El arte de nuestro tiempo
El encuentro, celebrado una tarde de principios de octubre, result¨® todo un acontecimiento en el museo. No tanto por lo que se ven¨ªa a celebrar, los 20 a?os de su reinauguraci¨®n, el 31 de octubre de 1990, como museo nacional, de la mano de la reina Sof¨ªa, sino por la proeza que a sus empleados, muchos de ellos funcionarios con m¨¢s de una d¨¦cada de desempe?o en la casa, les pareci¨® el haber reunido a los seis directores del museo y a Carmen Gim¨¦nez, temprana impulsora del proyecto como asesora del ministro de Cultura Javier Solana, a mediados de los ochenta.
Atr¨¢s quedaban para unos y otros 20 a?os no precisamente regidos por la armon¨ªa. Del abrupto cese en 1990 de Tom¨¢s Llorens, primer director, a los encontronazos de la ministra Carmen Alborch con Mar¨ªa de Corral (1990-1994). Los relativamente tranquilos tiempos de Jos¨¦ Guirao (1994- 2000), la rescisi¨®n del contrato de Juan Manuel Bonet (2000-2004), con la llegada del Gobierno socialista, los l¨ªos de Ana Mart¨ªnez de Aguilar (2004-2007) -?esa gotera que da?¨® el marco de un juan gris!, ?aquel descubrimiento de que un serra de 38 toneladas se hab¨ªa esfumado incomprensiblemente!-. Y el Guernica, siempre el Guernica, que lleg¨® en 1992 y a¨²n es centro de pol¨¦micas como la vivida esta primavera, ya con Manuel Borja-Villel, actual director y el primer elegido tras la aprobaci¨®n del Documento de Buenas Pr¨¢cticas en Museos y Centros de Arte, cuando se conoci¨® el proyecto del Museo del Prado del traslado del cuadro al Sal¨®n de Reinos para reflexionar sobre la guerra a partir de un di¨¢logo con los lienzos Los fusilamientos del 3 de mayo, de Goya, y Las lanzas, de Vel¨¢zquez.
"Demostr¨¦ que se pod¨ªan traer grandes colecciones de fuera y, con ello, se incitaba a la gente de aqu¨ª a comprar", dice Gim¨¦nez.
"El pol¨ªtico de turno no te puede decir qu¨¦ exposici¨®n haces, pero s¨ª tiene que haber un control", se?ala Guirao
Los primeros a?os fueron los dif¨ªciles. Basta ver los peri¨®dicos. El museo era objeto de pol¨¦mica pol¨ªtica", afirma Llorens
"Aqu¨ª no puedes hacer lo que har¨ªas en una instituci¨®n privada porque la escala es distinta", declara Borja-Villel
El ambiente de aquella tarde record¨® al de un reencuentro en el que las diferencias esperaron fuera. Y eso que han sido dos d¨¦cadas de construir una colecci¨®n de un modo un tanto err¨¢tico en medio de continuos volantazos y de agrias discusiones a menudo espoleadas por los medios. Alrededor de una mesa en una sala del ¨²ltimo piso de la ampliaci¨®n de Jean Nouvel se habl¨® del pasado, del presente y del futuro (el inmediato pasa por una nueva reordenaci¨®n de la colecci¨®n y una fiesta de celebraci¨®n en el museo el pr¨®ximo 23 de noviembre). Del poder, de la crisis y, claro, del Guernica.
PREGUNTA. En este 20? aniversario, ?tenemos algo que celebrar o la cosa es m¨¢s bien como en el tango?
JUAN MANUEL BONET. Mucho, si nos acordamos de aquellas salas de exposiciones de los bajos de la Biblioteca Nacional a finales de los sesenta. Hab¨ªa solanas, t¨¤pies, un solo dal¨ª, los tres picassos comprados en su momento por Gonz¨¢lez Robles... Pero a partir de lo que hab¨ªa all¨ª no se pod¨ªa construir un discurso coherente. El car¨¢cter perif¨¦rico de Espa?a, la ausencia de colecciones y la inexistencia en ellas, de nada que no fuera espa?ol... Si comparamos aquello con lo que hay ahora, creo que, francamente, tenemos muchas cosas que celebrar.
