Miles de docentes modifican su vida familiar para conservar el trabajo
Profesoras con menores o enfermos a su cargo, desplazadas de su centro a cientos de kil¨®metros, cuentan el trastorno que supone para sus vidas
"A mi madre la tengo que desplazar en ambulancia porque no puede moverse", cuenta Bego?a P¨¦rez, una profesora que desde hace 23 a?os trabaja para la Consejer¨ªa de Educaci¨®n y se ha "cascado los cientos de kil¨®metros que han hecho falta" cada d¨ªa para ir a dar clase. "Es la primera vez que ped¨ªa una comisi¨®n de servicio, perfectamente documentada con los informes m¨¦dicos que certifican la enfermedad degenerativa de mi madre". Negativo. Y sin respuesta oficial a la apelaci¨®n. No es la ¨²nica, 2.200 profesores -algunos con cargas familiares muy complejas- se han quedado este curso sin comisi¨®n de servicios que les permitiera trabajar cerca de sus domicilios.
El recorte del presupuesto del cap¨ªtulo de personal de Educaci¨®n aprobado en julio por la Generalitat ha obligado a algunos docentes a tener que desplazarse decenas, incluso centenares, de kil¨®metros todos los d¨ªas para llegar al trabajo. Cinco profesoras afectadas explican que hacen entre 90 y 250 kil¨®metros para ir a dar clase a otra provincia. Todas son madres con hijos menores o familiares enfermos a su cargo. Han presentado los correspondientes certificados m¨¦dicos. Pero les han denegado el permiso.
Las comisiones de servicio son un "hecho graciable" que se concede legalmente por "causas m¨¦dicas y sociales", tanto personales como familiares. En los casos entrevistados los criterios han sido omitidos. Incluso, de manera irrespetuosa. "Su caso ya nos lo sabemos de memoria", lleg¨® a espetarle el jefe de ¨¢rea de la Direcci¨®n General de Personal a una de las entrevistadas con un beb¨¦ con una enfermedad grave. Es el caso de Paula, que pide omitir su nombre real. Tiene un hijo de pocos meses con una enfermedad que requiere una intervenci¨®n quir¨²rgica r¨¢pida. Cualquier contacto con virus comunes como la gripe o una afecci¨®n menor intestinal se le complica y deriva en frecuentes ingresos hospitalarios. Su hijo ser¨¢ operado en Valencia, necesita atenci¨®n permanente y su marido trabaja.
No le han dado la comisi¨®n de servicio, pese a que cuando present¨® el certificado del doctor de cirug¨ªa pedi¨¢trica su hijo apenas ten¨ªa meses. Educaci¨®n la ha enviado a dar clase a la provincia de Alicante. A m¨¢s de 200 kil¨®metros de su destino de origen por autov¨ªa. "S¨®lo ped¨ªa que me dieran una plaza en la que pudiera ir y volver a casa en el mismo d¨ªa, aunque tuviera que conducir hora y cuarto". Desde el 1 de septiembre est¨¢ de baja.
Esta es la ¨²nica salida que les queda, y la que est¨¢n aconsejando los expertos de Salud Laboral cuando los casos son extremos y las vidas personales est¨¢n casi al l¨ªmite. Como la de Silvia A. A., una profesora que lleva tres operaciones ginecol¨®gicas, en una de las cuales se le tuvo que extirpar una trompa, y va camino de la cuarta "en dos semanas". Silvia y su marido est¨¢n en tratamiento de fertilidad in vitro en una cl¨ªnica de Valencia, para poder tener un hijo.
"Debido al tratamiento con hormonas y todo lo que supone, sufro de ataques de ansiedad", explica. Pero el ¨²ltimo no fue debido al tratamiento. Desde que le negaron la comisi¨®n sus crisis se incrementaron y est¨¢ en tratamiento psicol¨®gico. "Me dan mareos y no puedo conducir". A Silvia la han enviado a 156 kil¨®metros de su domicilio familiar. Ha tenido que alquilar un piso con otros maestros desplazados, dejar a su marido en casa, y trasladarse a Valencia para continuar el tratamiento.
Entre los afectados por una mudanza, los hay con hijos peque?os a su cargo, que han tenido que cambiar de colegio o ver c¨®mo se separan sus padres. Es el caso de Petunia Reig, con hijos peque?os a su cargo. "Tengo plaza en L'Alc¨²dia de Crespins, y a mi marido que disfrutaba de una comisi¨®n se la han denegado, y ha tenido que volver a su plaza en Girona, ¨¦l solo", denuncia Reig. "Esto supone un desgaste en el ¨¢mbito personal y un mont¨®n de gastos de viaje a?adidos".
Marina es otra madre con dos ni?os "menores de dos a?os" a su cargo, que ha disfrutado hasta ahora de comisi¨®n de servicio y se la han denegado. "?Si otros a?os este criterio era v¨¢lido, por qu¨¦ este a?o no?", se pregunta. ?Cu¨¢les son los criterios que han primado? Ninguna lo sabe. Como ellas, otras "150 docentes por la transparencia en las comisiones de servicio" han tramitado una queja al S¨ªndic de Greuges y se plantean la v¨ªa judicial para volver a poner en orden su vida.
Privilegiados y afines
En la situaci¨®n de Bego?a, Marina o Petunia hay hasta 2.200 docentes a los que este a?o de recortes se les ha denegado la comisi¨®n de servicio. "Viviendo en Castell¨®n o en Valencia se tienen que mudar al sur de Alicante", critican. Otras profesoras, sin embargo, han tenido m¨¢s suerte. Por ejemplo, "la propia esposa del director general de Personal, David Barelles, que la han mandado a un centro cerca de su casa, sin tener plaza definitiva". De su especialidad, Formaci¨®n y Orientaci¨®n Laboral, solo se han dado cuatro comisiones. Y una ha sido para ella. "La manera en c¨®mo se han dado las comisiones ha sido un absoluto desastre, pero no se han olvidado de los m¨¢s afines", censuran.
"?Qu¨¦ pasar¨ªa si 2.200 trabajadores de la Ford fueran destinados de la noche a la ma?ana a cientos de kil¨®metros de su casa, sin aviso y sin ninguna compensaci¨®n ni negociaci¨®n?", se preguntan. La respuesta no ha salido de Educaci¨®n. La consejer¨ªa se ha limitado a recibirlos, sin ofrecer "ninguna soluci¨®n". La ¨²nica sugerencia del director general de Personal, David Barelles, fue que concursaran "todos este a?o en el concurso nacional de traslados". Pero, avis¨® de que "no sacar¨¢n muchas plazas".
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