Que siempre gane Zapatero aunque no se presente
Test de oportunidad. A Tom¨¢s G¨®mez le gusta estos d¨ªas realizar, a modo de juego, un cuestionario a amigos y conocidos de la pol¨ªtica que le interrogan sobre qu¨¦ le suceder¨¢ a Zapatero tras el resultado del domingo. Pone sobre una cuartilla las cuatro hip¨®tesis de futuro y alcanza, r¨¢pido y sin discusi¨®n, la conclusi¨®n que cree m¨¢s conveniente para ambos. Los escenarios son: que gane Trinidad Jim¨¦nez las primarias pero no las auton¨®micas frente a Esperanza Aguirre (PP); o que gane ambas; y que gane G¨®mez las primarias pero no las regionales; o que gane ambas. El juego consiste en puntuar cu¨¢l es la mejor opci¨®n de futuro para Zapatero.
Para G¨®mez no hay duda posible. Lo mejor para Zapatero es que gane ¨¦l las dos citas. Y lo teoriza. Se le puede llevar la contraria, naturalmente. Pero ¨¦l sostiene que su triunfo frente a los elementos internos ser¨ªa mim¨¦tico al que Zapatero obtuvo en 2000 frente a Jos¨¦ Bono, como le espet¨® a la cara al propio presidente del Gobierno en su encuentro del pasado 7 de agosto en La Moncloa. As¨ª, defiende que si el pr¨®ximo 22 de mayo ¨¦l lograse apartar a Aguirre de la presidencia de la Comunidad de Madrid, Zapatero podr¨ªa presentar ese logro como propio, en unos comicios adem¨¢s en los que no le aguardan precisamente buenos resultados.
Si Tom¨¢s G¨®mez pierde, no entregar¨¢ el cargo. Tendr¨¢n que cobr¨¢rselo. Y probablemente lo har¨¢n
Claro que se pueden argumentar otras tesis. Por ejemplo, que esos m¨¦ritos tambi¨¦n se los podr¨ªa arrogar la otra candidata, la preferida de Zapatero, Trinidad Jim¨¦nez. Y tambi¨¦n que si G¨®mez venciese a Jim¨¦nez y a Esperanza Aguirre se convertir¨ªa ipso facto en un aut¨¦ntico problema interno para el l¨ªder socialista, pues ser¨ªa entronizado como el bar¨®n auton¨®mico m¨¢s importante del partido, con una comunidad de enorme poder¨ªo econ¨®mico y de cargos, y una proyecci¨®n medi¨¢tica sin igual. Especialmente para los medios de la derecha, que tanto han tonteado con G¨®mez estas semanas "como el primer dirigente que dijo no a Zapatero", y que avivar¨ªan a¨²n m¨¢s el fil¨®n de las presumibles diferencias con tal de poder desgastar al presidente. G¨®mez, por todas estas razones, ha modulado algo su discurso y sus mensajes internos. Ahora es m¨¢s de Zapatero que el propio Zapatero. Su candidato para relevar a Zapatero no es otro que Zapatero. Y es el primero que denuncia los movimientos especulativos de otros, ahora en el entorno pol¨ªtico m¨¢s cercano al presidente (es decir, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba y Jos¨¦ Blanco), para situarse ante el postzapaterismo, que ¨¦l denigra, rechaza y asegura que jam¨¢s alimentar¨ªa.
Es tarea casi imposible imaginar siquiera alg¨²n resquicio de duda en Trinidad Jim¨¦nez sobre Zapatero. Mejor dejarlo. En p¨²blico todo son alabanzas. En privado es peor. Lo concibe como una misi¨®n. Lo que le pida lo har¨¢, como ha hecho siempre. Y ser¨¢ as¨ª pase lo que pase. Le entra la risa floja al justificar que en este caso no hizo ni falta que le reclamase dar el paso adelante. Fue por convicci¨®n casi inductiva. Pas¨® algo muy parecido en un avi¨®n hace cuatro a?os cuando Miguel Sebasti¨¢n se ofreci¨® a inmolarse frente a Alberto Ruiz Gallard¨®n. Luego, tras el revolc¨®n, fue recolocado. Pero Jim¨¦nez ha hecho otra apuesta. Ya demostr¨® hace ocho a?os, cuando perdi¨® frente a Gallard¨®n, que es capaz de quedarse y trabajarse la oposici¨®n hasta ser llamada por Zapatero para el Gobierno. Ahora har¨ªa lo mismo. Aunque su derrota tambi¨¦n perjudicar¨ªa a Blanco y Rubalcaba, ese gran aparato federal sobre el que el propio padre de Jim¨¦nez ironiza si no es capaz siquiera de vencer en unas primarias.
G¨®mez, eso s¨ª, no quiere precisar mucho sobre c¨®mo se comportar¨ªa si pierde hoy. Si su estela se apaga esta noche. C¨®mo ser¨ªa su relaci¨®n con Zapatero si le pillan el ¨®rdago. Lo l¨®gico y normal ser¨ªa que renunciase a todo y se marchase, que retomase su c¨¢tedra sobre gesti¨®n sanitaria. Pero G¨®mez tiene sus compromisos grabados a fuego. Internos, con su equipo. Y con su apuesta pol¨ªtica: frenar el poder de Jos¨¦ Blanco. No quiere entregar el PSM a Blanco y los suyos. Es decir, al aparato federal. No quiere que su rebeld¨ªa la encarne en el futuro Antonio Hernando. No habla siquiera de Jim¨¦nez. No entregar¨¢ el cargo. Tendr¨¢n que cobr¨¢rselo. Y probablemente lo har¨¢n. Pero a Jim¨¦nez, a la que efectivamente le gustar¨ªa disponer del control del partido si gana para dirigir su campa?a frente a Aguirre, tampoco le apetece que la mangoneen. Nadie. Y lo repite varias veces, por si su imagen llama a enga?o: "Yo tambi¨¦n puedo ser muy dura".
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