De becario a jubilado
"Durante aquel octubre final -el ¨²ltimo que pasar¨ªa en su casa- esperaba d¨ªa tras d¨ªa, con angustiosa y febril esperanza, una carta m¨¢gica. Era una de esas cartas maravillosas que aguardan los j¨®venes -una carta que deber¨¢ traerle de la noche a la ma?ana la fortuna, la fama y el triunfo-, pero que no llegan jam¨¢s". Son palabras le¨ªdas al azar en uno de mis libros preferidos, Del tiempo y el r¨ªo, un novel¨®n al puro estilo de los grandes narradores del siglo XX, del norteamericano Thomas Wolfe (Asheville, Carolina del Norte, EE UU, 1900-Baltimore, 1938). Ser joven es tan dif¨ªcil. Tener deseos, expectativas, ganas de hacer algo y que te dejen hacerlo. Es dif¨ªcil encontrar el camino y alguna puerta que no est¨¦ cerrada con cerrojo y candado. Y esas cartas que no llegan jam¨¢s son las que nos van agriando el car¨¢cter y pueden convertirnos en mala gente si no nos empe?amos en tener un esp¨ªritu grande.
Y esas cartas que no llegan jam¨¢s son las que nos van agriando el car¨¢cter A los 50 a?os, en esta sociedad de viejos que es Espa?a, ya se es viejo, lo cual es una paradoja
Lamentablemente vivimos tiempos de caracteres agriados, turbios y maniacos y de puertas cerradas. No hay trabajo, no hay futuro. Vivimos tiempos de des¨¢nimo, de s¨¢lvese quien pueda y de zancadillas muy feas que nos rebajan al nivel de las alcantarillas. A esos hijos que hemos criado inculc¨¢ndoles un -quiz¨¢ desmesurado- respeto al pr¨®jimo, ahora tenemos que reprogramarlos para que piensen solo en s¨ª mismos si queremos que sobrevivan. Y tenemos amigos, conocidos, vecinos que est¨¢n viviendo situaciones muy duras en los centros de trabajo porque la solidaridad, el compa?erismo y una m¨ªnima generosidad son obst¨¢culos en una competitividad demencial que no est¨¢ sirviendo para reflotar la econom¨ªa.
Ahora a nadie le da verg¨¹enza comportarse como un cerdo o cerda, no est¨¢ mal visto. El mundo laboral est¨¢ enfermo. Y lo peor es que los comportamientos que desarrollamos en los centros de trabajo no se quedan ah¨ª, sino que salen a la calle y se meten en las casas y en nuestras almas. Qu¨¦ falsa es la separaci¨®n de trabajo y vida privada, todo es lo mismo porque todo lo vive una misma persona y est¨¢ en una misma cabeza y desencadena unas emociones que no se pueden meter en el caj¨®n de la mesa del despacho.
En el fondo, cuando los empresarios se re¨²nen y toman determinados acuerdos, cuando han consentido que un personaje como D¨ªaz Ferr¨¢n haya sido su presidente durante tanto tiempo, no deben olvidar que est¨¢n marcando un tipo de ¨¦tica y de forma de vida que alcanza a toda la sociedad. Este portento dec¨ªa con simpleza aplastante antes de su destituci¨®n que "solo se puede salir de la crisis trabajando m¨¢s y ganando menos". Solo hay que ver c¨®mo ha gestionado sus empresas. Cuando adem¨¢s es un hecho comprobado que superamos a otros pa¨ªses europeos en horas laborales y que, sin embargo, nuestra productividad es mucho m¨¢s baja.
A discriminar a alguien por el color de la piel se llama racismo. A discriminar a alguien por su procedencia social y no por sus conocimientos y preparaci¨®n: clasismo. Discriminar a una mujer por cuesti¨®n de sexo o g¨¦nero: machismo. Discriminar a los homosexuales: homofobia.
?Y c¨®mo se llama rechazar, discriminar, apartar e infravalorar al pr¨®jimo por su edad? A los 50 a?os, en esta sociedad de viejos que es Espa?a, ya se es viejo, lo que no deja de ser una paradoja. Estamos creando tanta frustraci¨®n, tanto jubilado prematuro y tanta ansiedad por aprovechar el corto tiempo activo laboralmente hablando (con suerte a los 30 se puede dejar de ser becario y a los 50 ya se est¨¢ sentado en un banco del parque), que nadie se va a tomar la molestia de aprender nada en serio porque cuando ya est¨¦ en posesi¨®n plena de tales conocimientos le dar¨¢n una patada en el culo.
As¨ª que si eres joven y emprendedor, no esperes ni desesperes para que te den un empleo, cr¨¦atelo t¨². Estos d¨ªas se ha celebrado en Madrid el Tat¨²an Valley Startup School, un curso dirigido a fomentar la iniciativa, seguridad, el fortalecimiento de la autoestima, la confianza, la oratoria para que puedas autoemplearte. Esto es una muestra de que, como consecuencia de todo lo que ya sabemos, hemos pasado de intentar aprender bien un oficio, de saber hacer algo bien en la vida, a aprender c¨®mo ir pisando fuerte y a creernos los due?os del mundo. No todo el mundo quiere ser emprendedor, ni h¨¦roe, ni empresario, ni uno de esos chavales que a los 15 a?os ya se ha hecho rico con Internet. Los hay que solo quieren hacer bien lo que saben hacer bien.
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