El Supremo maneja los tiempos para que Garz¨®n pague antes por la G¨¹rtel
El juicio por su investigaci¨®n del franquismo, pendiente desde hace seis meses
La reciente reelecci¨®n de Juan Saavedra al frente de la Sala Penal del Tribunal Supremo ha reactivado los tres procesos abiertos contra Baltasar Garz¨®n, convencidos los magistrados de que el Poder Judicial les ha dado un espaldarazo a su actuaci¨®n contra el juez de la Audiencia Nacional. Aunque Saavedra no haya sido el principal art¨ªfice, s¨ª ha sido el cooperador m¨¢s que necesario en la reconversi¨®n de la Sala Segunda del Supremo en un circo de tres pistas por las que van haciendo saltar a Garz¨®n de proceso en proceso.
Desde la apertura del juicio oral a Garz¨®n por su investigaci¨®n del franquismo hace casi seis meses, el Supremo no ha realizado ning¨²n movimiento significativo para juzgarle por esta causa. Antes bien, fuentes fiscales sostienen que el Supremo parece hacer malabarismos con los tiempos procesales y da la impresi¨®n de que tanto el caso de los patrocinios de Nueva York como el de las escuchas de la G¨¹rtel pueden anticiparse al de los cr¨ªmenes del franquismo, del que nadie se explica por qu¨¦ no ha sido juzgado ya.
Los jueces Varela y Marchena no han admitido ninguna de las pruebas
Adem¨¢s, el retraso afecta a la situaci¨®n personal del juez imputado, en tanto que permanece suspendido de funciones desde el 14 de mayo, hace casi seis meses, y que debe continuar en la misma situaci¨®n hasta que sea juzgado por la causa sobre el franquismo.
El juicio que presenta m¨¢s facilidades para que la Sala condene a Garz¨®n es, seg¨²n las fuentes consultadas, el de las escuchas a la trama G¨¹rtel, a pesar de que entre los querellantes figuren Francisco Correa y Pablo Crespo, los cabecillas de la red de corrupci¨®n que ha salpicado a altos cargos del Partido Popular.
Aunque el juicio a Garz¨®n por la investigaci¨®n del franquismo est¨¢ solo pendiente de fijar la fecha, el hecho de que compa?eros de viaje tan indeseados como Falange Espa?ola de las JONS, -expulsada recientemente por defectos en su escrito de acusaci¨®n-, y el pseudosindicato Manos Limpias hayan sentado en el banquillo a Garz¨®n ha supuesto un importante desgaste, un desprestigio internacional y un alto coste de imagen para los magistrados de la Sala Penal, con el que no contaban. Condenar a Garz¨®n por prevaricaci¨®n por investigar el franquismo agrandar¨ªa la herida y la sentencia siempre pender¨ªa sobre el historial de quienes la firmasen.
El proceso por los patrocinios del Banco Santander a los cursos de Nueva York ser¨ªa el m¨¢s conveniente, porque nadie defender¨ªa a Garz¨®n por haber metido la mano en la caja. Sin embargo, y a pesar de la investigaci¨®n exhaustiva que sigue padeciendo sobre la totalidad de su patrimonio, no ha aparecido ninguna irregularidad en sus finanzas. Acusarle del delito de cohecho que le imputan los querellantes presenta la dificultad a?adida de que habr¨ªa que perseguir tambi¨¦n a los banqueros y empresarios que patrocinaron los cursos. Patrocinadores de los que tambi¨¦n han cobrado muchos magistrados del Tribunal Supremo por participar en conferencias y cursos acad¨¦micos similares a los organizados por Garz¨®n.
Es por tanto el tercero de los procesos, por las escuchas a los implicados en la trama G¨¹rtel, el m¨¢s factible de sustentar una sentencia condenatoria seg¨²n las fuentes fiscales consultadas. Garz¨®n est¨¢ considerado en m¨¢s de un continente como el gran perseguidor de cr¨ªmenes contra la humanidad y defensor de los derechos humanos, as¨ª que nada m¨¢s adecuado que una condena por vulnerar los derechos fundamentales de los ciudadanos, aunque sean presuntos corruptos. Adem¨¢s, el juez instructor de este caso, Alberto Jorge Barreiro, ha desplazado sutilmente la causa por las escuchas a los acusados de la G¨¹rtel, a unas escuchas a sus inocentes abogados, lo que permite imputarle a Garz¨®n la vulneraci¨®n de los derechos fundamentales a la intimidad, al secreto de las comunicaciones, al secreto profesional de los abogados, y al derecho de los imputados a no declarar contra s¨ª mismos y a no confesarse culpables.
