Complejidad

Una cosa es negociar con la realidad y otra comulgar con ruedas de molino. Las declaraciones de los dirigentes del PSOE tras las primarias de Madrid, incluidas las del ganador, son ruedas de molino. No pueden ustedes pretender que nos las traguemos. Sabemos que no es el fin de Zapatero ni del zapaterismo, pero tampoco es cierto que haya ganado todo el partido ni que se haya reforzado la autoridad del l¨ªder. Uno de los motivos de la llamada "desafecci¨®n ciudadana", en lo que se refiere a la pol¨ªtica, es el discurso empleado por los profesionales de la cosa p¨²blica. Cada vez dicen menos y emplean m¨¢s tiempo en decir menos. Nada hay tan previsible y aburrido como una entrevista a un ministro. Declaran por h¨¢bito lo contrario de lo que piensan o desv¨ªan la conversaci¨®n hacia asuntos triviales para perder tiempo. Es una verdadera peste. Si existe alguna conexi¨®n entre lo que se dice y lo que se hace, no es raro que hayamos llegado a la situaci¨®n actual. Si no dicen nada, quiz¨¢ sea l¨®gico que tampoco hagan nada.

Vale entonces que Zapatero no est¨¢ muerto. Lo sabemos de sobra. Pero entre no estar muerto y estar dando saltos de alegr¨ªa hay estados intermedios. Es verdad que aceptar la existencia de estados intermedios implica la introducci¨®n del matiz, de la complejidad, del pensamiento. Implica una negociaci¨®n con las ideas de los otros y las propias. Pero eso no deber¨ªa dar miedo a quienes se han convertido por deseo propio, y gracias al voto de los ciudadanos, en dirigentes. La primera condici¨®n para ser dirigente es no ser idiota. La segunda, no tratar a los dem¨¢s como idiotas. Durante la resaca de las primarias, los dirigentes socialistas est¨¢n incumpliendo las dos. Ya basta, hombre. Estar¨ªa bien que los jefes comenzaran a emitir cuanto antes, acerca del asunto, unas declaraciones veros¨ªmiles. Y complejas.