MAR?A DE CORRAL. El Museo Espa?ol de Arte Contempor¨¢neo (MEAC) que luego pas¨® a la Ciudad Universitaria nunca ten¨ªa presupuesto para adquisiciones. Solo a final de a?o, cuando le sobraba dinero al Ministerio de Cultura, se le daba al director lo que se llamaba un aviso de compra para ir a las galer¨ªas. Encima, lo que a estas les quedaba a final de a?o no era lo que deb¨ªa de estar en el museo. Creo que el avance se dio con la idea de crear el Reina Sof¨ªa aqu¨ª, en el centro de la ciudad, como creo que debe ser con los museos de arte contempor¨¢neo. Ha sido una diferencia abismal. Lo m¨¢s importante es la notoriedad que se le ha dado al arte del siglo XX y al arte actual.
P. Se suele decir que el museo tard¨® en erigirse un siglo... ?Por qu¨¦ Espa?a, potente abastecedora de creadores, ha parecido tan injusta con el arte contempor¨¢neo?
JOS? GUIRAO. No hab¨ªa tradici¨®n. En la d¨¦cada de los veinte y treinta, si ves la documentaci¨®n de la ¨¦poca, se habla de ciencia, de literatura, pero no de artes pl¨¢sticas. En el franquismo, mejor no hablar... Entre 1986 y 1990, con Carmen Gim¨¦nez, hubo un periodo que fue fant¨¢stico porque se consiguieron exposiciones ¨²nicas. Dir¨ªa que este es el museo de la democracia porque aqu¨ª se capitalizan los deseos de unas generaciones, las de los setenta y los ochenta, que quer¨ªan ingresar de lleno en la modernidad, ser internacionales... anhelaban la apertura al exterior. Por eso hay mucho que celebrar, pese a las carencias, que nadie las niega.
P. ?Es Madrid una plaza de segunda?
MANUEL BORJA-VILLEL. No. Es una plaza de primera. Obviamente, por colecci¨®n, si comparamos con el Pompidou o el MOMA, que nos llevan a?os de ventaja trabajando... Ahora, si pensamos en el siglo XXI, que se tiene que abrir necesariamente a otros ¨¢mbitos, del sur, perif¨¦ricos, entonces estamos en ventaja. La colecci¨®n del Reina Sof¨ªa es sin duda fragmentaria, un reflejo de c¨®mo se ha formado, es una colecci¨®n de aluvi¨®n. Solo llevo dos a?os, as¨ª que no me estoy arrogando ning¨²n m¨¦rito...
ANA MART?NEZ DE AGUILAR. Aunque la colecci¨®n, como dice Manuel, sea de aluvi¨®n, cada uno ha tenido su punto de vista, siempre se ha tenido en cuenta cu¨¢les eran los puntos fuertes y d¨¦biles de la colecci¨®n.
P. Al construir esa colecci¨®n por la v¨ªa del aluvi¨®n no siempre ha parecido regir una, digamos, raz¨®n de Estado, sino que en ocasiones ha primado una sensaci¨®n, quiz¨¢ peligrosa, de que cada director poco menos que ha hecho la guerra por su lado.
A. MART?NEZ DE AGUILAR. Siempre estuvo claro que era fundamental la llegada del Guernica, que era fundamental el papel de los espa?oles de la vanguardia, de la escultura de hierro, del informalismo..., una serie de cosas ten¨ªan en el horizonte la contemplaci¨®n de la modernidad. El hecho de incorporar el departamento de videoarte y nuevas tecnolog¨ªas fue muy importante. El museo es ahora un punto de referencia mundial, no es de segunda fila. Tiene su propia personalidad. Con todos los directores ha crecido. No solo cubriendo lagunas, sino que ha profundizado en puntos fuertes y en los contextos nacionales e internacionales.
P. ?De d¨®nde se parti¨® para este viaje?
CARMEN GIM?NEZ. Yo llego en 1983 al ministerio como asesora de Solana, que es quien plantea la creaci¨®n de este museo y con el que se inaugura. Lo que ocurre es que en aquel momento se plantea que sea tambi¨¦n un centro de m¨²sica, baile...
TOM?S LLORENS. Era un edificio que albergaba diferentes museos: el de El Pueblo Espa?ol, el de Reproducciones Art¨ªsticas...
