D¨ªas de vino y chuches
150 escolares de Primaria de Betanzos aprenden a vendimiar y pisar uva
En un vi?edo de respetables dimensiones, decenas de ni?os de 10 a 12 a?os se afanan en cortar racimos y en transportarlos en pesadas cajas hasta un tractor donde un adulto las estiba. Podr¨ªan parecer las im¨¢genes de uno de esos documentales que denuncian la existencia de trabajo infantil en latitudes lejanas, pero estamos es Betanzos y esto es una experiencia educativa. Entre las vi?as hay profesores y los peque?os recolectores no se comportan precisamente como v¨ªctimas explotadas. Son 150 alumnos de los colegios Vales Villamar¨ªn y Atocha, de 5? y 6? de Primaria que participan en la segunda Vendima Infantil do Vi?o de Betanzos, un proyecto que intenta ponerles en contacto con las labores que en esta zona que fue vitivin¨ªcola y quiere seguir si¨¦ndolo, hicieron hace a?os sus abuelos.
El a?o pasado los alumnos recogieron 1.500 kilos de uva
Los ni?os no quieren dedicarse a la vendimia: "No da dinero"
De hecho, para algunos no es la primera vez que se las ven con los racimos. Marcos, Javier, Sergio y Manuel, que se turnan para acarrear una caja llena, tienen experiencia con las parras familiares, en su casa (Marcos, que es de la parroquia de Ois) o en la de sus abuelos. "Es m¨¢s divertido que ir a clase", confiesa Marcos sus razones -que son las de casi todos- para apuntarse a esta actividad. "Bueno, aqu¨ª te manchas m¨¢s", matiza Javier. "Lo mejor de todo es pisar las uvas, pero s¨®lo lo van a hacer algunos. Yo el a?o pasado en casa de mi abuelo me puse un ba?ador y despu¨¦s me chupaba los pies", se entusiasma Manuel. "En la m¨ªa no pisamos, tenemos m¨¢quina", dice el de Ois. Al fondo de la finca, en un grupo de ni?as que transportan una caja vac¨ªa tambi¨¦n las hay con alguna vendimia familiar en su haber, y tambi¨¦n consideran la actividad una diversi¨®n, aunque mejorable en lo log¨ªstico: "Deber¨ªa haber un grifo, porque las manos se quedan todas pegajosas", dice Irene.
Con grifo o sin ¨¦l, hay entusiasmo. Casi tanto como desorden. "Mirad por las tijeras, que ya encontr¨¦ dos en las cajas", advierte el adulto que est¨¢ ahora en el remolque del tractor. Las tijeras son el grial del vendimiador infantil. En poco m¨¢s de una hora, el periodista recibe dos peticiones de herramienta y una queja de otro al que se le han roto las que ten¨ªa. Pero Fernando Golpe, de Vi?as ?rtabra, el viticultor anfitri¨®n, no tiene queja de este sistema de recolecci¨®n tipo plaga de langosta. "Vendimian bastante bien. El a?o pasado no hubo casi que repasar", dice, aunque matiza -adelant¨¢ndose quiz¨¢ a una posible acusaci¨®n de explotador infantil- que por la tarde tendr¨¢n que venir jornaleros profesionales a darle una vuelta a las vi?as. El a?o pasado, los ni?os apa?aron 1.500 kilos de uva. "Incluso se empe?aban en llevar ellos las cajas cuando quer¨ªas echarles una mano porque los ve¨ªas doblados".
El abuelo Golpe, Benigno, da instrucciones a los chavales y alguna tijera ("Non se cortar, nenos"). "Claro que se les caen muchas uvas de las pi?as, pero hay algunos que lo hacen bien. El a?o pasado hab¨ªa un rapaz de San Pedro que iba de maravilla", juzga profesionalmente. Los aprendices de vendimiadores tendr¨¢n asignaturas pendientes, pero despuntan en otras materias propias del oficio, como el inter¨¦s por la meteorolog¨ªa. "Yo ya lo vi en Meteogalicia". "Pues yo en eltiempoalreves.com", se escucha detr¨¢s de una fila de vi?as a dos chavales cuando empieza a lloviznar.
De todas formas, el gran momento es al mediod¨ªa, en el colegio Atocha, cuando hay que pisar las uvas. Centenares de ni?os se apelotonan para ver y aclamar como h¨¦roes a los compa?eros que, descalzos y remangados, rodean la tinaja de madera a la espera de su turno. "Sientes algo de fr¨ªo", dice Miriam al salir de la cuba y de su primera experiencia con el proceso del vino.
Las razones por las que Fernando Golpe se le ocurri¨® la idea de la Vendima Infantil y se la propuso a las ANPAS de los colegios y al Ayuntamiento es que "¨¦sta era una zona de mucha tradici¨®n vin¨ªcola, y ahora es una actividad residual. S¨®lo estamos siete bodegas acogidas a la denominaci¨®n Vino de la Tierra. Se trata de que tengan conocimiento de esa labor de sus ancestros, lo aprecien y le cojan afici¨®n". Ni a ¨¦l ni a los profesores les pasa por la cabeza que esta actividad pueda conllevar la promoci¨®n del consumo del vino entre los infantes. "Esta es una actividad laboral m¨¢s. Lo que hay que hacer es trabajar con ellos y ense?arles que de mayores tienen que tener un consumo responsable", dice Seraf¨ªn Cerredelo, uno de los docentes que han estado patrullando vi?as y ni?os.
Lo que tampoco est¨¢ claro es que esta sesi¨®n de contacto con los trabajos tradicionales de la uva vaya a despertar vocaciones vitivin¨ªcolas, al menos en la mayor¨ªa de los participantes. Ante la pregunta ?os gustar¨ªa hacer esto de mayores?, dirigida al grupo de entusiastas acarreadores de cajas, todos niegan con la cabeza y uno de ellos, Javier, se sincera: "Esto no da dinero".
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