Privado
Llevamos toda la vida equivoc¨¢ndonos de puerta en bares y restaurantes. Cuando emprendemos la b¨²squeda del W.C. (seamos finos), la estad¨ªstica oficial del CIS dice que un 33,33% de las veces nos metemos por la puerta equivocada y nos damos de narices con un cocinero. En esa puerta hab¨ªa un cartel que dec¨ªa "privado" y no nos hab¨ªamos dado cuenta. En realidad, "privado" es la forma educada de decir "prohibido". Un ruido de sables alrededor de la Televisi¨®n de Galicia parece anunciar que a partir de ahora lo privado ser¨¢ obligatorio. Los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos est¨¢n qued¨¢ndose obsoletos y la soluci¨®n pasa por la privatizaci¨®n, por dejar en manos de productoras la gesti¨®n y explotaci¨®n de todo el entramado audiovisual que tanto dinero ha costado a las Administraciones p¨²blicas. Los tiempos adelantan que es una barbaridad.
Un ruido de sables parece anunciar que lo privado ser¨¢ obligatorio
La propuesta de privatizaci¨®n que estudia el Gobierno de Feij¨®o excluye los servicios informativos, que seguir¨ªan siendo p¨²blicos. Se pretende as¨ª garantizar la independencia de la informaci¨®n pero resulta que aqu¨ª el modelo de la BBC, un medio p¨²blico totalmente independiente de los resultados electorales, es una utop¨ªa. El sutil goteo de informaci¨®n que favorece al partido en el Gobierno s¨®lo lo puede parar un cambio de Gobierno para que empiece el sutil goteo de informaci¨®n que favorezca al nuevo Gobierno. As¨ª, per saecula saeculorum, la parte contratante de la primera parte ser¨¢ la parte contratante de la segunda parte y la televisi¨®n privada con fondos p¨²blicos pronto llegar¨¢: yo te cantar¨¦ y t¨² me ver¨¢s.
No hay que confundir privatizaci¨®n con privatizaje. Una cosa es que una empresa privada compre una empresa p¨²blica y otra es el desenfreno y el desorden de los apetitos m¨¢s bajos de las Administraciones entreg¨¢ndose, locas de su cuerpo, a la org¨ªa del reparto y el desmantelamiento. La sanidad, la educaci¨®n y los medios de comunicaci¨®n sufren en sus carnes esta trata de blancas a la que se entrega la cosa p¨²blica porque se est¨¢ quedando sin blanca. Tanta pornograf¨ªa, digna de la revista Private, est¨¢ corrompiendo moralmente los servicios tradicionalmente protegidos por el estado. Estos servicios ya no son menores de edad, as¨ª que tienen todo el benepl¨¢cito p¨²blico para relamerse y acariciarse obscenamente a la espera de que lo privado penetre lujuriosamente en sus entra?as. Y esto es pornogr¨¢fico porque se nos permite mirar desde todos los ¨¢ngulos y con todo detalle. La nacionalizaci¨®n, tan pacata ella, se retira haci¨¦ndose cruces ante lo que ven sus ojos. La puerta en la que pone "privado" tiene una cerradura con un ojo del tama?o de una televisi¨®n de plasma de las grandes. El acto, como en el Bagdad de Barcelona, se realiza a la vista de todos. El Papa, que tantas cosas ve porque tiene el Ojo de Dios encima de su tiara, llegar¨¢ en plena faena pero no se va a escandalizar porque, al fin y al cabo, ¨¦l tambi¨¦n es la cabeza visible de una enorme empresa privada que, adem¨¢s, se introduce por la puerta de atr¨¢s en la privacidad de sus clientes. No as¨ª en la de sus empleados, bien protegidos y ampliamente perdonados por sus peque?os deslices l¨²bricos con los m¨¢s desprotegidos de los primeros. La jodienda no tiene enmienda.
Bastante nos han privado de nuestra privacidad y ahora la privatizaci¨®n se priva por privarnos de derechos elementales como la sanidad, la educaci¨®n y, un poco m¨¢s atr¨¢s, la informaci¨®n como servicio p¨²blico. La teor¨ªa es que un medio privado puede hacer de su capa un sayo. Aunque siga habiendo sutiles diferencias entre la informaci¨®n veraz y el sensacionalismo, el medio privado no tiene por qu¨¦ contribuir a la cultura de un pueblo. No as¨ª una televisi¨®n p¨²blica, que est¨¢ obligada no s¨®lo a dar informaci¨®n de actualidad sino tambi¨¦n a servir de altavoz de manifestaciones culturales de todo tipo (libros, cine, m¨²sica, pintura...) y eso dejando al margen la defensa del idioma para no dar alas al resbaladizo rosadiezismo de dos pesetas.
Feij¨®o ha entrado por la puerta donde pone "privado" en el bar, entonando aquella vieja canci¨®n de Ramonc¨ªn: "...lo que me pasa es que estoy loco por privar".
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