C. GIM?NEZ. Todo cambia cuando se me pide una pol¨ªtica de cohesi¨®n. Mi prop¨®sito fue siempre hacer un museo. Dominique Bozo [segundo director del parisino Centro Pompidou] convenci¨® a Solana de la bondad del edificio porque no todo era para exposiciones. Se necesitaban zonas para trabajar, para guardar obra... cosas que entonces no se entend¨ªan...
P. Pues tanto tiempo despu¨¦s, el espacio sigue siendo un problema. A¨²n llama la atenci¨®n que sigue siendo un museo ca¨®tico, con el tr¨¢fico mal ordenado...
C. GIM?NEZ. El espacio es discutible. Lo ¨²nico que no debieron construirse nunca fueron esos horribles ascensores acristalados. El tema es que el 26 de mayo de 1986 me toca inaugurar el museo sin director. Antonio Fern¨¢ndez Alba iba rehabilitando espacios sin ninguna consigna, sin saber qu¨¦ y para qu¨¦. Me cost¨® mucho. Solo me dieron tres salas. En dos meses inauguro con T¨¤pies, Chillida y Saura y con tres internacionales: Cy Twombly, Baselitz y Richard Serra. Yo nunca quise ser directora porque no he nacido en Espa?a y sobre el contenido de la colecci¨®n hab¨ªa much¨ªsimas opiniones. Apoy¨¦ y me alegr¨¦ much¨ªsimo de que nombraran a Tom¨¢s Llorens director. Demostr¨¦ que se pod¨ªan traer grandes colecciones de fuera y, con ello, tambi¨¦n se incitaba a la gente de aqu¨ª a comprar y hacer sus propias colecciones.
P. ?Es con Llorens cuando se perfila la idea del museo que se quiere hacer?
T. LLORENS. El museo es el resultado de un esfuerzo colectivo muy amplio. Empieza durante los ¨²ltimos a?os del franquismo, con un claro deseo por parte de los artistas de crear un museo de arte contempor¨¢neo. Hay un informe firmado por Oriol Bohigas acerca del uso del edificio, otro de Antonio Saura, quien luego escribir¨ªa el famoso Manifiesto contra el Guernica, pero que fue la persona que m¨¢s insisti¨® a Solana en la idea de refundar toda la historia del arte del siglo XX, porque lo que hab¨ªa era una total ausencia de una adecuada representaci¨®n del arte moderno; ausencia a¨²n m¨¢s sangrante cuando se pensaba que los artistas principales del XX eran Picasso, Mir¨®, Dal¨ª, Julio Gonz¨¢lez... Pero su obra no estaba en Espa?a...
P. Bohigas... ?El mismo Bo higas que dijo en cierta ocasi¨®n que el de Sabatini era el edificio m¨¢s feo de Espa?a?
T. LLORENS. Estaba el deseo de refundar este edificio, que desde luego no era el m¨¢s feo, como dec¨ªa Bohigas...
P. No negar¨¢ que es un edificio con un pasado que pesa como antiguo Hospital General. Hay una frase del difunto Jos¨¦-Miguel Ull¨¢n, pronunciada el d¨ªa de la inauguraci¨®n del museo. Dec¨ªa, citada de memoria: "Estas paredes han contemplado tanto sufrimiento que ser¨¢ dif¨ªcil que nada vaya bien".
T. LLORENS. El pasado importa poco. Las restricciones eran f¨ªsicas: el ancho de las cruj¨ªas es insuficiente, la circulaci¨®n en torno al claustro es topol¨®gicamente complicada. Creci¨® dos plantas en los siglos XIX y XX y eso lo afe¨® y complic¨® las circulaciones. Es un edificio que puede ser muy atractivo. En la necesidad de refundar la colecci¨®n, el factor decisivo era el Guernica, algo de lo que los Gobiernos socialistas de Felipe Gonz¨¢lez fueron poco conscientes. Tanto Saura como Sim¨®n March¨¢n o el propio Pl¨¢cido Arango,todos coincid¨ªamos en que lo fundamental era el traslado del Guernica. Ese deb¨ªa de ser el n¨²cleo a partir del que deb¨ªa crecer la colecci¨®n, con obras de los a?os treinta, con obras de Picasso... Pero por proponer eso me echaron...
