"Mientras haya un ni?o llorando, seguir¨¦ infeliz"
Magaly Solier no conoce la expresi¨®n -tan espa?ola- "pu?o de hierro en guante de seda". Y, sin embargo, retrata fielmente a esta actriz y cantante peruana, activista en pro del quechua y de la gente del campo de su pa¨ªs. De forma suave, sin levantar la voz, sin alharacas, desgrana su discurso "con sutileza", una expresi¨®n que usa para definir sus canciones.
Para la cita, Fernando Le¨®n, su director en Amador, ha propuesto el restaurante Sanabria, porque all¨ª se conocieron e hicieron las pruebas de c¨¢mara. Sanabria es territorio Le¨®n: uno de sus goyas est¨¢ en un pedestal en una de las paredes, en otra hay una camiseta donde se lee "Princesas 69", en referencia a la anterior pel¨ªcula del realizador. Para comer, Solier (Huanta, Ayacucho, 1986) pide medio solomillo, que acompa?a con una copa de vino: "La ¨²ltima vez que com¨ª carne fue aqu¨ª, hace 11 meses; yo hago lo que pide mi cuerpo, y ahora me pide volver a la carne". Eso s¨ª, el jam¨®n lo devora. A Solier la descubri¨® un d¨ªa la directora Claudia Llosa. "Yo siempre tengo plan a, b y c. Era adolescente y ten¨ªa pensado ser primero polic¨ªa, para ayudar a las mujeres maltratadas, o si no veterinaria o ingeniera agr¨®noma -por el campo- o cantante. Y mi vida ha ido al rev¨¦s, lo que yo pensaba que era un 'quiz¨¢s alg¨²n d¨ªa' se convirti¨® en mi vida". Llosa la contrat¨® para Madeinusa y con ella estuvo en marzo en los Oscar con La teta asustada. Tanto Llosa como Le¨®n hablan de su capacidad para lograr matices en sus papeles, ella, que nunca fue a una escuela de interpretaci¨®n. "Leo los guiones 15 veces. Me trago el personaje, lo siento dentro. Me encierro en mi piso en Lima y busco las miradas. Creando la Marcela de Amador, un d¨ªa subi¨® un sobrino m¨ªo de cuatro a?os -yo vivo en un cuarto y mi hermana en el primero- y me dijo: 'T¨ªa, ?por qu¨¦ est¨¢s tan triste?'. Ah¨ª supe que lo ten¨ªa".
La actriz ha logrado que se hable quechua en el Congreso de Per¨²
Pero Solier m¨¢s que actriz, es activista social. No al estilo Bono de U2, sino luchando en su d¨ªa a d¨ªa. "Nac¨ª en el campo, y all¨ª, en la chacra [granja], siguen mis padres. En cuanto tengo libre unos d¨ªas, me voy a cultivar con mi madre su huerto". Su madre aparece todo el rato en la conversaci¨®n: ella le ense?¨® a curar a la gente con remedios caseros y a querer la tierra y su idioma. Solier lucha todos los d¨ªas porque se escuche el quechua: "Llegu¨¦ a Lima y descubr¨ª que a la gente le daba verg¨¹enza hablarlo". Cada vez que sale en televisi¨®n, Solier habla en su lengua materna. "Nunca he visto un anuncio en este idioma, el quechua es constantemente menospreciado y yo he logrado que por fin se hable en el Congreso de mi pa¨ªs. Soy de las poqu¨ªsimas que cantan en esta lengua". Su primer ¨¢lbum, Warmi, reuni¨® nueve canciones que narran las secuelas de violencia que dej¨® el terrorismo en las mujeres ayacuchanas. "Recuerdo mi infancia como una constante huida, y que en el colegio me pegaban por ser de campo. Ahora no tengo miedo, con temores no vives la vida. Por ejemplo, me lanc¨¦ con la m¨²sica. Mis canciones son sutiles, con fuerza interior. Mi segundo disco ser¨¢ m¨¢s fuerte, me gusta el rock, el heavy metal".
Y ese impulso, ?no le har¨¢ pasar a la pol¨ªtica? "Nooo. Solo he votado una vez en mi vida. En Per¨² parece que no se elige a alguien para que est¨¦ con sus votantes, sino para que act¨²e en contra de ellos". Ahora se confiesa tranquila, que no contenta: "Mientras haya un ni?o llorando o sea golpeada una mujer, yo seguir¨¦ infeliz".
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