A una hora de Madrid
Posada del Agua, sobrevolando el embalse del Burguillo, en ?vila
Iban Ja¨¦n es arquitecto. Esa impronta se hace notar, y mucho, en la posada que regenta su madre a orillas del embalse del Burguillo, frente a la sierra de Gredos. No ya porque el edificio haya sido dise?ado con unos amplios ventanales desde los cuales asomarse al espejo azul del lago, sino por los muchos gui?os t¨¦cnicos y art¨ªsticos que nos descubre en sus interiores, como esas tapicer¨ªas carmes¨ªes que chillan sobre el horizonte verde del bosque o el minimalismo geom¨¦trico del mobiliario, rotundo frente a la morbidez natural del paisaje. Y tambi¨¦n porque ha sabido interpretar cada recoveco que le ha permitido la parcela para ensortijar entre la vegetaci¨®n una playa, extender un voladizo sobre el agua y acondicionarlo como chill-out, proyectar la planta baja a modo de chiringuito dom¨¦stico (aunque algo desabrido) en el que se re¨²ne la clientela a picotear algo si hace bueno.
Posada del Agua
PUNTUACI?N: 5,5
Categor¨ªa oficial: posada real. Direcci¨®n: carretera N-403, km 97. El Barraco (?vila). Tel¨¦fono: 920 28 10 45. Fax: 920 28 10 43. Internet: www.posadadelagua.com. Instalaciones: jard¨ªn, sal¨®n de estar, comedor exterior. Habitaciones: 10 dobles, 2 suites; todas con ba?o, calefacci¨®n, tel¨¦fono, TV v¨ªa sat¨¦lite, secador de pelo, cosm¨¦ticos para la mujer. Servicios: habitaciones no adaptadas para discapacitados, animales dom¨¦sticos tolerados. Precios: desde 85 euros, desayuno e IVA incluidos; estancia m¨ªnima de dos d¨ªas en fines de semana.
A Iban Ja¨¦n le interesa la arquitectura de los sentidos. Su madre, Teresa Rodr¨ªguez-Carrascal, maneja el negocio como Dios le dio a entender. Una molestia para la clientela es la proximidad del hotel al asfalto (est¨¢ bien apretado entre el embalse y la carretera N-403). No es que haya demasiado tr¨¢fico, pero ese m¨ªnimo eventual le saca a uno de su casilla vacacional. Tampoco brilla el orden en las zonas comunes, a veces desmadejadas por la inclemencia meteorol¨®gica, otras por la parsimonia del servicio. Falta esmero en las colaciones ("el desayuno est¨¢ ah¨ª", a eso se reduce el servicio) y m¨¢s aplicaci¨®n en la elaboraci¨®n de las cenas. Claro que instalarse a comer a la luz de los faroles al borde del lago disculpa cualquier inconveniencia.
Una salita en la planta entremedia procura un mejor ambiente para el ojeo de revistas y, c¨®modamente repantingado en un sof¨¢, otear la incipiente actividad n¨¢utica del lago, m¨¢s acusada en verano que en invierno. Es una pieza di¨¢fana y alegre, como el resto de las habitaciones, decoradas con objetos de dise?o, tapicer¨ªas coloristas, una ba?era grande de hidromasaje y abstracciones sobre aluminio, metacrilato o lienzo pintadas por Sara Ja¨¦n, hija de la propietaria. Conviene exigir las superiores, por sus vistas al embalse, y las m¨¢s alejadas de la terraza, demasiado expuestas al murmullo veraniego. A eso se le puede sumar el ruido de las tolder¨ªas exteriores que golpean contra la fachada en cuanto sopla el viento. Inconvenientes no menores de la sostenibilidad bioclim¨¢tica que se olvidan en cuanto uno echa cuentas: el para¨ªso acu¨¢tico se encuentra... ?a una hora de Madrid!
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