Obama busca la movilizaci¨®n popular para evitar un descalabro electoral
Hoy se anuncia el relevo de jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Rahm Emanuel
Solo una peque?a porci¨®n del entusiasmo que llev¨® a la elecci¨®n de Barack Obama en 2008 podr¨ªa ser suficiente para evitar el 2 de noviembre el descalabro que las encuestas vaticinan para los dem¨®cratas. Por eso el presidente se ha embarcado en la dif¨ªcil misi¨®n de movilizar a las bases progresistas del pa¨ªs contra el supuesto peligro que representa la mayor¨ªa ultraconservadora que se avecina.
Obama puede no ser la estrella rutilante que era hace dos a?os -su popularidad ronda el 45%-, pero sigue siendo la mejor baza que tienen los dem¨®cratas y la ¨²nica esperanza real con vistas a las elecciones legislativas. Algunos candidatos, afectados por circunstancias locales, marcan distancias con el presidente y sus logros de estos dos primeros a?os. Pero el Partido Dem¨®crata, como conjunto, no tiene mejor carta que ofrecer al electorado.
Los republicanos sacan diez puntos en intenci¨®n de voto a los dem¨®cratas
Obama se reuni¨® ayer precisamente con los dirigentes dem¨®cratas del Congreso para analizar esta situaci¨®n. La presidenta de la C¨¢mara de Representantes, Nancy Pelosi, ha sido exitosamente convertida por la oposici¨®n en el s¨ªmbolo abominable de un ¨®rgano desprestigiado. El l¨ªder dem¨®crata en el Senado, Harry Reid, bastante tiene con salvar su propia cabeza en Nevada frente a uno de los aguerridos novatos del Tea Party.
Los republicanos siguen superando a los dem¨®cratas en cerca de 10 puntos en cuanto a las intenciones de voto para noviembre, pero la cifra se ha estancado desde hace d¨ªas. Los dem¨®cratas, con Obama a la cabeza, muestran incipientes s¨ªntomas de reacci¨®n. El pr¨®ximo s¨¢bado, una convocatoria de organizaciones sindicales y de derechos humanos vinculadas a la izquierda espera reunir a miles de personas en Washington en apoyo a la gesti¨®n de Obama.
El presidente sigue siendo el mejor estandarte para recuperar, por ejemplo, el voto de los j¨®venes, uno de los sectores decisivos para la victoria de 2008. El acto de m¨¢s relevancia de esta semana -ya plenamente en campa?a- fue un discurso de Obama en el campus de la Universidad de Wisconsin en Madison en el que, por una noche, dio la impresi¨®n de que no hab¨ªan pasado los a?os.
En Iowa, Nuevo M¨¦xico y Virginia, Obama ha conversado con electores preocupados por la econom¨ªa, ha tratado de recordar las ventajas de su ley sanitaria -la semana pasada entr¨® en vigor la norma que impide a las compa?¨ªas de seguros rechazar a clientes por razones m¨¦dicas preexistentes- y ha intentando rebatir los mitos puestos en circulaci¨®n por los republicanos. "Recortar el gasto p¨²blico significa recortar de nuestra educaci¨®n, nuestra sanidad y nuestra defensa. La ayuda internacional solo representa un 1% del presupuesto", explic¨® a un hombre que cre¨ªa que EE UU derrocha su dinero en el extranjero. En ocasiones, Obama se ha cruzado con electores ansiosos de una recuperaci¨®n econ¨®mica que les permita recuperar su empleo o decepcionados con el cambio que el presidente ha tra¨ªdo hasta ahora. A los primeros, solo ha podido pedirles paciencia y comprensi¨®n. "Algunos de los puestos de trabajo perdidos en la industria manufacturera jam¨¢s se recuperar¨¢n", admiti¨® en Des Moines. A los segundos, les reclama m¨¢s confianza. "Francamente, se?or presidente, estoy cansado de defenderlo", le dijo una mujer negra en Washington.
Obama continuar¨¢ con grandes m¨ªtines y peque?os encuentros -a veces, en casas particulares- en las pr¨®ximas semanas. Nevada, Pensilvania y Ohio ser¨¢n algunos de sus destinos. "Quiero escucharles a ustedes al menos tanto como ustedes me escuchan a m¨ª", dijo el presidente el mi¨¦rcoles en Virginia.
?Ser¨¢ esto suficiente para revertir las encuestas? Probablemente no. Parece s¨®lidamente asentado en el pa¨ªs un estado de ¨¢nimo popular que conduce a castigar al Gobierno y dar m¨¢s espacio a la oposici¨®n a partir de noviembre. As¨ª lo indican no solo las encuestas, sino el hecho de que los republicanos est¨¢n recibiendo m¨¢s contribuciones, tanto de empresas como de particulares, para su campa?a electoral.
Lo que est¨¢ en juego ahora, por tanto, no es el resultado electoral sino el margen de la victoria republicana y sus repercusiones. El presidente se juega su reelecci¨®n en la interpretaci¨®n que haga de los resultados electorales y la reacci¨®n que decida. Ya se han anunciado en d¨ªas anteriores algunos cambios que anticipan un giro apreciable en la pol¨ªtica econ¨®mica. Es posible que hoy mismo se confirme otro de mayor impacto a¨²n, el del jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Rahm Emanuel.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.