M. DE CORRAL. Lo importante para la colecci¨®n fue el momento en el que particulares y empresas pudieron pagar sus impuestos con obra. Fue en la ¨¦poca de Jos¨¦ Guirao y Juan Manuel Bonet cuando se consigui¨®.
T. LLORENS. Es que los primeros a?os del Reina Sof¨ªa fueron los dif¨ªciles. Basta ver los peri¨®dicos para darse cuenta. El museo era objeto de pol¨¦mica pol¨ªtica entre partidos. El cambio ocurre durante la etapa de Guirao como director, con una pol¨ªtica de consenso, gracias a la que se cambia de actitud. Hay un pacto de Estado en 1995, con Carmen Alborch como ministra de Cultura y Miguel ?ngel Cort¨¦s como representante del PP en la comisi¨®n de Cultura del Parlamento. Ese pacto es el que hace imparable la consolidaci¨®n del museo...
P. ?No sigue asombrando que los museos en este pa¨ªs a¨²n resulten tan dependientes de la pol¨ªtica?
M. DE CORRAL. Eso ya no ocurre. No hay injerencias. Desde la existencia de las Buenas Pr¨¢cticas, aqu¨ª tenemos el ejemplo [se?ala a Borja-Villel]. Hay un director que ha ganado un concurso y que tiene un contrato.
M. BORJA-VILLEL. Una cosa es el Reina Sof¨ªa y otra cosa es lo que ocurre en otros museos, que no debo mencionar, donde la autonom¨ªa no existe.
P. Se refiere, obviamente, al Centro Jos¨¦ Guerrero de Granada y a las injerencias de la Diputaci¨®n provincial...
J. M. BONET. Por alusiones, me gustar¨ªa recordar que adem¨¢s del tema de las daciones hubo otros brotes de suerte que hicieron que la colecci¨®n avanzara. Uno fue el caso Dal¨ª, a quien se le ocurri¨® donar su obra a este museo sin que el Estado hubiera hecho nada por conseguirlo.
P. Con disgusto catal¨¢n...
J. M. BONET. S¨ª, pero result¨® todo muy limpio, algo fundamental para el museo.
M. DE CORRAL. No tanto. La pelea por ver qui¨¦n se queda El gran masturbador fue ¨¦pica. Luego tuvimos el pago de impuestos de la de la familia Mir¨®, que nos dej¨® con dos pilares fundamentales del arte espa?ol muy bien representados. Conviene no olvidar que cuando yo llegu¨¦ el presupuesto para adquisiciones era menor que el de un museo como el IVAM. La propia ministra Alborch, que ven¨ªa del IVAM precisamente, no se lo pod¨ªa creer cuando la nombraron.
P. Pareciera que influye demasiado el inter¨¦s o desinter¨¦s de un ministro en la marcha del museo...
M. DE CORRAL. Sol¨¦ Tura fue un ministro excepcional. No solo se dedic¨® en cuerpo y alma a conseguir el traslado del Guernica, sino que batall¨® con la Generalitat por los legados de Dal¨ª y Mir¨®.
P. Honestamente... ?Quedar¨ªa algo del Reina Sof¨ªa de no contar con el
Guernica?
T. LLORENS. Es como preguntarse qu¨¦ ser¨ªa del arte espa?ol sin Picasso. El Guernica es su obra fundamental.
M. DE CORRAL. Bozo, de quien habl¨¢bamos antes, vino antes de que se inaugurara la colecci¨®n y estaba entusiasmado. Dijo que hab¨ªa estado en el MOMA y que aquel ya no era el mismo despu¨¦s de la salida del mural. Vertebra las colecciones, la historia del arte y la del pa¨ªs.
M. BORJA-VILLEL. Guirao hablaba antes de que este es el museo de la democracia. Y el Guernica representa la democracia, la recuperaci¨®n de elementos que son fundamentales en la historia de este pa¨ªs.
P. La gran virtud y a veces tambi¨¦n el gran castigo del Reina Sof¨ªa. ?No es su sombra tan alargada como para aplastar con un rodillo de indiferencia al resto de la colecci¨®n?
