La hoja de ruta palestina
La Conferencia de Madrid que recordamos hoy, 30 de octubre, defini¨® los t¨¦rminos de referencia del proceso de paz para Oriente Pr¨®ximo. Entre ellos, la aceptaci¨®n de las resoluciones del Consejo de Seguridad 242 y 338 sobre las fronteras de 1967. Desafortunadamente, 19 a?os despu¨¦s, Israel a¨²n sigue sin reconocer esas fronteras como la base para cualquier futuro acuerdo.
Como un palestino que ha estado involucrado en las negociaciones desde hace 19 a?os, no puedo sino apreciar los esfuerzos de la Administraci¨®n del presidente Obama por reactivar el proceso negociador con el objetivo de terminar con la ocupaci¨®n israel¨ª que comenz¨® en 1967 y lograr un Estado palestino soberano sobre las fronteras de 1967.
Queremos que EE UU y la ONU reconozcan el Estado palestino. Si no, habr¨¢ que plantearse el proceso
?Nuestra propuesta? Estado palestino en las fronteras de 1967 con Jerusal¨¦n Este como capital
Pero en este momento nos encontramos en un punto de inflexi¨®n en el que deben ser adoptadas decisiones importantes.
El camino palestino hacia la libertad e independencia se encuentra obstaculizado por la cotidiana persistencia de la colonizaci¨®n de nuestro territorio. Israel, la potencia ocupante, lleva a cabo una pol¨ªtica de "hechos consumados": la imposici¨®n de una empresa colonial dise?ada para anexionarse de forma unilateral la tierra y los recursos naturales palestinos.
La continuaci¨®n de esa empresa colonial israel¨ª va a acabar con todas las posibilidades de una paz real entre israel¨ªes y palestinos. Las colonias no son simples carpas o caravanas, sino ciudades exclusivamente israel¨ªes dentro del territorio ocupado palestino, algunas de un ¨¢rea mayor de 22 kil¨®metros cuadrados. Y dividen la tierra palestina en una serie de zonas aisladas unas de otras. M¨¢s a¨²n, Israel desarrolla infraestructuras que se construyen d¨ªa a d¨ªa para apoyar a esos asentamientos, incluyendo carreteras exclusivas para israel¨ªes (ni siquiera en los peores a?os del apartheid sudafricano hab¨ªa carreteras para negros y carreteras para blancos) y un Muro ilegal que divide palestinos de palestinos y que de facto segrega a nuestra hist¨®rica y ocupada capital de Jerusal¨¦n Este, prohibiendo el acceso a nuestros lugares sagrados, as¨ª como a una parte esencial de la econom¨ªa palestina, de su cultura e historia.
Y, 19 a?os despu¨¦s de la Conferencia de Madrid, Israel contin¨²a con la colonizaci¨®n y env¨ªa el claro mensaje de que no afronta con seriedad las negociaciones. Y ahora, casi dos d¨¦cadas despu¨¦s de comenzado el proceso, ha a?adido una condici¨®n completamente inaceptable que carece de base legal como es el reconocimiento de Israel como Estado jud¨ªo, intentando transferir la responsabilidad que como potencia ocupante tiene para detener la colonizaci¨®n del pueblo ocupado, que reh¨²sa aceptar vivir bajo la humillaci¨®n y ocupaci¨®n israel¨ª.Asimismo, quiere legitimar la discriminaci¨®n contra la poblaci¨®n palestina, cristiana y musulmana, de Israel y evitar preventivamente la asunci¨®n de responsabilidades en la situaci¨®n de los refugiados palestinos.
Benjam¨ªn Netanyahu, que era el portavoz de Shamir en Madrid, es hoy nuevamente el primer ministro israel¨ª. Sus cartas, al igual que Shamir, las ha jugado a trav¨¦s de la prensa y no en la mesa de negociaciones. De hecho, durante los tres meses de conversaciones de proximidad y conversaciones posteriores, nunca recibimos una simple propuesta israel¨ª, mientras hoy escuchamos sus precondiciones de forma clara y contundente a trav¨¦s de la prensa.
