Ecologistas 'apol¨ªticos'
Los grupos gallegos no quieren militar
Las organizaciones ecologistas gallegas no quieren apoyar ning¨²n proyecto pol¨ªtico "verde". Estas asociaciones rechazan as¨ª sumarse a Equo, la nueva plataforma del ex director de Greenpeace en Espa?a, Juan L¨®pez de Uralde, que pretende configurar un nuevo partido ecologista como los que existen en otros pa¨ªses europeos. A pesar de ver con buenos ojos la propuesta, los ambientalistas no quieren perder su independencia organizativa y prefieren mantener su trabajo de base sin entrar en el Parlamento.
Por el momento, Equo no ha intentando contactar con ning¨²n grupo gallego, ni con las dos grandes asociaciones, Adega y Verdegaia, ni con la Federaci¨®n Ecoloxista Galega (FEG), que agrupa a numerosos colectivos locales. Tampoco estos peque?os grupos, como la Asemblea do Su¨ªdo, el Colectivo Ecoloxista do Saln¨¦s ni la Asociaci¨®n pola Defensa da R¨ªa de Pontevedra han tenido noticia de que Equo se interese por ellos.
Xan Duro, de Verdegaia, asegura que nunca har¨¢n "pol¨ªtica partidaria" porque apuestan "por la pol¨ªtica de ciudadan¨ªa, por una ciudadan¨ªa consciente y movilizada que permitir¨¢ las transformaciones pol¨ªticas y no al rev¨¦s". Fins Eirexas, de Adega, afirma que la participaci¨®n en un partido pol¨ªtico "desvirtuar¨ªa la actividad de la asociaci¨®n" y aboga "por transformar la sociedad desde abajo". Eirexas remite a la experiencia de Los Verdes alemanes en el gobierno, que provoc¨® "fuertes tensiones con el movimiento ecologista", como ejemplo para rechazar la participaci¨®n pol¨ªtica.
Aun as¨ª, Eirexas destaca que "las fuerzas tradicionales deben reflexionar por qu¨¦ est¨¢ m¨¢s cerca que nunca la aparici¨®n del ecologismo pol¨ªtico". Para Eirexas "estos partidos no dan respuesta a las inquietudes medioambientales de la poblaci¨®n", por lo que "es l¨®gico que intenten agrupar esas ideas en un nuevo partido". Sin embargo, a Marta Lois, del Colectivo Ecoloxista do Saln¨¦s, este intento le parece "un poco raro".
Para los ecologistas el principal problema que tendr¨¢ un nuevo partido en Galicia es el umbral del 5% de los votos que deben alcanzar para obtener representaci¨®n. El l¨ªmite impuesto por Fraga en 1992, defensor ac¨¦rrimo del bipartidismo, impide a muchos partidos peque?os acceder a la c¨¢mara. Desde la aprobaci¨®n de este requisito tan solo tres candidaturas consiguen sentarse en el Pazo do H¨®rreo.
Esta circunstancia favorece la fidelizaci¨®n del voto, lo que para Duro a?ade m¨¢s dificultades a la hora de abrirse un hueco en el panorama pol¨ªtico. Adem¨¢s, Eirexas apunta que el mensaje ecologista "ir¨¢ dirigido a las grandes ¨¢reas urbanas, donde el mensaje ecologista es m¨¢s fuerte", donde entrar¨ªa en competencia electoral "con la izquierda y el nacionalismo".
Partidos verdes se han presentado a las elecciones desde los a?os ochenta, la mayor¨ªa de las veces en coalici¨®n con otros partidos, pero nunca alcanzaron representaci¨®n m¨¢s all¨¢ de algunos ayuntamientos.
A la sopa de letras que supone la profusi¨®n de siglas que incluyen la palabra "verde" hay que a?adir la falta de caras conocidas a la hora de que encabecen las candidaturas. Seg¨²n Duro "la presencia de L¨®pez de Uralde puede servir de bandera de enganche". Sin embargo, el coordinador de Verdegaia destaca que su ¨¦xito "depender¨¢ de c¨®mo se organicen" porque "si son un partido monol¨ªtico y vertical al uso, va a ser dif¨ªcil que tenga ¨¦xito".
Desconfianza hacia los partidos
El ecologismo, como otros movimientos sociales, desconf¨ªa de los partidos pol¨ªticos. Xan Duro atribuye estas reticencias a que "los partidos pol¨ªticos tienen una concepci¨®n de las organizaciones sociales como instrumentos para sus fines", por lo que "mientras no abandonen su intento de manipulaci¨®n de los movimientos sociales, la relaci¨®n va a ser muy dif¨ªcil".
Duro asegura que recuperar la confianza en los partidos pol¨ªticos actuales "va a llevar mucho tiempo", porque "la agrupaciones sociales son muy ¨²tiles cuando se est¨¢ en la oposici¨®n, pero no en el gobierno".
Verdegaia naci¨® tras la marcha de un grupo de socios de Adega en 2006, encabezados por Xan Duro, que presid¨ªa la organizaci¨®n hasta ese momento. La escisi¨®n se produjo tras una asamblea en la que la UPG emple¨® el sistema de voto delegado (una misma persona pod¨ªa votar hasta por 20 socios), lo que provoc¨® que en una sala con 100 personas hubiese 400 votos. Entre los miembros presentes del partido hegem¨®nico del BNG destacaba Rub¨¦n Cela, director general de Xuventude en aquel momento.
A pesar de que Adega se autodenomina "independiente", la UPG incluye su creaci¨®n como un episodio m¨¢s de las organizaciones nacionalistas generadas en los setenta.
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