Te echamos de menos, Tom Wolfe
El nuevo periodismo de hace 40 a?os es lo m¨¢s viejo que se conoce. No por las cuatro d¨¦cadas o m¨¢s transcurridas desde la invenci¨®n de aquella etiqueta, sino porque era viejo en el mismo momento en que se invent¨®, y lo era porque era periodismo del bueno, periodismo del que nos cuenta las cosas como son, los detalles m¨¢s exactos y a veces inapercibidos de la sucia realidad; es decir, era periodismo del de siempre, viejo como lo es el arte de narrar sobre las cosas que pasan.
"El valor revelador de la an¨¦cdota", he ah¨ª el secreto del periodismo nuevo, viejo o mediopensionista. La frase es del arquitecto Oscar Tusquets Blanca y pertenece al estupendo pr¨®logo que le ha puesto a una reedici¨®n de dos libros de Tom Wolfe, La palabra pintada y ?Qui¨¦n teme al Bauhaus feroz?, publicados por Anagrama en 1976 y 1982, respectivamente, y reeditados ahora en una colecci¨®n magn¨ªfica que se ha sacado de la chistera Jordi Herralde con el nombre de Otra vuelta de tuerca para aprovechar y resucitar su riqu¨ªsimo fondo editorial.
Oscar Tusquets a?ora aquel 'nuevo periodismo' que se deleitaba en los detalles y en las "novedosas enga?ifas"
"Por favor, intelectuales, denme an¨¦cdotas", remacha Tusquets despu¨¦s de las correspondientes citas de autoridad (Pla, Merim¨¦e, Rabelais y Montaigne). Seg¨²n el prologuista, el periodismo que hac¨ªa Wolfe antes de dedicarse a ganar pasta con novelas de ventas millonarias est¨¢ en trance de extinci¨®n. No hay apenas observadores cr¨ªticos, sino meros cronistas sociales, que nos narran los aspectos m¨¢s ininteresantes de los acontecimientos art¨ªsticos, pero son incapaces de observar esos detalles donde se esconde el diablo, aunque Tusquets nos recuerda que seg¨²n Mies van der Rohe era Dios quien se agazapaba en ellos.
Los ejemplos evocados por Tusquets demuestran su excelente nariz period¨ªstica y el mediocre estado del periodismo, el arte de las an¨¦cdotas y de los detalles. No sab¨ªa yo, por ejemplo, que la famos¨ªsima Zaha Hadid prometi¨® visitar Zaragoza por primera vez despu¨¦s de la inauguraci¨®n de su proyecto con el que venci¨® el concurso de la Expo, ni ninguno de los numerosos chismes que el arquitecto catal¨¢n nos cuenta de su colega iran¨ª, como sus malos modales y car¨¢cter, o "sus frecuentes eructos en la mesa". Tampoco conoc¨ªa la deliciosa an¨¦cdota de la que fue protagonista el dise?ador Miguel Mil¨¤, ante la pregunta del ma?tre de un restaurante con pretensiones: "?Est¨¢ el se?or familiarizado con nuestra carta?', a lo que Miguel responde: 'No, es que hoy es el primer d¨ªa de clase".
Ferran Adri¨¤ tambi¨¦n aparece en el texto de Tusquets, algo especialmente pertinente esta temporada, despu¨¦s de la clase magistral que el cocinero catal¨¢n imparti¨® en Harvard, donde reprendi¨® a la universidad considerada como la mejor del mundo por la nulidad de su biblioteca en cuanto a gastronom¨ªa. Tusquets evoca en su pr¨®logo, escrito hace varios meses, la canonizaci¨®n de Adri¨¤ en la Documenta de Kassel, algo que ocurri¨® en el verano de 2008 y catapult¨® definitivamente las artes culinarias a las p¨¢ginas de cultura de los peri¨®dicos.
"Tom, nos encantar¨ªa que en alguna ocasi¨®n hablases de estas novedosas enga?ifas", acaba diciendo el pr¨®logo en tono de carta personal al periodista. Tusquets echa de menos a Wolfe y todos quienes le¨ªmos en su d¨ªa aquellos espl¨¦ndidos reportajes tambi¨¦n nos sentimos atacados por una cierta nostalgia. Todo suena, el pr¨®logo y estas l¨ªneas, a lamento eleg¨ªaco. Parecen viejos argumentos y argumentos de viejos, es cierto. Pero a la vez es tan f¨¢cil dejar correr la imaginaci¨®n y pensar qu¨¦ personaje de la vida barcelonesa hubiera llamado la atenci¨®n a un Tom Wolfe joven, anterior a la vocaci¨®n novel¨ªstica, en caso de aterrizar en la Barcelona conmocionada por el saqueo del Palau de la M¨²sica.
Quiz¨¢s hay que entender el elogio de Oscar Tusquets como una finta para evitar que el lector caiga en la cuenta de que nadie como el brillante arquitecto que reform¨® el edificio de Dom¨¨nech i Montaner tiene el conocimiento de los detalles y de las an¨¦cdotas que rodean la vida y milagros del Bernie Madoff catal¨¢n, ese F¨¨lix Millet que saque¨® el Palau y avergonz¨® a toda la sociedad catalana, sin haber encontrado todav¨ªa el bardo que convierta sus proezas en poema.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.