En arte casi todo vale
La censura parcial a la exposici¨®n de Larry Clark en Par¨ªs reabre el debate sobre los l¨ªmites de la creaci¨®n - Las fronteras se desplazan de la mano de la moral
Larry Clark es un especialista en fotografiar menores que juegan a malotes. Sus adolescentes se deslizan hacia el lado oscuro antes de tener edad para votar: hay sexo precoz, jeringas con falsos para¨ªsos, pistolas que dicen la ¨²ltima palabra. Tambi¨¦n gracietas que solo hacen gracia a los adolescentes: una panda hace un calvo (muestra el trasero) en una de las instant¨¢neas.
Y aunque Larry Clark es ya un viejo conocido de las pol¨¦micas -lleva retratando esos mundos peligrosos y duros de los menores desamparados desde los sesenta-, su ¨²ltima exposici¨®n en el Museo de Arte Moderno de Par¨ªs ha vuelto a encender la mecha. ?Se excede Clark? ?Lo hace el Ayuntamiento de Par¨ªs, que ha prohibido el acceso a los menores de 18 a?os a la exposici¨®n? ?Se alimentan controversias para tener ¨¦xito?
Las controversias se alimentan para aumentar el ¨¦xito de la muestra
Todav¨ªa hay quien considera pornogr¨¢fico a Mapplethorpe
Vayamos por partes. El Ayuntamiento de Par¨ªs ha vetado la entrada a menores porque considera que, seg¨²n la legislaci¨®n francesa, algunas de las 200 obras pueden ser consideradas pornogr¨¢ficas. Cab¨ªan otros caminos, incluido uno expeditivo. "Si vas a prohibir el acceso a un determinado p¨²blico, es mejor no montar la exposici¨®n", sostiene I?aki Mart¨ªnez Antelo, que dirige el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Vigo (Marco). "Cuando programas una exposici¨®n as¨ª ya sabes que se generar¨¢ pol¨¦mica, tienes que pensar a qui¨¦n va dirigida si est¨¢s al frente de una instituci¨®n p¨²blica", a?ade.
Desde luego, los gestores franceses no pueden escudarse en el desconocimiento. Clark es un cl¨¢sico sobre el que se polemiza una y otra vez. Lo de Par¨ªs es un calco de lo ocurrido ?en Valencia en 1994! La sala Parpall¨® mostr¨® ese a?o fotos de Larry Clark y el japon¨¦s Nobuyoshi Araki (masturbaciones juveniles, adolescentes drogados, menores acobardados...) que hicieron temblar sotanas y correr r¨ªos de tinta con gran eficacia: la Fiscal¨ªa de Valencia prohibi¨® la entrada a la exposici¨®n a menores de 18 a?os si no iban acompa?ados.
Pol¨¦mica y censura suelen ir de la mano. Robert Mapplethorpe, uno de los grandes de la fotograf¨ªa contempor¨¢nea, fue tambi¨¦n uno de los artistas m¨¢s censurados del siglo XX por la sexualidad expl¨ªcita de sus obras (muchas homosexuales, para mayor esc¨¢ndalo de morales conservadoras). Aunque fue encumbrado tras su muerte, su obra parece condenada a perturbar hasta la eternidad. El ¨²ltimo ataque le lleg¨® de una de las redes del futuro. Facebook vet¨® las campa?as publicitarias sobre Night work, el ¨²ltimo disco de la banda neoyorquina Scissor Sisters, por considerar que la portada resultaba inapropiada. En ella -una imagen de Mapplethorpe- se ve¨ªan nalgas y muslos del bailar¨ªn cl¨¢sico Peter Reed, marcados por las mallas de ballet, al acabar una coreograf¨ªa.
"Si a estas alturas alguien piensa que es pornograf¨ªa cualquier foto de Mapplethorpe, est¨¢ claro que tiene un criterio err¨®neo, por no emplear una palabra m¨¢s fuerte", reprocha Jos¨¦ Guirao, director de La Casa Encendida. "Hannah Montana me parece m¨¢s pornogr¨¢fica, aunque no en el sentido cl¨¢sico del t¨¦rmino". Y pregunta: "?Son pornogr¨¢ficas las escenas de ninfas y faunos, la mitolog¨ªa renacentista colgada en museos nacionales o Las tres Gracias de Rubens?".
?Es pornogr¨¢fico el v¨ªdeo Los penetrados de Santiago Sierra, pero no lo es el mural pintado en una casa de Pompeya hace casi 2.000 a?os donde una pareja heterosexual practica sexo anal? La pintura romana puede verse en el Museo de N¨¢poles, el v¨ªdeo de Santiago Sierra (Madrid, 1966) se proyect¨® en la galer¨ªa Helga de Alvear en 2009. Las creaciones de Sierra dan mucho que hablar y, como m¨ªnimo, algo que pensar. En la Bienal de Venecia de 2003 tapi¨® el pabell¨®n espa?ol e impidi¨® el acceso a quienes no estuvieran documentados -para denunciar las restricciones comunitarias a los inmigrantes-, y en una galer¨ªa de Londres mostr¨® en 2007 m¨®dulos construidos con excrementos humanos recogidos en ciudades indias por parias que purgaban as¨ª la maldad desplegada en vidas anteriores.
