Dos buenas noticias
El pacto europeo sobre gobernanza econ¨®mica muestra la voluntad de avance de la Uni¨®n
El acuerdo alcanzado esta semana por los ministros de Econom¨ªa de la Uni¨®n Europea (UE) sobre la gobernanza econ¨®mica merece atenci¨®n, y por m¨¢s de un motivo. Lo m¨¢s destacado es, parad¨®jicamente, lo que menos se destaca: la voluntad de convertir en permanente -una suerte de Fondo Monetario Europeo- el actual fondo temporal de rescate para las econom¨ªas que sufren embates de los mercados financieros y de deuda, y que en principio se limitaba a tres a?os. Esta decisi¨®n es trascendente. Viene a dotar a la uni¨®n monetaria de las muletas necesarias que aseguran su estabilidad en cualesquiera crisis. El prop¨®sito se acompa?a del reconocimiento impl¨ªcito de que, seg¨²n fuesen las cosas, convendr¨ªa dejar caer a los Estados incumplidores en la suspensi¨®n de pagos. Cautela l¨®gica, pues la imposibilidad legal de quebrar incentivar¨ªa el riesgo moral, las conductas relajadas o la irresponsabilidad.
Ante la importancia de esta decisi¨®n palidecen los aspectos m¨¢s discutibles del paquete proyectado, sobre todo el endurecimiento del Pacto de Estabilidad, que pretende asegurar la austeridad presupuestaria general. Los ecofines han endurecido el alcance de las sanciones a los Estados miembros incumplidores de los techos de d¨¦ficit y de deuda. Pero mucho menos de lo que propugnaban la Comisi¨®n y Alemania. El pretendido automatismo de los castigos no ser¨¢ tal, a instancias de Francia. Es verdad que la fijaci¨®n de multas por un organismo no elegido directamente plantea problemas de jerarqu¨ªa democr¨¢tica. Pero m¨¢s inc¨®gnitas suscita el hecho de que se conf¨ªen a un organismo pol¨ªtico -el Consejo- culpable de haber convalidado en el pasado, sin m¨¢s, los incumplimientos de Francia y de Alemania.
Tambi¨¦n requerir¨ªa de mayor discusi¨®n la reforma del tratado que proponen franceses y alemanes. Por su contenido, pues plantea la retirada del derecho al voto a los incumplidores del d¨¦ficit, mientras se olvidan otras violaciones a¨²n m¨¢s graves, las de los derechos fundamentales. Y por su forma, pues establece un procedimiento complej¨ªsimo para un resultado poco acorde con ¨¦l. Pese a estos interrogantes, el avance hacia una m¨¢s aut¨¦ntica uni¨®n econ¨®mica parece imparable. Lo demuestra tambi¨¦n el acuerdo de principio sobre la regulaci¨®n de los fondos de alto riesgo o hedge funds. Lo que constituye otra muy buena noticia.
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