El problema que se plantea es condenar a Garz¨®n en solitario, ya que el instructor del caso G¨¹rtel en el Tribunal Superior de Madrid, Antonio Pedreira, prorrog¨® las escuchas ordenadas por Garz¨®n, sin que la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n se opusiera a la pr¨®rroga interesada. Sin embargo, con las prisas por avanzar en esta causa, el juez Jorge Barreiro no ha esperado a que se levante el secreto sobre la totalidad del caso G¨¹rtel, y no ha tenido a la vista el auto de 20 de abril de 2009 en el que se prorrogaron las escuchas. Otra prueba m¨¢s de las solicitadas por Garz¨®n y de la que se ha prescindido, al menos por el momento, aunque como en todas las denegadas, es siempre Garz¨®n el que sale perjudicado.
Y eso que Barreiro ha sido el ¨²nico que ha admitido alguna de las peticiones de Garz¨®n, aunque la del auto de pr¨®rroga de las escuchas no haya sido cumplimentada. Los otros dos magistrados instructores, Luciano Varela y Manuel Marchena, no han admitido ni una.
LOS CR?MENES DEL FRANQUISMO. ?Por qu¨¦ no se le juzga ya?
T¨¦cnicamente no hay razones para no haber se?alado ya el juicio a Garz¨®n por su investigaci¨®n del franquismo. M¨¢xime despu¨¦s de las prisas del juez instructor Luciano Varela, que el 12 de mayo fulmin¨® el r¨¦cord mundial de resoluciones judiciales en un solo d¨ªa. Dict¨® siete para sentar en el banquillo a Garz¨®n, forzar al Poder Judicial a suspenderle de funciones y evitar que escapase a La Haya en situaci¨®n de servicios especiales.
Desde entonces, el Supremo apenas ha movido un papel en la causa. El pasado d¨ªa 19 la Sala Penal rechaz¨® los ¨²ltimos recursos de Falange contra su expulsi¨®n del proceso, seis meses despu¨¦s de que esta se produjera.
Fuentes jur¨ªdicas apuntan a que el motivo estar¨ªa en una pr¨®xima intervenci¨®n quir¨²rgica a Adolfo Prego, el magistrado ultraconservador que admiti¨® la querella de Manos Limpias y que actuar¨ªa de ponente de la sentencia. Sin embargo, la baja por enfermedad es causa de sustituci¨®n...
LOS PATROCINIOS DE NUEVA YORK. Ensuciar el prestigio del magistrado
El juez Manuel Marchena, que investiga el patrocinio del banco Santander de los cursos organizados por Garz¨®n en Nueva York, ha hecho comparecer ante s¨ª a toda la cr¨¨me de la banca y la empresa para intentar encontrarle un pufo a Garz¨®n. Ahora rastrea sus cuentas bancarias, a ver si pilla alg¨²n extra con que ilustrar la portada del diario que anticipa todas sus resoluciones. Un juicio sobre dineros irregulares percibidos por un juez y su eventual condena siempre logra ensuciar irremisiblemente su prestigio. De ah¨ª que Marchena se est¨¦ empleando a fondo, pero, aunque no aparezca nada, Garz¨®n puede acabar acusado de un delito de cohecho impropio por pedir subvenciones a cursos para aumentar su prestigio. Curiosamente, el mismo delito que se imputa al presidente valenciano Francisco Camps, antiguo cliente de Garz¨®n por los trajes que acept¨® de la red G¨¹rtel. Y eso que, seg¨²n P¨²blico, Marchena ha impartido conferencias patrocinadas por al menos 25 empresas.
LAS ESCUCHAS DE LA G?RTEL. Una condena anticipada sin juicio
El instructor de las escuchas del caso G¨¹rtel, Alberto Jorge Barreiro, ha abierto otro procedimiento a Garz¨®n con una resoluci¨®n tan contundente que en vez de apreciar "indicios", lo que no dej¨® fueron resquicios a la presunci¨®n de inocencia del juez imputado. Garz¨®n se quej¨® de que el juez Jorge, que combati¨® hasta los posibles argumentos de la defensa, hab¨ªa formulado una "declaraci¨®n de culpabilidad en toda regla".
No es la primera vez que este magistrado, reputado de hipergarantista, expide credenciales de desafecci¨®n de otros jueces al Estado de derecho. En 1996 orden¨® reabrir el caso de las escuchas del Cesid para juzgar -y condenar- al general Emilio Alonso Manglano, y de paso afirm¨® que la actuaci¨®n de la juez que lo archiv¨® era propia de un "Estado policial". El Tribunal Constitucional, en un memorable revolc¨®n, anul¨® la sentencia y orden¨® que a Manglano le juzgasen otros jueces que no tuvieran "comprometida su imparcialidad".
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