Bruselas busca ingresos propios con un nuevo IVA y una tasa a¨¦rea
La Comisi¨®n mantiene la congelaci¨®n del gasto en el 1% del PIB comunitario
La revisi¨®n del presupuesto comunitario, pedida por el Consejo Europeo en 2005, se ha visto aplazada y condicionada por la crisis econ¨®mica y por los retrasos en la entrada en vigor del Tratado de Lisboa. Las ideas de la Comisi¨®n Europea presentadas la semana pasada incluyen un cambio radical tanto en los ingresos (nuevos impuestos y descuentos como el cheque brit¨¢nico) como en los gastos (reforma de la Pol¨ªtica Agraria Com¨²n).
Los nuevos impuestos propios que se barajan y su capacidad recaudatoria son los siguientes: tasa sobre las transacciones financieras (entre 22.000 y 25.000 millones de euros); subasta de derechos de emisiones de CO2 (20.000 millones en 2020); IVA europeo (con un tipo del 1% se obtendr¨ªan unos 41.000 millones, datos de 2001); tasa de aviaci¨®n (12.800 millones, con datos de 2006); tasa sobre la energ¨ªa (108.800 millones) y un impuesto sobre beneficios de las empresas (un peque?o tipo ser¨ªa suficiente para financiar el presupuesto de la UE de 122.900 millones de euros).
Uno de los temas m¨¢s espinosos ser¨¢ el importe del 'cheque brit¨¢nico'
El nuevo IVA europeo se desglosar¨ªa en las facturas y sustituir¨ªa la actual aportaci¨®n de los Estados en funci¨®n de su recaudaci¨®n de ese impuesto, pero el propio documento t¨¦cnico de la Comisi¨®n se?ala que la alta visibilidad de esta alternativa dar¨¢ problemas si los ciudadanos lo perciben como una tasa adicional.
Las propuestas no prev¨¦n aumento alguno del volumen del presupuesto comunitario que permanece congelado en el 1% del PIB comunitario, y es uno de los principales exponentes de la debilidad del proyecto europeo.
La cuesti¨®n de fondo que inspira la reforma es que la UE debe disponer de recursos propios para tener las manos libres para financiar sus pol¨ªticas. Lo que supone concentrarse en "la ayuda de las nuevas empresas, la innovaci¨®n, reducci¨®n de emisiones contaminantes, mejora de la calidad del medio ambiente, modernizaci¨®n de las universidades, ahorro y desarrollo de las redes de energ¨ªa, transportes y telecomunicaciones".
Los efectos de este nuevo enfoque implicar¨¢n cambios en los recursos destinados a la PAC, que ya han pasado de representar el 65% en 1988 al 40% actual. Tambi¨¦n se esboza una inquietante nueva pol¨ªtica de la cohesi¨®n "que debe sostener las grandes prioridades comunes a toda la UE, en lugar de concentrarse puramente sobre la reducci¨®n de las disparidades entre las regiones ricas y pobres". Una fuente comunitaria apunta que la idea es "limitar las ayudas a las regiones pobres de los pa¨ªses pobres".
En el cap¨ªtulo de los ingresos se pretende poner fin al sistema "opaco y extremadamente complejo" y "esencialmente anticomunitario", como se?ala Alain Lamassoure, eurodiputado del Partido Popular Europeo y presidente de la Comisi¨®n del Presupuesto.
La realidad es que las aportaciones de los Estados, en funci¨®n de su PIB representan hoy el 75% de los ingresos, mientras que en 1988, supon¨ªan el 10%. Esto implica una batalla reiterada sobre "el justo retorno" de cada pa¨ªs.
El sistema de ingresos se complic¨® a partir de 1994, cuando el Reino Unido exigi¨® el llamado cheque brit¨¢nico, para compensar su baja participaci¨®n en el gasto. El cheque, que equivale al 66% de la contribuci¨®n neta brit¨¢nica (unos 4.500 millones de euros sobre una contribuci¨®n brit¨¢nica de unos 7.000 millones anuales) gener¨® a su vez descuentos en otros pa¨ªses.
El comisario de Programaci¨®n Financiera, Januzs Lewandoswski, advertido por el presidente de la Comisi¨®n, Jos¨¦ Manuel Barroso, extrem¨® la cautela al referirse al descuento, consciente de que en los mismos d¨ªas el Gobierno brit¨¢nico iba a anunciar un dr¨¢stico ajuste fiscal. Pero el documento de Bruselas advierte de que la composici¨®n de los gastos determinar¨¢ "si los mecanismos de correcci¨®n se justifican en el futuro".
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