Ciudadano 'subprime'
A Julio C¨¦sar Rodr¨ªguez le dieron una hipoteca de 283.000 euros. Pag¨® hasta quedarse en paro. Fue desahuciado de su piso. Sin recursos de ning¨²n tipo, ahora debe al banco 325.000 euros
Julio C¨¦sar Rodr¨ªguez, nacido hace 48 a?os en Quito (Ecuador), est¨¢ condenado a exclusi¨®n social. Su error fue firmar un pr¨¦stamo hipotecario en los a?os de la fiebre inmobiliaria en Espa?a. El pr¨¦stamo existe, figura en los balances, pero jam¨¢s ser¨¢ cobrado. Es un cr¨¦dito subprime, de alto riesgo. Nadie sabe cu¨¢ntos hay. Esta es la historia de uno de ellos.
Rodr¨ªguez aterriz¨® en Espa?a el 6 de septiembre de 1996. Obtuvo papeles, trajo a su esposa y a sus tres hijos. Vivieron de alquiler en Aluche, al oeste de Madrid, por 375 euros al mes. A principios de 2006, hab¨ªa ahorrado 36.000 euros en diez a?os de trabajo. Entonces "todo el mundo compraba. Los anuncios dec¨ªan: '?No regale el alquiler! ?Sea propietario!". Hizo el mismo c¨¢lculo que cientos de miles de espa?oles.
El proceso incluye operaciones legales "cuyo objetivo final es cometer una ilegalidad", denuncia su abogado
En una oficina de la inmobiliaria Tecnocasa expuso su situaci¨®n. Ten¨ªa dinero y quer¨ªa un piso. Ya no hab¨ªa que decir m¨¢s. En la financiera de al lado le dijeron que su contrato indefinido de 850 euros al mes como mozo de almac¨¦n en H&M no era suficiente, pero pod¨ªa sumar la n¨®mina de su hermana, de 1.100 euros al mes como teleoperadora. Ella acept¨® participar.
"Entonces, el de la oficina me dijo: 'Con estos papeles pod¨¦is comprar dos pisos en vez de uno". Y le explicaron c¨®mo era posible que les dieran dos cr¨¦ditos. "Me dijo que la forma era abrir una cuenta, con ella conseguir un cr¨¦dito y comprar un piso, y antes de un mes mover el dinero a otra cuenta de otro banco y hacer lo mismo con otro piso. Me dijo que si se tardaba m¨¢s tiempo, los datos llegaban al Banco de Espa?a y ya no pod¨ªa comprar nada".
La Central de Informaci¨®n de Riesgos del Banco de Espa?a (CIRBE) es un registro donde los bancos env¨ªan toda la informaci¨®n crediticia de sus clientes. Gracias a ¨¦l, el supervisor y los propios bancos deber¨ªan poder detectar operaciones de cr¨¦dito de alto riesgo, con grandes probabilidades de impago. Las entidades env¨ªan los datos de sus clientes una vez al mes. Es decir, lo que le explicaron fue que operaciones como la de Julio C¨¦sar y su hermana deb¨ªan cerrarse con una diferencia de pocos d¨ªas, de forma que el CIRBE no detectara que se estaba concediendo una hipoteca a alguien que ya estaba entrampado con otra. Rafael Mayoral, uno de los abogados que ahora asisten gratuitamente a Rodr¨ªguez, define todo el proceso como "una serie de operaciones, todas legales, cuyo objetivo final es cometer una ilegalidad: eludir el control de riesgos del regulador".
Con todo decidido, le anunciaron que hac¨ªa falta otra n¨®mina m¨¢s. Aceptaron la de su cu?ado, a pesar de que ya era propietario de un piso y avalista de otro. En este punto de la historia, Rodr¨ªguez a¨²n no sab¨ªa ni qu¨¦ piso quer¨ªa. De los que le ofrec¨ªan, le gust¨® el 1? izquierda del n¨²mero 9 de la calle Valdecanillas, en San Blas. "No hab¨ªa que subir mucho y ten¨ªa mucha luz. Y yo me dije: 'Aqu¨ª, aqu¨ª estamos hechos".
La siguiente semana, Julio C¨¦sar se ocup¨® solo de abrir cuentas bancarias por orden de la gestor¨ªa. Primero llev¨® sus 36.000 euros a una caja de ahorros que le indicaron. "El t¨¦cnico de la financiera levant¨® el tel¨¦fono, dio mis datos y dijo: 'Ya est¨¢, ya tienes el cr¨¦dito aprobado. Ve para all¨¢". Ese ser¨ªa el cr¨¦dito del piso de su hermana, en el que figuran como propietarios ella, ¨¦l y su cu?ado al 33%. Se enteraron de este arreglo en la mesa del notario. No era lo acordado, pero firmaron porque ya hab¨ªan dado 9.000 euros de comisi¨®n a la agencia.
