"Si alguien me dice que no soy capaz, me anima"
Un joven con s¨ªndrome de Down obtiene el grado profesional de M¨²sica
A Rafael Calder¨®n (M¨¢laga, 1984) le gusta decir que tiene dos familias: con la que vino al mundo y la m¨²sica. Gracias a la primera sabe que, con esfuerzo y tes¨®n, no hay escal¨®n insalvable. La segunda le sit¨²a en un plano de igualdad con el resto del mundo. Desde el 1 de junio, Rafael es oficialmente un m¨²sico profesional. El primero con s¨ªndrome de Down que ha obtenido el grado profesional en un conservatorio, el Manuel Carra de M¨¢laga, sin que se le haya hecho ning¨²n tipo de adaptaci¨®n curricular. Su trabajo y una d¨¦cada de intensos estudios, le ha costado. "No ha sido un camino de rosas, m¨¢s bien un camino chocado", comenta con una sonrisa nerviosa.
Rafael relata su experiencia sentado en una terraza de la Plaza del Obispo de M¨¢laga. Le gusta el lugar porque se divisa la entrada a la Catedral. La rampa de acceso le trae recuerdos de la Semana Santa, y de sus innumerables entradas al recinto con la banda de la barriada de Miraflores. "Descubr¨ª la m¨²sica con diez u once a?os. Le ped¨ª a mi madre que me metiera en la banda porque me llamaban mucho la atenci¨®n los instrumentos". De la percusi¨®n, con la que estuvo dos a?os, pas¨® al viento. La trompeta, que ahora llama "su novia", se ha convertido desde entonces en una de sus aliadas. "A veces estoy malo, con el cuerpo vac¨ªo y las canciones me dan fuerza. Lo veo como un juego, al que le echo muchas horas". Despu¨¦s, muestra con orgullo un callo en su labio superior.
"Un profesor me recomend¨® que estudiara jardiner¨ªa. No le hice caso"
"Cuando me siento mal, con el cuerpo vac¨ªo, las canciones me dan fuerza"
En todo este tiempo, Rafael, el ¨²ltimo de nueve hermanos, ha ido salvando escollos. En la escuela, intentaron segregarlo, pero su familia se opuso. "Para hacer la prueba de acceso al conservatorio tuvimos que recurrir al Defensor del Pueblo, ya que superaba la edad permitida", explica su hermano Ignacio, que le acompa?a en la entrevista. Logr¨® compaginar sus estudios musicales con el bachillerato, donde solo se le atragant¨® el ingl¨¦s. "Un profesor me recomend¨® que estudiara un m¨®dulo de jardiner¨ªa. Yo no dije nada. Cerr¨¦ mi libro y me dije: t¨² por tu camino y yo por el m¨ªo", rememora Rafael.
La Junta de Andaluc¨ªa le ha concedido una de sus Medallas al M¨¦rito en la Educaci¨®n, y le patrocina la casa Yamaha, algo de lo que est¨¢ especialmente orgulloso. En los ¨²ltimos meses ha dado varias charlas concierto en M¨¢laga y Sevilla. "Me gusta mucho hacer improvisaciones", dice. Y lo demuestra. Para la foto, no duda en tocar un poco. Un grupo de turistas se acerca a escucharlo. "La m¨²sica y el s¨ªndrome de Down no tienen nada que ver. En el escenario somos mi trompeta y yo", comenta despu¨¦s.
Benjam¨ªn Moreno, trompeta solista de la orquesta de RTVE y profesor de Rafael, habla maravillas de ¨¦l: "Para ¨¦l no existe el miedo esc¨¦nico, no tiene ninguna limitaci¨®n sentimental", ha dicho. "Como la vida sigue, yo sigo", zanja el alumno, con una de esas frases lapidarias que construye con una habilidad pasmosa. "Soy un fil¨®sofo de la m¨²sica", bromea.
Despu¨¦s de m¨¢s de una hora hablando, se anima a pedir una raci¨®n de ensaladilla rusa, a la que entra con timidez. "Soy bastante comil¨®n", reconoce. Hoy, los nervios de la entrevista le impiden disfrutar de la comida. "Yo soy dos personas, el Down, que no ha ayudado en nada, y yo mismo, que he tirado de todo", explica. "Me gustan los retos. Si alguien me dice que no soy capaz de hacer algo me est¨¢ animando a hacerlo". El pasado verano Calder¨®n ten¨ªa en mente su acceso al grado superior de m¨²sica. Alguien le dijo que no le ve¨ªa capaz de pasar la prueba. Ya la ha hecho. La semana pasada, la Universidad Francisco de Vitoria, de Madrid, le comunic¨® que le hab¨ªa admitido.
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