Un gigante que se retuerce hacia el cielo
La visita a la Torre Espacio, una de las m¨¢s demandadas de la Semana de la Arquitectura
Una luz verde parpadea a mitad de la Torre Espacio. ?Una se?al para aviones? ?Un oficinista pidiendo auxilio? No, la luz indica la posici¨®n de la capilla bendecida el pasado mes de febrero por Rouco Varela en la planta 33 del rascacielos, a 135 metros sobre el paseo de la Castellana. Seg¨²n la web www.capillatorreespacio.es, se trata del "sagrario m¨¢s alto de Espa?a (y probablemente del mundo) sobre el nivel del suelo".
La duda se esclarece durante una de las visitas al edificio propiedad del Grupo Villar Mir, proyectado por Henry N. Cobb (socio del estudio que dise?¨® la pir¨¢mide del Louvre o el Banco de China). A los pies de la mole de hormig¨®n y cristal una quincena de privilegiados se prepara para entrar DNI en mano. Las visitas a la Torre Espacio organizadas por la Semana de la Arquitectura que termin¨® ayer fueron las primeras en colgar el cartel de "aforo completo". Por mucho palacio que se abra, a los madrile?os les intrigan los nuevos rascacielos de la Castellana. En la pasada edici¨®n de la Semana de la Arquitectura, 3.000 personas visitaron la vecina Torre Sacyr y unas 1.000 se quedaron fueran tras horas de cola. Entre ellas Amaia y Olalla, dos estudiantes de arquitectura que bajan a Madrid desde el Pa¨ªs Vasco cada a?o para ver edificios: "Ten¨ªamos la espinita clavada, as¨ª que esta vez nos apuntamos con tiempo", dicen.
El edificio est¨¢ ocupado al 81% y entre sus inquilinos hay tres embajadas
Tiene 27 ascensores, en los que pueden subir 370 pasajeros a la vez
Torre Espacio est¨¢ ocupada al 81% y entre sus inquilinos hay cuatro embajadas, por lo que la seguridad es estricta y la visita solo incluye una planta vac¨ªa y los espacios comunes llamados sky lobbies, vest¨ªbulos del cielo. Los visitantes se arremolinan junto a las ventanas: las vistas son uno de los alicientes. El otro es comprender c¨®mo funciona un edificio de 236 metros de altura y m¨¢s de 75.000 metros cuadrados. El encargado de explicarlo, Carlos Garc¨ªa Trejo, gu¨ªa de la Semana de la Arquitectura, plantea los tres grandes problemas que genera un edificio de estas dimensiones: estructura, comunicaciones y climatizaci¨®n, es decir, c¨®mo se sostiene, c¨®mo se recorre y c¨®mo se enfr¨ªa. Estructuralmente el edificio se basa en la funci¨®n matem¨¢tica de la curva del coseno. Un tecnicismo que cualquiera entiende viendo el dibujo de las plantas (57, y todas distintas): la base es cuadrada y la cima tiene forma de almendra, de una a otra, la torre aparenta retorcerse con "una sensaci¨®n caracter¨ªstica de propulsi¨®n", seg¨²n su arquitecto, "como si se tratase de un organismo vivo que hubiese surgido de la tierra sobre la que se erige".
Para transportar a las cerca de 3.000 personas que pueden trabajar aqu¨ª hay 27 ascensores dispuestos en tres bater¨ªas con capacidad para 370 pasajeros simult¨¢neos. Para amenizar el viaje, de hasta 31 segundos, tienen pantallas que informan de los horarios del gimnasio, los restaurantes o las misas. Los ascensores son controlados por un cerebro inform¨¢tico que env¨ªa el que m¨¢s conviene para mantener el flujo de movimiento y as¨ª ahorrar hasta un 30% de consumo el¨¦ctrico.
Los innovadores sistemas de ahorro energ¨¦tico del edificio, como el techo fr¨ªo o la fachada activa de doble piel, garantizan que los trabajadores est¨¦n frescos.
Tras una hora de recorrido y un v¨ªdeo que describe la obra como "un v¨ªnculo espectacular entre la tierra y el cielo", el grupo se despide satisfecho e impresionado. Rodolfo Escudero, director comercial jubilado que se apunta a todo lo que puede para conocer mejor su ciudad, resume su experiencia: "Es una maravilla t¨¦cnica... Pero creo que dentro de unos a?os quedar¨¢ anticuado".
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