35 a?os de la noche m¨¢s larga

"Lucho por limpiar el nombre de mi hermano. Por escribir la palabra asesinado donde ahora dice asesino", explica Flor Baena, hermana del vigu¨¦s Xos¨¦ Humberto, uno de los ¨²ltimos cinco fusilados del franquismo. Ayer se cumplieron 35 a?os de su ejecuci¨®n, diez m¨¢s de los que ten¨ªa Baena cuando fue fusilado junto a Ram¨®n Garc¨ªa Sanz, y Jos¨¦ Luis S¨¢nchez Bravo, miembros, como ¨¦l, del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), y ?ngel Otaegui y Juan Paredes, Txiki, de ETA. El papa Pablo VI solicit¨® hasta tres veces a Franco que cancelara las ejecuciones, la ¨²ltima, la noche anterior, pero el dictador hab¨ªa pedido que no se le molestara, y nadie le desobedeci¨®. Franco se fue as¨ª como hab¨ªa llegado: fusilando. Muri¨® menos de dos meses despu¨¦s.

Un observador internacional tach¨® el juicio a Baena de "farsa siniestra"

"Mi hermano era inocente, no apoyaba la lucha armada", dice Flor Baena

Baena, Garc¨ªa Sanz y S¨¢nchez Bravo fueron condenados a muerte por el asesinato de un polic¨ªa y un guardia civil en un consejo de guerra sumar¨ªsimo que aplicaba de forma retroactiva la ley antiterrorista de agosto de ese a?o. La mujer de S¨¢nchez Bravo estaba embarazada de una ni?a a la que puso de nombre Luisa Humberta Ramona, en recuerdo de los tres fusilados. "El juicio fue una farsa absoluta", recuerda Gerardo Viada, abogado de Garc¨ªa Sanz. "No ten¨ªan ni una sola prueba. Y a los abogados nos echaron de la sala. A m¨ª me sac¨® un polic¨ªa militar a punta de metralleta". Christian Grobet, un observador de la Liga Internacional para la Defensa de los Derechos Humanos que se col¨® en el juicio, calific¨® el proceso de "simulacro" y "farsa siniestra".

La familia de Baena lleva 35 a?os luchando por anular su condena. Su padre y su madre lo intentaron hasta que murieron. Desde el a?o 2000, contin¨²a su hermana Flor. "Al llegar la democracia, mi padre llev¨® a Madrid la carta que le hab¨ªa escrito una testigo que dec¨ªa que mi hermano no era el asesino. Al ver su foto en televisi¨®n, se dio cuenta de que estaban acusando a uno que no era y fue a la jefatura de polic¨ªa. La primera vez no quisieron atenderla, la segunda la metieron en un despacho, un polic¨ªa sac¨® su pistola, se puso a jugar con ella, y le dijo: 'se?ora, olv¨ªdese. Todos est¨¢n en el mismo saco'. Ella se sent¨ªa culpable. Mi padre tambi¨¦n llevaba a dos testigos que pod¨ªan demostrar que mi hermano estaba aquel d¨ªa en Portugal, pero le dijeron que no hab¨ªa nada que hacer".

Fernando Baena ni siquiera pudo enterrar a su hijo. Le dijeron que el coche f¨²nebre llegar¨ªa a las 12 y lo enterraron a las ocho. "Mi padre dec¨ªa que le ten¨ªan miedo hasta muerto. Aquello lo destroz¨®".

En mayo de 2004, el Tribunal Constitucional rechaz¨® el recurso interpuesto por la madre de Baena. "De forma tr¨¢gicamente incontestable" , aseguraban los magistrados, no pod¨ªan intervenir en el caso, puesto que la sentencia se produjo cuando a¨²n no hab¨ªa Constituci¨®n. En 2005, el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo les dio una contestaci¨®n similar: en el momento en que ocurrieron las ejecuciones que inspiraron a Luis Eduardo Aute la canci¨®n Al alba, Espa?a no hab¨ªa firmado el convenio de Derechos Humanos. Flor Baena ha acudido tambi¨¦n a la Comisi¨®n de Derechos Humanos de la ONU, y piensa sumarse a la querella interpuesta en Argentina contra los cr¨ªmenes del franquismo, su ¨²ltimo cartucho. Tambi¨¦n le ha escrito al presidente Zapatero.

"No quiero dinero, ni que me indemnicen, quiero que se reconozca p¨²blicamente que a mi hermano lo mataron y era inocente. No apoyaba la lucha armada". De esto dan fe en el documental Septiembre del 75, recientemente galardonado en la Seminci, varios ex compa?eros de Baena en el FRAP.

La pel¨ªcula muestra las manifestaciones en Par¨ªs, Londres, Roma, Lisboa y Amsterdam al grito de "?Franco asesino!", que sucedieron a las ejecuciones, y que el dictador calific¨® en su ¨²ltima aparici¨®n en p¨²blico, el 1 de octubre de 1975, de "conspiraci¨®n mas¨®nica izquierdista". Tambi¨¦n el testimonio de Victoria S¨¢nchez Bravo, que recuerda c¨®mo los miembros del pelot¨®n de fusilamiento que se hab¨ªan presentado voluntarios para ejecutar las sentencias de muerte celebraron delante de ella que acababan de matar a su hermano.