Desafortunadamente, su juego medi¨¢tico no avanza hacia la paz sino hacia el juego de culpabilidad. Netanyahu insiste p¨²blicamente en que Jerusal¨¦n Este y el valle del Jord¨¢n van a ser parte del Estado de Israel cuando sabe que ning¨²n l¨ªder palestino puede aceptar ese hecho, que contradice las resoluciones y la legalidad internacional. ?Por qu¨¦ el primer ministro israel¨ª no se preocupa m¨¢s por decirle a su p¨²blico que Jerusal¨¦n ha de ser una ciudad abierta y compartida como capital de dos Estados? ?O en hablarle sobre la presencia de tropas internacionales bajo soberan¨ªa palestina en el valle del Jord¨¢n? ?Por qu¨¦ en vez de continuar financiando a los ilegales colonos en "Judea y Samaria" (el t¨¦rmino b¨ªblico con el cual se refiere al territorio ocupado palestino) no les da los mismos incentivos para que se integren en su territorio y no en el nuestro?
Tras casi 20 a?os de proceso de "paz", la situaci¨®n sobre el terreno ha cambiado dr¨¢sticamente. En 1993 ten¨ªamos 236.000 colonos en el territorio palestino ocupado, cifra que hoy se eleva por encima de los 500.000. En 1995 creamos una Autoridad Palestina de autogobierno, con el mandato de gobernar en el territorio ocupado. Pero hoy la Autoridad Palestina no tiene autoridad.
Nos han convertido en una municipalidad, siendo nuestras ciudades allanadas cada noche por tropas israel¨ªes, sin que tengamos control sobre las fronteras ni tampoco sobre las importaciones y exportaciones de productos, el paso de turistas o la emisi¨®n de c¨¦dulas de identidad. Israel ha devastado el proceso de paz.
Hoy nuestra posici¨®n es la misma de hace 19 a?os: una soluci¨®n de dos Estados soberanos sobre las fronteras de 1967, con Jerusal¨¦n como una ciudad abierta y compartida, sede de dos capitales soberanas (Jerusal¨¦n Este, palestina, y el Oeste, israel¨ª), y con libertad de acceso a los lugares sagrados. Tambi¨¦n pedimos que Israel reconozca su responsabilidad en la situaci¨®n de los refugiados palestinos y trabaje para lograr una soluci¨®n justa basada en el derecho internacional. Entretanto, 57 Estados ¨¢rabes e isl¨¢micos est¨¢n esperando que, a cambio de ello, puedan establecer relaciones con Israel a trav¨¦s de la Iniciativa de Paz ?rabe.
Desafortunadamente, Israel quiere que Palestina viva en los agujeros de este queso suizo en que se ha convertido nuestro territorio: completamente vac¨ªa y desconectada mientras ellos toman lo mejor de nuestra tierra y recursos naturales.
Las pol¨ªticas unilaterales israel¨ªes nos empujan fuera de la mesa de negociaciones. As¨ª las cosas, los palestinos esperaremos hasta comienzos de noviembre para que Israel congele su construcci¨®n de asentamientos. Si no lo hace, como lo ha se?alado el presidente Abbas, podremos recurrir a Estados Unidos para que reconozca un Estado palestino en las fronteras de 1967. Si no, la opci¨®n de ir a la ONU para pedir ser miembro de pleno derecho est¨¢ en el horizonte. Y si de nuevo la respuesta es negativa, entonces habr¨¢ que preguntarse si los principios bajo los cuales el proceso de paz y la Autoridad Palestina fueron creados son a¨²n relevantes. Si la respuesta es negativa, no tiene sentido continuar con un proceso en el que la potencia ocupante no quiere cumplir con sus obligaciones y las terceras partes no parecen dispuestas a aplicar el Derecho Internacional en Palestina.
Nabil Shaat, uno de los arquitectos del Proceso de Paz de Oslo, es miembro del Comit¨¦ Central de Al Fatah y encargado de sus relaciones internacionales. Fue responsable de Exteriores de la Autoridad Nacional Palestina bajo el mandato de Yasir Arafat.
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