M. DE CORRAL. Para nada.
J. M. BONET. La colecci¨®n hist¨®rica de artistas espa?oles es important¨ªsima y tambi¨¦n lo es y mucho la parte internacional, con L¨¦ger, Rothko...
P. De sacarlo del museo entonces ni hablamos...
J. M. BONET. Cuando hubo la ¨²ltima idea del Museo del Prado... Yo creo que es la primera vez que hemos firmado algo todos juntos.
A. M. DE AGUILAR. Perdona, pero yo no firm¨¦ nada. Lo suscribo ahora, pero no se me llam¨® ni se me pregunt¨®. Me sent¨ª utilizada porque se me pod¨ªa haber llamado. Como tantas veces, ves publicado en la prensa adhesiones a cosas de las que ni te enteras...
T. LLORENS. Quiero insistir en lo que debe quedar para el futuro de ese proyecto que tiene muchos fantasmas, sobre todo lo de la obsesi¨®n del retraso espa?ol que ha recorrido todo el siglo XX. Aqu¨ª se ha cambiado la lectura de esa obra. Dej¨® de ser una lectura abstracta para leerse como algo integrador de la cultura universal del siglo XX. Este es el museo del Guernica y de su contexto.
J. GUIRAO. Precisamente con esa idea, nosotros quisimos quitar el cristal blindado para que el cuadro se normalizara y por la idea de recuperar una historia del siglo XX dispersa. Hab¨ªa que decir a los espa?oles que eso hab¨ªa pasado aqu¨ª.
J. M. BONET. No vaya a parecer ahora que no hay un hilo internacional, porque se ha mantenido siempre, y es la relaci¨®n con Latinoam¨¦rica, que empez¨®, fue aumentando y deber¨ªa seguir creciendo.
M. BORJA-VILLEL. Hay una l¨ªnea de continuidad y sigue siendo un elemento estrat¨¦gico. Latinoam¨¦rica es un continente protagonista en la colecci¨®n.
M. DE CORRAL. A m¨ª me preocupaba much¨ªsimo el momento en el que cog¨ª el museo por la falta de informaci¨®n que exist¨ªa en este pa¨ªs sobre lo que se estaba haciendo fuera.
P. ?Y hall¨® respuesta del p¨²blico? ?Se ha hecho el trabajo did¨¢ctico necesario con la audiencia espa?ola?
M. DE CORRAL. Totalmente. Sobre todo, los j¨®venes. El 59% de los visitantes eran menores de 22 a?os. Recuerdo un paseo con un director norteamericano que a la vista del p¨²blico coment¨®: "Este no es un museo del siglo XX, lo es del siglo XXI".
P. Hay una reflexi¨®n de Guirao sobre el poder que ha quedado en el aire. Y precisamente debe ser usted el que la haga, porque como uno de sus mayores logros cuenta muchas veces el haber aguantado en la transici¨®n de un gobierno de un color a otro. Estuvo con el PSOE y luego con el PP, algo que, por desgracia, se contempla casi como una haza?a sobrenatural.
J. GUIRAO. Hay a veces un discurso antipol¨ªtico y anti-Estado que es absurdo. Trabajamos con dinero p¨²blico y tenemos que dar cuentas a los ciudadanos. El problema es que a veces quienes ocupan los altos cargos no entienden que deben de dejar autonom¨ªa a los museos. El pol¨ªtico de turno no te puede decir qu¨¦ exposici¨®n haces, pero s¨ª tiene que haber un control.
C. GIM?NEZ. El problema es que en Espa?a no hay curators. Aqu¨ª la gente se saca una oposici¨®n y ah¨ª se queda...
T. LLORENS. Volviendo a lo de Guirao, el problema no son tanto los pol¨ªticos. El problema viene de la concepci¨®n de la Administraci¨®n p¨²blica. Yo he tenido siempre m¨¢s encontronazos con los altos funcionarios, los segundos niveles.
P. Aqu¨ª entramos en una reflexi¨®n interesante. ?Se puede plantear un museo de autor desde los mandos de un centro de arte nacional?
T. LLORENS. El museo no es la expresi¨®n individual de nadie. No debe serlo nunca. Ni de un director ni de una tendencia. Es un servicio p¨²blico que tiene que tener muy claros sus objetivos, como en las grandes instituciones inglesas o norteamericanas.
