Lecci¨®n para Afganist¨¢n
Los archivos de la guerra de Irak ofrecen un epitafio para la actual estrategia de guerra de Afganist¨¢n. A la estrategia basada en el aumento de tropas de Estados Unidos se le atribuye el m¨¦rito de haber rescatado Irak. Y si bien es cierto que las tropas adicionales proporcionaron mayor seguridad, los informes [difundidos por Wikileaks] sugieren que el ¨¦xito se debi¨® tambi¨¦n a que muchos iraqu¨ªes estaban preparados para ese incremento del despliegue militar.
Varias circunstancias coincidieron sobre el terreno. Las comunidades en guerra [sun¨ªes y chi¨ªes] estaban exhaustas por el frenes¨ª de muertes [en 2006 y 2007]. Barrios mixtos y ciudades hab¨ªan sido en gran medida limpiadas [de miembros de la secta rival]. Las milicias sun¨ªes y chi¨ªes, que eran vistas como defensoras de sus comunidades, hab¨ªan comenzado a exterminarse, haciendo a los ciudadanos m¨¢s receptivos a las pol¨ªticas de EE UU.
La guerra que emerge de los documentos dibuja unas circunstancias muy cambiantes que segu¨ªan su propia l¨®gica y que fueron despreciadas por los militares, los medios de comunicaci¨®n y los dirigentes pol¨ªticos en Washington. El aumento de tropas, dise?ado por el general David Petraeus, ahora comandante en Afganist¨¢n, se produjo en un tiempo en que muchos iraqu¨ªes estaban tan hartos de sus milicias locales que estaban dispuestos a arriesgarse cooperando con los americanos, d¨¢ndoles informaci¨®n. Dos a?os antes no lo estaban. Esto no significa que el incremento de tropas no fuera importante. Por el contrario, fue decisivo para reducir la violencia.
Queda por ver si la sociedad past¨²n est¨¢ preparada para resistir ante los talibanes, como los sun¨ªes lo estuvieron en Irak, o si los talibanes y un desacreditado Gobierno central est¨¢n listos para la reconciliaci¨®n.
En Irak, los estadounidenses esperaban ser aclamados como liberadores, pero fueron considerados ocupantes y los iraqu¨ªes se volvieron hacia los americanos porque estaban exhaustos y desesperados. En Afganist¨¢n, los americanos fueron bien recibidos al principio, pero seg¨²n se empantanaba la guerra, los afganos perdieron la fe en la capacidad de EE UU para protegerlos, y no est¨¢ nada claro que esa confianza pueda restaurarse. La lecci¨®n de Irak es que, sin esa confianza, ninguna estrategia, por bien concebida que sea, puede tener ¨¦xito.
El Pent¨¢gono tard¨® en reconocer lo que estaba muy claro sobre el terreno: que Irak se hab¨ªa hundido en una guerra sectaria. La palabra secta solo aparece 12 veces en los archivos de 2005, el a?o en que comenz¨® la limpieza sistem¨¢tica de barrios y ciudades. En una reuni¨®n con periodistas, despu¨¦s de la explosi¨®n en la mezquita de Samarra, en febrero de 2006, el acontecimiento que desat¨® la guerra civil total, el general Rick Lynch dec¨ªa: "No ha habido violencia sectaria generalizada debido a la capacidad del Gobierno iraqu¨ª".
Lo que sugieren los documentos es que los iraqu¨ªes buscaban una salida a la guerra sectaria. En 2008 aparecen en los documentos las iniciales SOI, una referencia a los Hijos de Irak, los grupos sun¨ªes aliados contra los insurgentes cuando iraqu¨ªes de toda condici¨®n ya informaban a los americanos sobre los escondites de Al Qaeda. Pero la guerra siempre es m¨¢s clara cuando se observa retrospectivamente. Falta saber si Afganist¨¢n ha llegado a ese punto.
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