Gitanos
A veces parece que la crisis no existe. Vivimos tiempos contradictorios, entre la costosa apoteosis de los fastos eclesiales para celebrar el subterr¨¢neo paso indemne de una tuneladora y el drama real de ausencias futbol¨ªsticas en Asturias. O entre las ingenuas y pacientes expectativas para con un determinado Tribunal Constitucional y el aterrizaje violento de realismo que nos facilita un determinado alcalde de Valladolid.
Pero la crisis existe, y desencadena o multiplica inmensos da?os colaterales que nacen, crecen o rebrotan de las manos de esos dioses antiqu¨ªsimos que ahora han sido rebautizados con el nombre, nada teol¨®gico, de "los mercados".
Este a?o se cumple el 60 aniversario del Convenio Europeo para la protecci¨®n de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales. La Associaci¨® Catalana de Juristes Dem¨°crates ha conmemorado esta fecha dialogando con ?lvaro Gil Robles, que fue el primer comisario europeo de Derechos Humanos (1999-2006). Los derechos humanos son, con la actual crisis, objeto de preocupante postergaci¨®n, o restricci¨®n efectiva, aunque no te¨®rica o formal, porque los grandes textos declarativos no se han alterado. Y todav¨ªa es m¨¢s preocupante que las mismas sociedades civiles democr¨¢ticas que hace 50 a?os no habr¨ªan tolerado determinadas restricciones pr¨¢cticas de esos derechos hoy parecen mirar hacia otro lado, cuando estas restricciones se perpetran.
Los derechos humanos son, con la crisis actual, objeto de preocupante postergaci¨®n. Hoy se mira hacia otro lado
Sarkozy, el mismo que siendo ministro del Interior prometi¨® barrer las calles de basura, refiri¨¦ndose a los j¨®venes inmigrantes desarraigados, ahora barre de nuevo. Ha emprendido la bochornosa iniciativa de expulsar a los gitanos extranjeros de los barrios m¨¢s humildes de Francia. Y les hemos visto en televisi¨®n saliendo del pa¨ªs en que viv¨ªan, con sus maletas, sus ni?os, sus ancianos. No era una devoluci¨®n de delincuentes. Era un destierro colectivo por causa de pertenencia a un grupo racial. Y Sarkozy saldr¨¢ indemne, con el asentimiento expreso o t¨¢cito de buena parte de su biempensante pa¨ªs, con el benepl¨¢cito c¨®mplice de casi toda Europa, o el para nosotros triste encubrimiento de Zapatero. Los derechos humanos, con sus 60 a?os de vigencia, est¨¢n siendo atropellados.
No cabe ignorar que la pobreza genera marginalidad, y la marginalidad produce antisocialidad, es decir, ruptura frente a la sociedad que les excluye. Y no cabe ignorar que determinados grupos vienen soportando marginaci¨®n, exclusi¨®n, en sus antiguas patrias, desde hace muchas generaciones. En estas circunstancias han llegado hasta aqu¨ª, atra¨ªdos por los tiempos, ya pasados, de nuestra abundancia. Tampoco cabe ignorar que la razonable concentraci¨®n de estos colectivos en los espacios urbanos, o suburbanos, a que la exclusi¨®n social les relega, produce el rechazo de quienes hasta entonces ocupaban esos mismos espacios.
No cabe ignorar todo eso, ni sus consecuencias, con una perspectiva de buenismo ingenua o ut¨®pica. Pero una perspectiva l¨²cida no tiene por qu¨¦ ser hip¨®crita, insolidaria o criminalizadora.
Aqu¨ª, en Catalu?a, como no pod¨ªa ser de otro modo, corren vientos similares. Desgraciadamente, parece que algunos ensayan en la precampa?a auton¨®mica los gestos populistas m¨¢s agrios, para aplicarlos despu¨¦s a mayor escala si resultan exitosos. Otros, m¨¢s taimados, promulgan, ampl¨ªan y gestionan f¨®rmulas legales de exclusi¨®n de extranjeros, sean gitanos o no, pero siempre pobres. Es deseable que no prospere el agrio experimento populista expl¨ªcitamente criminalizador. Pero, adem¨¢s, es exigible que la ecuaci¨®n de extranjer¨ªa y pobreza no conduzca a la marginaci¨®n social, la represi¨®n legal y la exclusi¨®n total. Porque es necesario que, 60 a?os despu¨¦s, podamos estar orgullosos de la vigencia de los derechos humanos, sin sufrir el bochorno de sentirnos c¨®mplices involuntarios de una utilizaci¨®n hip¨®crita, restrictiva y mendaz.
Jos¨¦ Mar¨ªa Mena es ex fiscal jefe de Catalu?a.
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