M. BORJA-VILLEL. Recuerda que las inglesas se basan en su autonom¨ªa.
J. M. BONET. Yo no not¨¦ tanto el peso del Estado. En mi ¨¦poca no lo tuve.
T. LLORENS. Estuviste muy apoyado...
P. Y eso no siempre sucede...
J. GUIRAO. Mi experiencia de trabajo con la Administraci¨®n es que siempre hay una tradici¨®n de resolver con el ministro, el alcalde o el presidente del consejo de administraci¨®n y luego hay un segundo nivel que es con los que tienes que gestionar. En la medida en que t¨² a esos segundos niveles les cuentas el proyecto, la gente responde.
C. GIM?NEZ. Yo llevo 21 a?os trabajando en museos estadounidenses y puedo decir que se trabaja mejor. El Guggenheim de Bilbao, en ese sentido, funciona a la americana. Ya le gustar¨ªa a Manuel...
P. Parece que para plantearse el futuro del Reina Sof¨ªa hay acuerdo de que ser¨ªa necesaria una ley que dotara de autonom¨ªa al museo, como con el Prado.
C. GIM?NEZ. Tampoco es una garant¨ªa, porque al Prado le han quitado parte de sus ingresos.
M. BORJA-VILLEL. Lo habr¨¢n derivado de alguna manera...
C. GIM?NEZ. Se lo han quitado.
P. El asunto del museo de autor ata?e especialmente a Borja-Villel, a quien se acusa de estar haciendo un museo a su medida con dinero p¨²blico.
M. BORJA-VILLEL. Aqu¨ª hay seis autores en busca de personaje [risas].
T. LLORENS. Est¨¢ haciendo lo que cree que tiene que hacer. Hace una pol¨ªtica muse¨ªstica coherente y que encima est¨¢ explicando con ¨¦xito.
M. DE CORRAL. Todas las colecciones y todos los museos del mundo tienen nombre y apellidos. Y es mejor que sea as¨ª. La colecci¨®n es as¨ª m¨¢s coherente que si la hace con un grupo de personas, porque al final, las comisiones solo llegan a acuerdos sobre la mediocridad. Lo que es sublime y extraordinario solo tiene detractores.
M. BORJA-VILLEL. Si se contempla el curso de la historia del MOMA se advierte que es una visi¨®n parcial¨ªsima. Aqu¨ª no haces lo que har¨ªas en una instituci¨®n privada porque la escala es distinta. Se hacen las cosas de acuerdo con el criterio de un director, de acuerdo con un grupo humano. Si esto es de autor, estoy de acuerdo...
J. GUIRAO. Pues yo discrepo. Cada director y su equipo tienen una l¨ªnea y la obligaci¨®n de defenderla. Pero si se juega con dinero p¨²blico hay que tener v¨ªas de integraci¨®n de otros discursos, aunque no sean mayoritarios, pero en la medida que existen, se les debe de tener en cuenta. Los discursos no pueden ser nunca hegem¨®nicos. Pueden ser preponderantes, pero tiene que haber espacios para otros discursos, aunque sean contrarios.
M. BORJA-VILLEL. El problema es definir qu¨¦ es lo que entendemos por ser exclusivo o no ser exclusivo. Tiene que haber pluralidad de discursos. Tampoco me sirve el todo vale.
P. ?Creen que hab¨ªa argumentos para la idea del Prado de recobrar el
Guernica para el Sal¨®n de Reinos?
C. GIM?NEZ. Cuando el Patronato del Prado, del que soy parte, lo plantea, no es una decisi¨®n contra el Reina Sof¨ªa, sino con el Reina...
J. M. BONET. No, hombre, no... Era un ob¨²s contra el Reina. Algo muy hostil.
C. GIM?NEZ. Pues en el patronato se habl¨® de plan conjunto.
M. DE CORRAL. Claro, quer¨ªan hacernos el favor de llevarse el Guernica...
C. GIM?NEZ. La idea era que en el Sal¨®n de Reinos se pusiera el Guernica, y tambi¨¦n el Prado pon¨ªa obra. La ministra estaba informada.
