Hostigar al criminal escondido

El Cuerpo Nacional de Nacional ha decidido aprovechar el oto?o para poner coto a una tendencia delictiva que viene preocupando en los ¨²ltimos meses: el asentamiento de ciudadanos irlandeses vinculados a grupos mafiosos en los t¨¦rminos de Torremolinos y Benalm¨¢dena. Para atajarlo, realizar¨¢n una serie de controles e identificaciones con las que buscan hostigarles y conocer mejor las zonas y personas que frecuentan.

Sigue siendo un misterio la raz¨®n por la que a los maleantes les encanta refugiarse o delinquir desde la Costa del Sol. S¨ª se conocen, sin embargo, dos de los elementos que les garantizan el anonimato: la gran afluencia de turistas en temporada alta y un conjunto de intrincadas urbanizaciones en las que nadie conoce a nadie. Los d¨ªas en los que los hoteles y apartamentos se vac¨ªan son perfectos para separar el grano de la paja. "A ning¨²n delincuente le gusta que le paren dos veces, comienza a preguntarse las razones y termina desplaz¨¢ndose", explica el comisario de Torremolinos, Jes¨²s Vicente ?lvarez.

El sospechoso del asesinato de un turista irland¨¦s era un pr¨®fugo

El mando, que tom¨® las riendas de la comisar¨ªa en mayo, se ha enfrentado en los ¨²ltimos meses a varios sucesos violentos protagonizados por ciudadanos del Reino Unido. "Tambi¨¦n son muchas las personas de origen brit¨¢nico que residen en la Costa del Sol", justifica. Uno de cada cuatro extranjeros empadronados en la provincia malague?a son de Reino Unido, seg¨²n datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica de enero de 2009.

El suceso con mayor repercusi¨®n ocurri¨® la madrugada del 28 de julio. El turista irland¨¦s John O?Neill, de 40 a?os, muri¨® tiroteado a 50 metros de un pub de Benalm¨¢dena tras una discusi¨®n por el uso del ba?o. El supuesto asesino, todav¨ªa huido, era un delincuente buscado por la justicia brit¨¢nica. "No ten¨ªa una orden internacional de detenci¨®n, por lo que era dif¨ªcil adivinar que estaba reclamado", explica el comisario. "Eso tambi¨¦n nos puede pasar a nosotros", a?ade de forma inmediata, "hay ocasiones en las que no se sospecha que un delincuente local vaya a cruzar una frontera y a instalarse en otro pa¨ªs".

La muerte de John O?Neill tuvo una gran repercusi¨®n en la prensa irlandesa. La v¨ªctima era un yesero en paro que hab¨ªa ahorrado con esfuerzo para llevar a toda su familia a pasar unos d¨ªas a la Costa del Sol. Su supuesto asesino tuvo la sangre fr¨ªa de abandonar el bar en el que discutieron e ir a por el arma con la que poco despu¨¦s le descerraj¨® varios tiros. Ten¨ªa un buen historial de cr¨ªmenes violentos: cargos de robo y conspiraci¨®n para secuestro en 2006 y una condena de cinco a?os de prisi¨®n por apu?alar a un hombre nueve veces en la espalda en 1995. Seg¨²n el diario Irish Times, la polic¨ªa brit¨¢nica sospechaba que estaba escondido en M¨¢laga desde 2006.

La Costa del Sol es el refugio predilecto de criminales irlandeses, especialmente de los que han ca¨ªdo en desgracia con los barones del narcotr¨¢fico. Entre 2008 y 2009, tres capos que retomaron su carrera delictiva fallecieron en ajustes de cuentas. Tambi¨¦n est¨¢n los delincuentes que vienen a esconderse y terminan trabajando para una banda.

"A la hora de hacer tratos irlandeses e ingleses no se mezclan", explica un inspector jefe con una larga experiencia en crimen organizado. Los ajustes de cuentas se suelen gestar en Reino Unido. "Las bandas tienen a su hombre en la Costa del Sol, pero cuando les traiciona mandan un correo para que lo borre del mapa (...) Si se junta con otros y forma una nueva organizaci¨®n, puede intentar vengarse", a?ade.

La muerte, el 21 de abril, de un brit¨¢nico de 32 a?os en su apartamento de Benalm¨¢dena encaja en este esquema. El caso sigue abierto.