?Republicanas? Prostitutas o d¨¦biles mentales
La Junta de Andaluc¨ªa piensa indemnizar a las mujeres que fueron vejadas por ser republicanas. M¨¢s vale tarde que nunca, aunque, como era de esperar, a Dolores de Cospedal no le ha gustado. No importa. Es una gran oportunidad para reivindicar a miles y miles de mujeres que fueron pisoteadas por sus ideas o simplemente por estar casadas o ser hijas de republicanos. Nunca fueron reconocidas como presas pol¨ªticas, sino como prostitutas.
La mayor¨ªa de ellas han sido y siguen siendo invisibles. Tan solo puntuales historiadores han investigado sus vidas. Y lo seguir¨¢n siendo mientras en nuestras escuelas no se explique qu¨¦ pas¨®. Ni nuestros universitarios ni los estudiantes de Bachillerato reciben informaci¨®n. Para los libros de texto estas mujeres no existieron. Y las nuevas generaciones las van conociendo a trav¨¦s del cine, de las series de televisi¨®n y de algunos libros.
Algunos quieren seguir silenciando que el franquismo se ensa?¨® con las mujeres de izquierda
El catedr¨¢tico Vicen? Navarro, de la Universidad Pompeu Fabra, todav¨ªa se sorprende cuando ve a sus alumnos hablar con soltura de las desapariciones y torturas en Chile y Argentina y de la total ignorancia de lo que pas¨® en Espa?a. Nadie conoce a esas 19 j¨®venes del pueblecito sevillano de Guillena que fueron asesinadas en el verano de 1936 o a Amparo Baray¨®n, mujer del escritor Ram¨®n J. Sender, que antes de ser fusilada le enviaba una nota a su marido dici¨¦ndole que hab¨ªan hecho desaparecer a su hija Andre¨ªna.
En cambio, para los vencedores de la Guerra Civil, las mujeres fueron un pilar importante de su nuevo r¨¦gimen dictatorial. Enfocaron en ellas toda su ideolog¨ªa y las convirtieron en su arma m¨¢s importante para educar a futuras generaciones, para conseguir que las familias fueran el n¨²cleo de la sociedad en donde "los valores del franquismo" se mantuviesen y proliferasen.
Y, por supuesto, con el entusiasmo de la jerarqu¨ªa cat¨®lica. No olvidemos que la mayor¨ªa de las hacinadas y cochambrosas c¨¢rceles fueron administradas y custodiadas por ¨®rdenes religiosas femeninas.
La influencia que las mujeres lograron para reproducir la represi¨®n moral y pol¨ªtica fue una de las m¨¢s ¨²tiles armas del r¨¦gimen franquista. Abnegadas, calladas y obedientes, las mujeres del franquismo renunciaron, quiz¨¢s sin saberlo, a vivir su propia vida, para servir a los intereses del poder establecido.
En cuanto a las republicanas, por el hecho de haber perdido una guerra se convirtieron en seres inferiores, en lo que el historiador Ricard Vinyes denomina la "degeneraci¨®n social del disidente". "Al fin y al cabo", a?ade Vinyes, "desproveer al enemigo de condici¨®n humana ha sido un requerimiento previo a su aniquilaci¨®n".
Y si hay que recordar a alg¨²n experto en humillar y aniquilar a estas mujeres fue el comandante-psiquiatra Vallejo N¨¢jera, que no dudaba en definirlas como "d¨¦biles mentales". Director del Gabinete de Investigaciones Sociol¨®gicas, nombrado directamente por Franco, teoriz¨® hasta la saciedad sobre la inferioridad mental de la mujer-disidente.
En sus experimentos en la c¨¢rcel de M¨¢laga, agrupaba a las presas por categor¨ªas de peligrosidad, considerando "las m¨¢s degeneradas" a las que eran marxistas y catalanas.
En medio de tanto odio, la Fiscal¨ªa del Estado se alarmaba del aumento espectacular de suicidios: un 71,3% m¨¢s que en el a?o 1932. Fue lo que acab¨® haciendo la licenciada en Ciencias Matilde Landa, detenida y trasladada a la c¨¢rcel de Ventas de Madrid en 1939, condenada a muerte e indultada gracias a las numerosas gestiones de sus familiares. Pas¨® 30 a?os en prisi¨®n antes de quitarse la vida.
De las presas de la c¨¢rcel de M¨¢laga, Vallejo N¨¢jera afirmaba que hab¨ªan actuado "empujadas por el resentimiento y el fracaso social que en las mujeres era m¨¢s notorio dada su perversi¨®n moral y sexual". Se las machac¨® de forma especial no solo por sus ideas pol¨ªticas, sino por el hecho de ser mujeres. La virilidad de los vencedores se conform¨® como un elemento esencial. De ah¨ª que la principal forma de represi¨®n fue la violaci¨®n.
Como afirmaba la madrile?a Juana Do?a, militante del Partido Comunista condenada a muerte, "se violaba en las comisar¨ªas, en los centros de Falange, en las c¨¢rceles, en los domicilios requisados", hasta el punto de que incluso en los informes de la Fiscal¨ªa se habl¨® del alarmante ingreso en prisi¨®n de mujeres por el hecho de haber abortado, a?adiendo siempre la coletilla ideol¨®gica: "La mujer ahora prefiere la muerte a la maternidad".
Esta violencia fue impulsada desde el poder. Solo hay que recordar las arengas del general Queipo de Llano: "Nuestros valientes legionarios han ense?ado a los cobardes de los rojos lo que significa ser hombre. Y de paso tambi¨¦n a sus mujeres. Esas comunistas y anarquistas se lo merecen. No se van a librar por mucho que forcejeen".
Muchas de ellas ya han fallecido, pocas siguen entre nosotros, pero los que s¨ª est¨¢n y deber¨ªan conocer a fondo lo que pas¨® son sus nietos y bisnietos. Mientras que no se explique a los j¨®venes qui¨¦nes fueron y qu¨¦ hicieron estas mujeres, no podremos dar por superada una etapa de nuestra historia. Lo m¨¢s triste es que personas como Cospedal, que han tenido la oportunidad de leer e informarse, no lo hayan hecho.
Merc¨¨ Rivas Torres es periodista, autora de Los sue?os de Nassim y Vidas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- Junta Andaluc¨ªa
- VIII Legislatura Andaluc¨ªa
- Ley Memoria Hist¨®rica
- Discriminaci¨®n sexual
- Parlamentos auton¨®micos
- Comunidades aut¨®nomas
- Gobierno auton¨®mico
- Discriminaci¨®n
- Mujeres
- Legislaci¨®n espa?ola
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Andaluc¨ªa
- Prejuicios
- Parlamento
- Problemas sociales
- Espa?a
- Legislaci¨®n
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica
- Justicia
- Sociedad