M. BORJA-VILLEL. Pues a m¨ª no se me dijo nada de eso. Nada de nada.
T. LLORENS. Lo peor es que de haber prosperado la idea se habr¨ªa vuelto a dotar al Guernica del misticismo que tanto luchamos por despojarle. Se hubiera sacado de la historia y convertido en todos un Santo Sacramento en el museo de la guerra. Muy mala idea.
A. M. DE AGUILAR. Cuando dividen las colecciones
[fijando 1881, a?o del nacimiento de Picasso] como frontera qued¨® todo bastante claro e incluso que aqu¨ª se pueden hacer exposiciones mirando al pasado y en el Prado se pueden hacer mirando el presente.
J. GUIRAO. ?D¨®nde tiene que estar Picasso? ?Aqu¨ª? Pues el Guernica tiene que estar con toda la obra de Picasso. Adem¨¢s, si hablamos de materia cient¨ªfica y art¨ªstica, la primera conversaci¨®n debi¨® de ser entre los directores de los dos museos.
P. ?Afirma Borja-Villel que no se produjo ninguna conversaci¨®n?
M. BORJA-VILLEL. Hubo contactos, pero fueron totalmente vagos.
P. ?Por qu¨¦, 20 a?os despu¨¦s, el Reina Sof¨ªa contin¨²a en el ojo del hurac¨¢n?
M. DE CORRAL. Aqu¨ª siempre ha habido una tendencia a la cr¨ªtica.
P. ?Y por qu¨¦ sigue la molesta sensaci¨®n de que no ha terminado de arrancar?
J. GUIRAO. Este museo es muy joven y seguir¨¢n pasando cosas. El Prado sigue con problemas a sus doscientos a?os.
M. BORJA-VILLEL. Luego es que las instituciones extranjeras no son la panacea.
P. ?Cu¨¢ndo celebramos la superaci¨®n del complejo de inferioridad espa?ol?
J. GUIRAO. Una cosa es la noticia diaria, el d¨ªa a d¨ªa, pero en el nivel del trabajo de fondo el museo est¨¢ muy consolidado.
T. LLORENS. Hay otro indicio: la aceptaci¨®n que tiene el museo en el mundo profesional internacional. En el mundo art¨ªstico espa?ol, las donaciones que proceden de artistas son muy importantes. Y hay simpat¨ªa entre los visitantes.
P. ?Qu¨¦ es lo que nunca se debe de hacer por conseguir visitantes?
M. DE CORRAL. Cambiar la naturaleza del museo y convertirlo en un parque tem¨¢tico.
P. ?Cu¨¢l es el mejor y el peor momento de cada uno de ustedes?
M. DE CORRAL. La instalaci¨®n del Guernica. Del peor, mejor no me acuerdo...
J. GUIRAO. La Operaci¨®n Picasso y la llegada de La mujer en el jard¨ªn. Del peor, tampoco me acuerdo [risas].
C. GIM?NEZ. El mejor fue ver nacer el Reina Sof¨ªa y el peor ver esos ascensores.
A. M. DE AGUILAR. La exposici¨®n de videoarte de los sesenta y ochenta. Hice un programa para diez a?os, pero tuve que abandonar a los dos a?os. Eso fue lo peor.
J. M. BONET. La emoci¨®n que viv¨ª ante el tel¨®n de Alberto para La Barraca. Lo trajo en una bolsa de pl¨¢stico la bailarina Pilar L¨®pez. Y un segundo momento muy emocionante fue cuando colocamos delante del museo y en presencia de Clara Sancha, su viuda, la reconstrucci¨®n de su escultura para el Pabell¨®n de Par¨ªs, de 1937.
M. BORJA-VILLEL. Lo mejor ha sido disfrutar ordenando la colecci¨®n, aunque espero que el mejor de verdad est¨¦ por llegar.
T. LLORENS. El d¨ªa que pude presentar el proyecto de colecci¨®n permanente al patronato en una reuni¨®n con el ministro Sempr¨²n, con el Guernica como centro de la colecci¨®n. Lo peor ocurri¨® ese mismo d¨ªa, despu¨¦s de que los patronos de car¨¢cter cient¨ªfico me apoyaron el ministro dijo que no ten¨ªa clara mi continuidad. Lo mejor y lo peor estuvo separado por pocos minutos.


Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.