La conspiraci¨®n del cannabis
El 2 de noviembre los californianos votar¨¢n la Proposici¨®n 19 para decidir si legalizan o no la producci¨®n, venta y consumo de marihuana. Si la iniciativa es aprobada, cambiar¨¢ el eje del debate sobre la prohibici¨®n de drogas en el mundo y ofrecer¨¢ a muchos pa¨ªses, entre ellos se?aladamente M¨¦xico, una salida a la violencia, hasta ahora est¨¦ril, de la guerra contra las drogas.
Para M¨¦xico, los costos de esta guerra han llegado a niveles muy altos: m¨¢s de 28.000 muertos, desde fines del 2006, 10.000 millones de d¨®lares anuales en seguridad, da?o a la imagen internacional de M¨¦xico, crecientes casos de violaci¨®n de derechos humanos por las fuerzas de seguridad y del Ej¨¦rcito. Y la criminalidad, lejos de descender, crece en cantidad y en brutalidad.
Creemos que M¨¦xico debe legalizar la marihuana y tambi¨¦n las dem¨¢s drogas
Desde hace tiempo creemos que M¨¦xico debe legalizar la marihuana y tambi¨¦n las dem¨¢s drogas, estableciendo regulaciones distintas seg¨²n los riesgos m¨¦dicos y sociales de cada una de sus variedades. La discusi¨®n ha naufragado hasta ahora porque apenas tiene sentido hacerlo si no incluye a Estados Unidos, l¨ªder del consenso prohibicionista mundial y exigente vecino en la materia. El problema de drogas de M¨¦xico y el de Estados Unidos son caras de la misma moneda: lo que nuestro pa¨ªs consume y trafica, es lo que consumen y distribuyen los estadounidenses. Por tanto, el debate sobre la legalizaci¨®n no puede ser sino tambi¨¦n binacional. La Proposici¨®n 19 abre un espacio in¨¦dito en ese camino.
California es dominante en la relaci¨®n de los dos pa¨ªses, no solo porque es el Estado m¨¢s grande de la Uni¨®n americana, sino porque es el de mayor integraci¨®n econ¨®mica y humana con M¨¦xico. Nuestro comercio es enorme, un gran n¨²mero de californianos son mexicanos o de origen mexicano, y una gran parte de los visitantes estadounidenses a M¨¦xico provienen de California. La aprobaci¨®n de la Proposici¨®n 19 establecer¨ªa un antes y un despu¨¦s del debate, del problema, y de la soluci¨®n. Si California legaliza la marihuana al norte de la frontera, ?podr¨ªa M¨¦xico seguir cazando capos y decomisando cargamentos de marihuana en el sur?
La posibilidad de que California legalice la marihuana coincide con el debate, cada vez m¨¢s vivo, sobre la legalizaci¨®n en M¨¦xico. Este verano, nuestra revista, Nexos, pregunt¨® a seis de los principales contendientes por la presidencia si M¨¦xico debiera legalizar algunas drogas, de hacerlo primero California. Con distintos matices, cuatro de ellos dijeron que s¨ª. A principios de agosto, en un foro p¨²blico encabezado por el presidente Felipe Calder¨®n, uno de los firmantes de este art¨ªculo hizo la pregunta de si no hab¨ªa llegado la hora de abrir en serio esa discusi¨®n. La respuesta de Calder¨®n fue sorprendentemente abierta y alentadora: "Es un debate fundamental", dijo. "Se tienen que analizar con cuidado los pros y los contras, y los argumentos de ambos lados".
Un n¨²mero cada vez mayor de mexicanos distinguidos apoyan alguna forma de legalizaci¨®n de drogas. Los ex presidentes Ernesto Zedillo y Vicente Fox, los novelistas Carlos Fuentes y ?ngeles Mastretta, el premio Nobel en Qu¨ªmica Mario Molina, y el actorGael Garc¨ªa Bernal, entre otros, as¨ª lo han expresado. Las encuestas muestran que cada vez m¨¢s mexicanos est¨¢n dispuestos a contemplar la legalizaci¨®n como una opci¨®n.
Durante los ¨²ltimos meses, para promover la discusi¨®n de un libro sobre el futuro deseable para M¨¦xico, los autores de este art¨ªculo hemos visitado m¨¢s de 25 ciudades en los 32 Estados de la Rep¨²blica, y sostenido debates con estudiantes, empresarios, maestros, pol¨ªticos locales y periodistas. Podemos dar fe de un cambio sustancial en las actitudes p¨²blicas hacia el tema. No estamos ya en el M¨¦xico conservador, cat¨®lico, introvertido de nuestros padres. Cada vez que sometemos a votaci¨®n la idea de legalizar las drogas, en auditorios repletos de estudiantes y maestros, la respuesta casi siempre ha sido abrumadoramente favorable, por lo menos a la descriminalizaci¨®n de la marihuana.