Despu¨¦s le indicaron que fuera a una sucursal de Caja Madrid determinada donde tambi¨¦n le estaban esperando con un cr¨¦dito personal listo para firmar. Al tiempo, le dijeron que sacara sus ahorros de la entidad inicial y los llevara a una determinada sucursal del Banco Guipuzcoano. All¨ª le estaban esperando con el cr¨¦dito hipotecario concedido. Tres cr¨¦ditos, en tres entidades distintas, en una semana, para comprar dos pisos. Sin preguntas. Intervinieron la inmobiliaria, dos intermediarias (Vallehermoso Financiaciones y Tecnitasa Gesti¨®n Hipotecaria), dos cajas y un banco.
El 23 de febrero de 2006, Julio C¨¦sar Rodr¨ªguez firm¨® la escritura de su casa en San Blas. Med¨ªa 80 metros cuadrados. No ten¨ªa ascensor y ten¨ªa m¨¢s de 40 a?os de antig¨¹edad. La compr¨® con un cr¨¦dito de 283.000 euros del Guipuzcoano, m¨¢s 12.000 del cr¨¦dito personal de Caja Madrid, para cubrir todos los gastos. El piso estaba tasado por la empresa Tecnitasa Tasaciones en 354.000 euros, diez millones de pesetas m¨¢s del precio. Es decir, que le vend¨ªan un duro a cuatro pesetas. Pagar¨ªa 892 euros mensuales por el pr¨¦stamo hipotecario m¨¢s 250 por el pr¨¦stamo personal.
Hace dos a?os, Rodr¨ªguez se qued¨® en paro. Sigui¨® pagando la hipoteca, sacando de donde pudo, hasta que dej¨® de pagar. El banco inici¨® el procedimiento de ejecuci¨®n. Cuando ya se ve¨ªa en la calle, intent¨® resolver la deuda. Con 14.500 euros, le indicaron, se pon¨ªa al corriente de pago. "Ped¨ª prestado, vend¨ª un terreno que ten¨ªa en Ecuador y reun¨ª el dinero". Despu¨¦s le observaron que faltaban 1.500 m¨¢s. Pidiendo favores, sac¨® 1.600 euros. "Al mes me dicen que debo adem¨¢s los costes judiciales, que eran 4.410,30 euros, a pagar en 10 d¨ªas".
Ya no pod¨ªa pedir un euro m¨¢s a nadie. Fue al banco y suplic¨® que se quedaran con su piso, pero no aceptaron. Pidi¨® que le asistiera la justicia gratuita en el proceso, pero no pod¨ªa acceder a ella porque formalmente ten¨ªa un piso. Adem¨¢s de todo esto, en el banco le comentaron que hab¨ªa un error en la escritura y que la cuota estaba mal calculada, que ten¨ªan que recalcularla muy por encima de lo que pagaba. La sucursal del Banco Guipuzcoano aludida declin¨® dar su versi¨®n de este caso.
Con todos estos datos, los abogados que le asisten gratuitamente decidieron ir a los tribunales con este planteamiento: Rodr¨ªguez no es un moroso, sino que ha sido enga?ado. "La ¨²nica diferencia entre este caso y otros miles de ellos es que Julio C¨¦sar se ha plantado. ?l no es culpable, sino v¨ªctima de una estafa, y quiere denunciarlo", dice Mayoral. La denuncia, una rareza dentro del drama de las ejecuciones hipotecarias, es por estafa contra el apoderado de la gestor¨ªa que firm¨® la venta. Cuando el denunciado prest¨® declaraci¨®n ante el juez, dijo que ¨¦l s¨®lo firmaba ventas y que ignoraba los tr¨¢mites previos.
El pasado 14 de mayo, Julio C¨¦sar fue desahuciado. El desahucio est¨¢ recurrido en amparo ante el Constitucional.
Tras la subasta de la casa, el banco se la qued¨® por la mitad de su valor de tasaci¨®n, es decir, 177.000 euros. Con la ley hipotecaria espa?ola, la deuda no se acaba ah¨ª, sino que el deudor responde con su patrimonio hasta saldar el total. La situaci¨®n de Julio C¨¦sar es que debe la mitad del piso seg¨²n su tasaci¨®n, m¨¢s las costas judiciales de su desahucio, m¨¢s los intereses, m¨¢s las costas judiciales del procedimiento contra sus avalistas, que son su hermana y su cu?ado. Julio C¨¦sar Rodr¨ªguez, ecuatoriano en paro de 48 a?os que trabaj¨® hasta ahorrar 36.000 euros y quiso comprarse una casa, debe hoy 325.000 euros.
Rodr¨ªguez vive en casa de su hijo mayor, militar del Ej¨¦rcito espa?ol de 22 a?os, con la esposa de este y un ni?o peque?o. Cuenta que Caja Madrid le ha empezado a embargar a su hermana cada mes 350 euros de un sueldo de 1.500, como codeudora del cr¨¦dito personal impagado. A su cu?ado, asegura, el Guipuzcoano le embarga 489 euros de un sueldo de 1.900 euros, ya que firm¨® como deudor solidario de la hipoteca. Caja Madrid declin¨® comentar este caso, pero asegur¨® que su pol¨ªtica es negociar todo lo posible antes de embargar.
Julio C¨¦sar cobra, por ahora, la ayuda de 426 euros del Gobierno, inembargable por ley. Si consiguiera un trabajo, le embargar¨ªan el sueldo. No le queda absolutamente nada. Jam¨¢s podr¨¢ pagar su deuda.
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