Una vida en defensa de los trabajadores
Acaba de fallecer Marcelino Camacho Abad, el que fuera secretario general de la Confederaci¨®n General de Comisiones Obreras desde su legalizaci¨®n hasta el IV Congreso, de 1987.
Marcelino vivi¨® en primera l¨ªnea los momentos m¨¢s decisivos que protagoniz¨® la clase obrera en Espa?a durante el siglo XX. Es, sin ning¨²n g¨¦nero de dudas, un s¨ªmbolo del trabajo y del sindicalismo de la historia reciente de nuestro pa¨ªs. Naci¨® en Osma la Rasa (Soria) en 1918. Hijo de ferroviario, al abandonar la escuela comenz¨® a formarse para acceder al mismo oficio que su padre, pero le atrap¨® la Guerra Civil. Cruz¨® las l¨ªneas y en Madrid se incorpor¨® al ejercit¨® leal para defender el r¨¦gimen leg¨ªtima y legalmente constituido: la Segunda Rep¨²blica.
A¨²n recuerdo su "ni nos domaron, ni nos doblaron, ni nos van a domesticar"
Terminada la guerra, como todos lo combatientes y militantes obreros comprometidos con al Rep¨²blica, Marcelino -que hab¨ªa ingresado en el PCE en 1935- conoci¨® en propia carne la feroz represi¨®n que desencaden¨® el general Franco para exterminar a los vencidos. Fue apresado y enviado a campos de trabajo forzado en el norte de ?frica. Se evadi¨®, refugi¨¢ndose en Argelia, donde conoci¨® a su compa?era, Josefina Samper, con la que tuvo dos hijos, Marcel y Yenia. En ese periodo se form¨® como profesional de oficio de la metalurgia.
Aprovechando un indulto, volvi¨® a Espa?a en 1957, estableci¨¦ndose en Madrid e ingresando en la f¨¢brica de motores Perkins Hispania. Lo hizo como fresador, pero ampli¨® su cualificaci¨®n profesional hasta convertirse en ingeniero t¨¦cnico asimilado. La Perkins, como la mina La Camocha, al igual que el propio Marcelino, forma parte del c¨®digo gen¨¦tico de las Comisiones Obreras. Desde la Perkins y otras grandes f¨¢bricas metal¨²rgicas se organizar¨ªan las Comisiones Obreras del Metal de Madrid en 1964. Las Comisiones surgieron en el contexto de la persecuci¨®n franquista, y con el pragmatismo que caracteriz¨® a Marcelino, se decidi¨® ocupar las estructuras del viejo sindicalismo vertical para defender mejor los derechos de los trabajadores. Ello permit¨ªa un estrecho contacto con el conjunto de los trabajadores en las empresas para, de ese modo, articular sus reivindicaciones m¨¢s inmediatas por la mejora de las condiciones de vida y trabajo. Reclamar los derechos m¨¢s b¨¢sicos de los trabajadores conduc¨ªa de modo directo a plantear las libertades civiles y pol¨ªticas, porque unos y otras eran incompatibles con la dictadura. El resultado era la persecuci¨®n del sindicalismo.
Como otros muchos militantes de las Comisiones Obreras, Marcelino fue juzgado por el Tribunal de Orden P¨²blico (TOP) y enviado a prisi¨®n. Cumpli¨® una primera condena entre el 1 de marzo de 1967 -a?o en el que el Tribunal Supremo declar¨® ilegales las Comisiones Obreras- y el 10 de marzo de 1972, el mismo d¨ªa que la polic¨ªa franquista mat¨® a Daniel y Amador, trabajadores de Baz¨¢n, que se manifestaban en Ferrol por su convenio colectivo. Su libertad dur¨® poco m¨¢s de tres meses.
