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En la f¨®rmula 1 actual, el componente estrat¨¦gico juega un papel determinante y hay muchos factores que influyen en el desarrollo de una carrera. Elementos que los equipos, sobre todo los m¨¢s potentes, tratan de tener controlados para luego, durante la prueba, trasladar al piloto aquella informaci¨®n que pueda ser beneficiosa. En muchos casos, la comunicaci¨®n entre el ingeniero de pista que est¨¢ en el muro y su corredor es constante, aunque los hay que quieren saber m¨¢s cosas que otros y los que prefieren que les dejen m¨¢s tranquilos. Yo puedo hablar concretamente de Michael Schumacher, con quien coincid¨ª en Benetton. A ¨¦l le encanta que le hablen, que le informen de lo que est¨¢ ocurriendo en la pista. Quiere saberlo todo. Lo que pasa es que, para poder sacar partido de toda la informaci¨®n que se maneja desde el taller, es vital que el piloto corra tranquilo, o sea, que no vaya de cabeza. En ese caso, suficiente tendr¨¢ con no terminar estampado contra el muro o contra alg¨²n rival.

Hay que ir con mucho cuidado cuando hablas con alguien que est¨¢ jug¨¢ndose la vida a m¨¢s de 300 kil¨®metros por hora. No puedes limitarte a decirle que empuje al m¨¢ximo en un momento dado porque lo m¨¢s normal es que te mande a fre¨ªr esp¨¢rragos y te pregunte si crees que se est¨¢ paseando. Los mensajes son, en muchos casos, motivadores. En Singapur lo comprobamos con Button. El brit¨¢nico circulaba el cuarto, 10 segundos por detr¨¢s de Webber, y McLaren le anim¨® dici¨¦ndole que el australiano rodaba con las gomas destrozadas y casi sin frenos cuando, realmente, el ritmo de giro de ambos era casi calcado. Las pizarras tambi¨¦n facilitan esas mentirijillas. En ocasiones, le marcas al chico que le ha recortado una d¨¦cima de m¨¢s al que va delante para motivarle y que as¨ª crea que lo est¨¢ haciendo muy bien y que su empe?o tiene recompensa.

En carreras en las que la estrategia juega un papel tan determinante, las escuder¨ªas parcelan los objetivos antes de trasladar al corredor la informaci¨®n que necesita. En el garaje, con la telemetr¨ªa, se tiene acceso a todos los datos del coche. Y eso es de gran ayuda. En un momento de la pasada carrera, Vettel, un piloto muy agresivo, le pidi¨® a su ingeniero que le avisara cuando los frenos de su Red Bull comenzaran a sufrir demasiado. En otro lance, Red Bull le dijo a Webber que ten¨ªa que quitarse de encima a Barrichello si no quer¨ªa que su objetivo, el podio, se alejara.

Precisamente, por toda esa cantidad de datos que manejan los equipos, me parece muy sorprendente el error que Red Bull cometi¨® con Vettel. El alem¨¢n giraba a menos de dos segundos de Alonso y se iba pegando a ¨¦l. A pesar de ello, le llamaron al taller en el mismo instante que Ferrari reclam¨® a Alonso (30? vuelta). Si vas justo detr¨¢s del l¨ªder, lo normal y l¨®gico es que aguantes una o dos vueltas m¨¢s en la pista, con el aire limpio, y que trates de ganar esa posici¨®n en el garaje. Alonso lo hizo con Button hace dos semanas, en Monza, y la jugada le sali¨® de perlas. Por eso no entiendo c¨®mo Red Bull pretend¨ªa que Vettel superara a Alonso por las calles de Singapur. M¨¢s a¨²n, si uno escucha las declaraciones de Vettel tras la carrera, en las que dej¨® claro que ni siquiera intent¨® meterle el coche al espa?ol porque la maniobra entra?aba un riesgo demasiado elevado.