El Supremo reabre el caso de un hombre en coma desde 1989
Tras dos d¨¦cadas de juicios por negligencia, el Supremo revisa el 'caso Me?o'
Antonio Me?o lleva 21 a?os en coma. Mientras tanto, su historia judicial avanza, se detiene, se cierra, vuelve a respirar: en 1989 sali¨® de una operaci¨®n de cirug¨ªa est¨¦tica con el cuerpo y el cerebro paralizados; sus padres pusieron una denuncia por negligencia, un juzgado sentenci¨® a la cl¨ªnica en 1993 a pagarles una indemnizaci¨®n (m¨¢s de un mill¨®n de euros) y empezaron las apelaciones.
Primero otro juzgado que les quit¨® la raz¨®n, luego la Audiencia Provincial se la volvi¨® a quitar, y por ¨²ltimo el Tribunal Supremo, que los conden¨® a pagar 400.000 euros por los costes del juicio. 400.000 euros y un hijo paralizado.
Sus padres, dos panaderos de M¨®stoles jubilados, se echaron a la calle con ¨¦l en junio de 2009 y montaron una caseta de lonas y madera en la plaza de Jacinto Benavente. Para pedir justicia; clemencia al menos. Un anochecer de febrero de 2010 se encuentran un testigo. Y otra vez, el caso de Antonio Me?o, vuelve a respirar. El Tribunal Supremo ha reabierto el caso del hombre en coma 21 a?os despu¨¦s de la cirug¨ªa fat¨ªdica, 16 meses despu¨¦s de que los padres, Juana Ortega y Antonio Me?o, dos sexagenarios de M¨®stoles retirados de su panader¨ªa, se asentasen en la plaza de Jacinto Benavente, a una calle de la Puerta del Sol, a seis pasos de una sede del Ministerio de Justicia.
Llevan 485 d¨ªas en una caseta en Jacinto Benavente con su hijo en coma
El responsable del vuelco judicial es un m¨¦dico de familia. Un hombre que pas¨® por la plaza una noche del mes de febrero pasado, pregunt¨® a Juana Ortega qu¨¦ le ocurr¨ªa a su hijo, si pod¨ªa llevarse un pasqu¨ªn de su taco de denuncias del caso y luego sigui¨® su camino, seg¨²n relataba ayer la madre. "No lo he vuelto a ver desde aquel momento".
I. F. G., el supuesto caminante circunstancial, entreg¨® unos d¨ªas despu¨¦s al abogado de la familia, Luis Bertelli, una declaraci¨®n en la que daba una versi¨®n desconocida de lo que ocurri¨® en la cl¨ªnica privada Nuestra Se?ora de Am¨¦rica, donde Me?o, que ahora tiene 41 a?os, se qued¨® en coma siendo un estudiante de Derecho con el antojo de tener una nariz bonita.
Este m¨¦dico asegura que estaba de aprendiz en la operaci¨®n y vio c¨®mo las pulsaciones de Me?o se alteraban en una pantalla. Dice que el anestesista se hab¨ªa ido del quir¨®fano: "Apareci¨® al cabo de unos minutos, levant¨® los pa?os que cubr¨ªan la cabeza del paciente y comprob¨® que el tubo a trav¨¦s del que respiraba se hab¨ªa desconectado. Exclam¨®: 'Dios m¨ªo, se ha desconectado", se lee en su documento, en el que nombra a los cirujanos que estaban en la sala de operaciones, al anestesista y llega a precisar el color de ojos y de pelo de la enfermera.
En los juicios que han exculpado a la cl¨ªnica se ha aceptado hasta ahora que el cerebro de Me?o se asfixi¨® porque el paciente vomit¨® sin motivo pasada la cirug¨ªa, cuando el anestesista lo hab¨ªa desentubado y hab¨ªa recuperado la respiraci¨®n. La versi¨®n de I. F. G., del que no se supo nada en todos estos a?os de pleitos (en su escrito explica que crey¨® que al final se hab¨ªa indemnizado a la familia), no menciona ning¨²n v¨®mito. Apunta a un fallo durante la anestesia.
Bas¨¢ndose en el nuevo testimonio, el abogado de la familia pidi¨® una revisi¨®n de la sentencia de 2008 del Supremo. El fiscal F¨¦lix Herrero Abad envi¨® el mes de mayo pasado un escrito a este tribunal valorando que la prueba era un indicio de "maquinaci¨®n fraudulenta", es decir, que se ocultaron pruebas en el juicio. La Fiscal¨ªa sosten¨ªa que la prueba supuestamente escamoteada "pod¨ªa haber dado lugar a una sentencia totalmente distinta".
Por entonces, la abogada del anestesista, que ahora trabaja en un hospital p¨²blico, se limit¨® a cuestionar la credibilidad del nuevo testigo, diciendo que su cliente negaba que estuviera en el quir¨®fano. Y la cl¨ªnica se opuso a hablar del caso.
El 4 de octubre pasado habl¨® el Tribunal Supremo. Ha admitido el recurso y citado a las partes a una vista que se celebrar¨¢ en noviembre. Ah¨ª decidir¨¢ si estima la demanda de revisi¨®n, con lo que anular¨ªa su sentencia anterior y juzgar¨ªa de nuevo el caso, o si confirma su pronunciamiento de 2008: absoluci¨®n de los acusados y condena de pago de costas a la familia.
El primer paso -que el Supremo acceda a estimar un recurso contra una sentencia en firme suya- es un fen¨®meno judicial infrecuente. Tanto como que un matrimonio de jubilados est¨¦ 485 d¨ªas acampado en la calle con un hijo en coma vigil. Igual que un paseante casual se convierta en un testigo crucial. No m¨¢s que un chico se quede muerto en vida por un arreglo en la nariz.
Juana Ortega, alma de la caseta de madera y lonas de la plaza de Jacinto Benavente, tampoco asimila el ¨²ltimo recodo del caso Me?o: "Estoy contenta. Pero tambi¨¦n estoy incr¨¦dula".
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