El 24 de junio de 1972 result¨® detenido junto a otros nueve dirigentes de Comisiones Obreras y procesado en el famoso Proceso 1001, que despert¨® la solidaridad internacional con el movimiento sindical de CC OO frente al franquismo. En un documento ¨²nico, que contiene una extensa declaraci¨®n ante el Proceso 1001, de jueces, magistrados, fiscales y secretarios agrupados en la conocida entonces como Justicia Democr¨¢tica, y que nos ha facilitado nuestro amigo Perfecto Andr¨¦s-Iba?ez, se recoge una breve rese?a del rotativo franc¨¦s Le Monde en el que se afirma: "Ninguna prueba ni documento encontr¨® la polic¨ªa... Se trataba de dar un gran golpe para impresionar al movimiento obrero y desanimar a quienes cayeran en la tentaci¨®n de seguir el ejemplo de Marcelino Camacho o del jesuita Padre Garc¨ªa Salve", que junto a Sartorius, Zamora, Santiesteban, Saborido, Fern¨¢ndez, Acosta, Juan¨ªn y Soto, integraban la lista de procesados en el 1001.
Saldr¨ªa de prisi¨®n 10 d¨ªas despu¨¦s de la muerte de Franco, pero todav¨ªa result¨® una vez m¨¢s detenido en 1976.
La trayectoria de Marcelino durante estos a?os ilustra perfectamente el modo en el que el sindicalismo de hoy surgi¨® y conoci¨® sus primeros desarrollos, enfrent¨¢ndose a la dictadura no solo para obtener condiciones dignas para los trabajadores, sino para lograr la conquista de la democracia en Espa?a, para lo que result¨® decisiva la contribuci¨®n de CC OO y Marcelino Camacho.
Tampoco fue f¨¢cil el periodo en el que Marcelino pilot¨® CC OO como secretario general, a partir de su legalizaci¨®n. La transici¨®n pol¨ªtica tuvo lugar en el contexto de una profunda crisis econ¨®mica y de una serie de amenazas involucionistas. Es menester recordar en este punto que el compromiso del sindicalismo fue inequ¨ªvoco, concret¨¢ndose en primer lugar en un apoyo firme a la Constituci¨®n de 1978. No solo eso, sino que fueron precisas una serie de renuncias en aras de salvaguardar el proceso democr¨¢tico. Como el propio Camacho comentar¨ªa con frecuencia, los sindicatos fueron los parientes pobres de la Transici¨®n. Basta recordar que ya los partidos pol¨ªticos actuaban en la legalidad cuando todav¨ªa CC OO era considerada una organizaci¨®n ilegal. Marcelino Camacho fue elegido diputado en la legislatura de 1977 y reelegido en 1979 en las candidaturas del PCE. Dimite en 1981 para dedicarse plenamente a sus responsabilidades como secretario general del sindicato, un hecho que determin¨® el camino irreversible hacia la independencia de CC OO.
Marcelino Camacho interpret¨® el sindicalismo con una profunda vocaci¨®n unitaria. A la salida de la dictadura pens¨®, escribi¨® y trabaj¨® para impulsar un proceso unitario del movimiento sindical que desembocara en una gran confederaci¨®n sindical. No fue posible, pero sus esfuerzos no se dieron en vano. Hoy los dos grandes sindicatos han alcanzado un alto grado de acci¨®n y elaboraci¨®n unitarias, como lo demuestra la historia del movimiento sindical de los ¨²ltimos 25 a?os.
Adem¨¢s en esos a?os hubo que organizar la resistencia a un proceso de reconversiones industriales y de destrucci¨®n masiva de empleo. En 1985, siendo secretario general Marcelino, CC OO organiz¨® la primera huelga general de la democracia en protesta porque el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez endureci¨® las condiciones de acceso a las pensiones.
En suma, la biograf¨ªa de Marcelino Camacho Abad no es sino la vida y destino de los trabajadores espa?oles en el siglo XX. Los que crecimos sindicalmente a su lado, nos educamos en un sindicalismo abierto y flexible pero cuyo norte no es otro que la defensa irrenunciable de los derechos de los trabajadores y trabajadoras. Unos derechos que son sustancia de la ciudadan¨ªa moderna, o lo que es lo mismo, sustancia de la civilizaci¨®n. Todav¨ªa recuerdo aquellas palabras que repet¨ªa en momentos determinados: "Ni nos domaron, ni nos doblaron, ni nos van a domesticar", un esp¨ªritu que impregn¨® a las CC OO, y que apuntillaba con ese "siempre adelante y siempre a la izquierda".
Hasta siempre Marcelino... y para vosotros Josefina, Marcel, Yenia, para Vicenta, nietos y su familia, un fuerte abrazo de todas las Comisiones Obreras.
Ignacio Fern¨¢ndez Toxo es secretario general de CC OO
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.