En su n¨²mero de octubre pr¨®ximo, de inminente circulaci¨®n, la revista Nexos tomar¨¢ una posici¨®n expresa a favor de la legalizaci¨®n de las drogas, apoyada en un amplio y minucioso informe sobre el estado de la discusi¨®n mundial, de cara al ostensible fracaso del consenso punitivo, prohibicionista. El problema de M¨¦xico es, para empezar, un problema de salud p¨²blica, como en todos los pa¨ªses. La prohibici¨®n impide una pol¨ªtica integral de salud sobre las drogas porque niega la realidad: es imposible pensar un mundo sin drogas, podemos pensar solo un mundo capaz de controlar su uso libre y razonable.
Pero el problema de M¨¦xico es tambi¨¦n, con especial urgencia, un problema de seguridad; la prohibici¨®n lo origina, al partir de la persecuci¨®n del narcotr¨¢fico. Otorga rentas demasiado altas al crimen. Para pa¨ªses como M¨¦xico, el reto de seguridad ciertamente nace en la debilidad institucional de su Estado de derecho. Pero se dispara al cielo por las rentas que los narcotraficantes obtienen del mercado ilegal. Son esas rentas las que permiten al crimen organizado corromper, reclutar y armarse desmesuradamente.
La Oficina para la Pol¨ªtica Nacional de Control de Drogas de la Casa Blanca dice que el 60% del ingreso de los carteles mexicanos proviene de la marihuana. Aunque algunos cuestionan esta cifra y la calculan m¨¢s baja, el cannabis sin duda es un elemento crucial del negocio mexicano, y la legalizaci¨®n har¨ªa desaparecer una parte significativa del negocio ilegal.
"La prohibici¨®n", dice el editorial de Nexos a publicarse en octubre, "es lo que hace que un kilo de marihuana en M¨¦xico valga 80 d¨®lares mientras ese mismo kilo vale 2.000 d¨®lares en California; que un kilo de coca¨ªna valga en una ciudad fronteriza mexicana 12.500 y 26.500 en la vecina ciudad estadounidense; que un kilo de hero¨ªna valga en M¨¦xico 35.000 d¨®lares y 71.000 en Estados Unidos. Terminar la prohibici¨®n, legalizar las drogas, es un camino cierto a la reducci¨®n de las rentas exuberantes del tr¨¢fico y a la reducci¨®n, por tanto, del poder criminal de los narcotraficantes".
La legalizaci¨®n de la marihuana liberar¨ªa recursos tanto humanos como financieros para que el Gobierno mexicano controle y persiga otros cr¨ªmenes que, atribuidos a narcotraficantes, son los que realmente echan a perder la vida cotidiana de m¨¢s mexicanos: el secuestro, la extorsi¨®n, el robo de autos y casas, el robo en carreteras, y las balaceras en las calles que dejan cada vez m¨¢s heridos y muertos inocentes. Liberado de las exigencias de la guerra contra las drogas, M¨¦xico podr¨ªa regresar a enfocar sus energ¨ªas a reducir el crimen violento.
En teor¨ªa, los argumentos en favor de la legalizaci¨®n de la marihuana se pueden aplicar a todas las drogas. Creemos que estos beneficios tambi¨¦n se aplicar¨ªan a la coca¨ªna en polvo (la cual no se produce en M¨¦xico, pero se env¨ªa del resto de Am¨¦rica Latina a Estados Unidos a trav¨¦s de nuestro territorio), hero¨ªna (producida con amapola cosechada en las monta?as de Sinaloa, Chihuahua y Durango) y metaanfetaminas (hechas localmente con seudoefedrina importada de China).
Pero siendo realistas, debemos pensar en cambios graduales. Parece m¨¢s inteligente y m¨¢s viable ir paso a paso hacia una legalizaci¨®n amplia, empezando por la marihuana, hasta en alg¨²n momento llegar a la hero¨ªna (un comercio menor en M¨¦xico, y manejable desde el Estado), lidiando m¨¢s adelante, cuando Washington y otros est¨¦n listos, con la coca¨ªna y las drogas sint¨¦ticas.
Por ahora nos conformamos con la votaci¨®n en California. Si nuestros vecinos del norte deciden aprobar la Proposici¨®n 19, nuestro Gobierno tendr¨¢ dos opciones: avanzar de manera unilateral con la legalizaci¨®n -con California pero sin Washington- o esperar, aprovechando la medida californiana para hacer un fuerte lobby frente al Gobierno de Estados Unidos y lograr un cambio m¨¢s amplio en la pol¨ªtica de drogas. En cualquiera de los dos casos, la aprobaci¨®n de la iniciativa reforzar¨¢ la autoridad moral del presidente Calder¨®n para presionar al presidente Obama.
Nuestro presidente le podr¨¢ decir al de Estados Unidos: "Hemos pagado un costo enorme por una guerra que la mayor¨ªa de los habitantes de su Estado m¨¢s poblado y vanguardista rechazan. ?Por qu¨¦ no trabajamos juntos, pa¨ªses productores y consumidores por igual, y elaboramos una ruta que nos aleje del equivalente de la prohibici¨®n de alcohol, antes de que nos arrepintamos por nuestra cortedad de miras?".
H¨¦ctor Aguilar Cam¨ªn es escritor mexicano. Jorge G. Casta?eda, ex canciller mexicano, es profesor de la Universidad de Nueva York y de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico.
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