El beb¨¦ Mouad fallece 54 horas despu¨¦s de morir su madre
El peque?o Mouad muri¨® en la madrugada de ayer, 54 horas despu¨¦s de la muerte de su madre y de haber venido al mundo por una ces¨¢rea post m¨®rtem. Un coche conducido por un jubilado hab¨ªa arrollado a la madre embarazada de nueve meses en Collado Villalba. Desde entonces, el beb¨¦ hab¨ªa permanecido todo este tiempo con un hilo de vida, pero en el hospital La Paz finaliz¨® su corta y tr¨¢gica existencia.
El hombre que manejaba el veh¨ªculo se llama Valeriano, tiene 66 a?os, y no son pocas las veces que estos d¨ªas ha cogido papel y l¨¢piz para dibujar en un croquis lo que ocurri¨® en el ocaso del domingo. "D¨¦jalo ya, padre, no le des m¨¢s vueltas", le aconsejan sus hijas. Tratado por un psic¨®logo y bajo medicaci¨®n, se ha refugiado estos d¨ªas en un pueblo de Ciudad Real. "La muerte hay que pagarla, hay que llevarla encima para siempre", reflexiona desde su retiro.
El funeral del beb¨¦ se celebrar¨¢ hoy en la mezquita de la M-30. "Se ha acabado todo, no hay nada m¨¢s que hacer", sentencia el t¨ªo abuelo del peque?o sobre la agon¨ªa que se ha vivido. "Era un milagro que yo cre¨ªa que pod¨ªa ocurrir. Me he agarrado a esa ilusi¨®n para no perder la cabeza", contin¨²a Valeriano.
Le ha dado miles de vueltas a lo ocurrido. Si hubiese cogido otra carretera, si no hubiese perdido de vista ni un segundo a las cuatro mujeres con velo que caminaban por la calle. "Apenas me achuchan un poco me pongo a llorar. Me he venido al pueblo para desconectar un poco porque esto es un sinvivir. Sigo pensando que muchas casualidades se tuvieron que juntar para esto", explica Valeriano, que ha olvidado todo lo que hizo ese d¨ªa. "S¨¦ que fui al f¨²tbol pero poco m¨¢s, estoy como hipnotizado".
El atropello de Khadija se produjo en una carretera peculiar de Collado Villalba, con un pol¨ªgono industrial a un lado y una zona residencial al otro. Una mezcla de camiones de alto tonelaje y familias que pasean con el carrito de los ni?os. Justo en una cuesta arriba, recta, sin badenes. Valeriano rememora el momento: "He pasado por esa carretera millones de veces. Me la conozco de memoria. Es el camino m¨¢s corto para llegar a mi casa. Vi a unas mujeres que iban por el lado derecho de la acera. Recuerdo que alguna no iba subida a la acera sino que andaba por la zona en la que se aparca. No iba muy r¨¢pido que digamos, lo normal. Me daba el sol de cara. No s¨¦ cu¨¢ntos segundos despu¨¦s de subir la calle sent¨ª un golpe y lo primero que cre¨ª es que era un perro o algo. Me tir¨¦ del coche y justo me llam¨® mi hija. Me dijo '?Por d¨®nde andas?'. Y yo le dije 'En ninguna parte, vente para ac¨¢, he atropellado a una se?ora".
El golpe se produjo a la altura de un paso de cebra. Las acompa?antes de la embarazada aseguran que la arroll¨® cuando lo cruzaba, pero Valeriano cree que fue un par de metros m¨¢s adelante. "Yo pienso que no tuve la culpa, pero esta muerta la voy a arrastrar hasta el d¨ªa que me muera", cuenta. Valeriano ha estado medicado y acudiendo a la consulta del psic¨®logo los d¨ªas posteriores. Los m¨¦dicos quieren reducirle la dosis para que pueda acudir a declarar la semana que viene al Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 1 de Collado Villalba, el encargado de investigar. El jubilado no logra quitarse de la cabeza los momentos posteriores al atropello: "Andaba por la carretera como un muerto, sin saber ni d¨®nde estaba. Era una pesadilla. Un coche que ven¨ªa en la otra direcci¨®n se par¨® y baj¨® una doctora. Yo le pregunt¨¦ c¨®mo estaba la mujer y me dijo que estaba muerta. Despu¨¦s me dijeron que al ni?o lo hab¨ªan sacado vivo pero que ten¨ªa muy pocas posibilidades de vivir".
Y as¨ª fue. Mouad, el ni?o milagro, alumbrado en una carretera mientras su madre se desangraba, aguant¨® hasta la madrugada de ayer. Rachid Jahah, un cocinero que lleva 10 a?os en Espa?a, casi sin habla dijo que de golpe ha perdido a casi toda la familia. A¨²n le queda una hija de dos a?os y medio que tuvo con Khadija y que, seg¨²n sus familiares, lleva d¨ªas preguntando por su madre.
Los dos cad¨¢veres ser¨¢n repatriados a Marruecos en un par de d¨ªas. All¨ª, en un pueblo del norte llamado Targuist, en la provincia de Alhucemas, espera el resto de la familia. Han seguido el desenlace a trav¨¦s de la televisi¨®n internacional. "Ellos necesitan que lleguen cuanto antes los cuerpos, hay que acelerar los tr¨¢mites", afirmaba Abdessakan Yaoogini, t¨ªo abuelo de la criatura, propietario de un restaurante y una taberna y que lleva toda la semana haciendo de portavoz. "Hay que enterrar los cuerpos y despu¨¦s descansar. Este nivel de sufrimiento es insoportable", ahond¨®.
Rachid estuvo ayer todo el d¨ªa acompa?ado de amigos y familiares. Por la ma?ana renov¨® un documento de identidad marroqu¨ª para poder viajar sin problemas, y por la tarde se encerr¨® en su casa.
A esas horas, las hijas de Valeriano retiraban el coche del dep¨®sito municipal, donde permaneci¨® custodiado por la Polic¨ªa Local hasta que se le realiz¨® el peritaje judicial. Lo llevaron a reparar a un taller. "Hemos roto a llorar al verlo, observarlo con los bollos del atropello ha sido muy doloroso para nosotras", dec¨ªa una de las hijas. Valeriano, que ten¨ªa intenci¨®n de conocer a Rachid en persona, ha cambiado de opini¨®n. "Lo har¨¢ mi familia. Yo no tengo fuerzas para llamarles. Es un palo muy gordo, he matado a la madre y al hijo".
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