Los penetrados es un v¨ªdeo de 45 minutos, que muestra todas las combinaciones posibles de penetraci¨®n anal entre hombres y mujeres de raza blanca y negra. Se film¨® con voluntarios -que percibieron 250 euros por participar- captados mediante un anuncio en la prensa. Sierra ha rehusado hablar para este art¨ªculo, pero s¨ª lo hizo en 2009, en plena exposici¨®n: "Probablemente sea pornograf¨ªa. Entiendo que la pornograf¨ªa son im¨¢genes de gente fornicando y nada m¨¢s, sin trama, y eso es Los penetrados". Reacio a explicar su obra, a?ad¨ªa: "En mi trabajo la gente tiene libertad para pensar por s¨ª misma. No es necesaria mi gu¨ªa". ?Qu¨¦ pretend¨ªa con el v¨ªdeo? Denunciar la paranoia y el temor de la sociedad blanca hacia los inmigrantes africanos; la sexualidad le pareci¨® la v¨ªa m¨¢s contundente. ?Un provocador? Al artista le molesta tal etiqueta.
Pero claro que hay especialistas en provocar y programadores especializados en ficharles. Para el artista Rogelio L¨®pez Cuenca (Nerja, 1959), la "censura parcial" de Clark en Par¨ªs le parece "una parte indispensable del show". Conviven, dice, dos tendencias: el uso de artistas provocadores como "una cara de la estrategia y ret¨®rica dominantes en la publicidad comercial" y la exclusi¨®n de creadores controvertidos por empresas patrocinadoras "que no quieren verse asociadas de ning¨²n modo a asuntos pol¨¦micos".
La censura de hoy le parece a L¨®pez Cuenca m¨¢s sutil y vers¨¢til. "Nadie se quiere reconocer en el papel de censor, que ha sufrido un gran descr¨¦dito p¨²blico. Con frecuencia se delega esa responsabilidad en otros invisibles". Habla desde la experiencia: sufri¨® censuras "m¨¢s veces de lo que hubiera esperado". La inviabilidad econ¨®mica suele ser un argumento recurrente -y menos impopular- para quitarse de en medio un proyecto controvertido. "Tienes que negociar permanentemente la adecuaci¨®n de la obra a las posibilidades de realizaci¨®n y divulgaci¨®n", cuenta. En conclusi¨®n, la libertad del creador es "ilusoria".
Los l¨ªmites art¨ªsticos se desplazan con la moral de la ¨¦poca. Al margen de episodios rancios como el de Facebook, la homosexualidad apenas escandaliza ya en las democracias occidentales. "En primer lugar antepondr¨ªa a la religi¨®n, estamos en un periodo muy fundamentalista, incluyendo a todas las religiones", se?ala Estrella de Diego, ensayista y catedr¨¢tica de Arte Contempor¨¢neo de la Universidad Complutense. Los otros temas calientes, seg¨²n I?aki Mart¨ªnez Antelo, son el terrorismo y los menores. De lo ¨²ltimo, adem¨¢s de Clark, sirva este ejemplo curioso: la Wikipedia brit¨¢nica bloque¨® temporalmente el acceso a la portada a Virgin killer, un antiguo disco de Scorpions de 1976, porque mostraba a una ni?a desnuda, para minimizar los contenidos "indecentes" en la Red. Cuatro d¨¦cadas han endurecido la tolerancia hacia la utilizaci¨®n de menores.
Impere la moral que impere, ni para la acad¨¦mica, ni para el creador, ni para los programadores deben colocarse l¨ªmites al arte. "Los l¨ªmites son censura, es mejor que sobre a que falte, aunque muchas im¨¢genes est¨¢n hechas para epatar y escandalizar", argumenta De Diego. La barrera, para el director de La Casa Encendida, es n¨ªtida: el C¨®digo Penal. "No matar a nadie, no secuestrar... El arte forma parte de la vida y lo que no sea delito tiene cabida en el arte", afirma el ex director del Reina Sof¨ªa. Durante su etapa en este museo, si las exposiciones inclu¨ªan obras duras, se advert¨ªa con un cartel. Esto le parece suficiente: "Visitar una exposici¨®n no es obligatorio, est¨¢n en locales cerrados".
-?En ning¨²n caso habr¨ªa que limitar el acceso de menores?
-Creo que no. ?Est¨¢ regulado que un ni?o de 14 a?os no acceda en Internet a webs violentas? No s¨¦ entonces por qu¨¦ tenemos que regularlo en el arte.
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