plumas de pl¨¢stico, todo negro, como el maquillaje ocular de la cantante, en contraste con su moldeado rubio, muy ochentero, como todo.
La est¨¦tica fue uno de los acicates del concierto. Dos chicas, prendadas del bajista, no dejaron de sorprenderse por su vestimenta -ajustada, de vinilo o l¨¢tex color plata- y por su instrumento, el bajo, totalmente transparente, exceptuando el m¨¢stil y las cuerdas. A medida que avanzaba la noche y el viento daba un respiro la inmensa explanada del F¨®rum qued¨® tupida de seguidores movi¨¦ndose a golpe de electro-pop (nunca antes en una etiqueta hab¨ªa tanto sentido como con Goldfrapp).
Tras la actuaci¨®n de los brit¨¢nicos, el protagonismo musical en esa parte de la ciudad era para el ElectroBAM, un punto para el inteligente p¨²blico barcelon¨¦s de la m¨²sica electr¨®nica. Rompi¨® el hielo el techno feroz y elegante de Sistema (antiguo DJ Ebola) y el preciosismo de Luke Abbott, despu¨¦s, provoc¨® que la audiencia se moviera con profusi¨®n. El BAM cuida el aspecto de la m¨²sica avanzada como demuestra su cartel de este a?o -con Suckafish P Jones o Surgeon- y hace bien, a tenor de la respuesta del p¨²blico.
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