Brasil se despide de Lula
Las elecciones presidenciales abren un nuevo ciclo en la pol¨ªtica brasile?a - Dilma Rousseff y Jos¨¦ Serra culminan la campa?a m¨¢s agria de los ¨²ltimos a?os
Todos los sondeos de opini¨®n predicen que Dilma Rousseff, de 62 a?os, candidata del Partido de los Trabajadores (PT) y heredera de Lula da Silva, se convertir¨¢ hoy domingo en la primera mujer presidente de Brasil. Su ventaja sobre Jos¨¦ Serra, de 68 a?os, del Partido de la Socialdemocracia Brasile?a (PSDB), oscila, seg¨²n esas encuestas entre 10 y 14 puntos, pero aun as¨ª el ambiente sigue teniendo emoci¨®n porque, adem¨¢s de elegir a un presidente, los brasile?os, 137 millones de votantes, se despiden tambi¨¦n, de alguna forma, de Luiz In¨¢cio Lula da Silva, el pol¨ªtico que m¨¢s han querido y admirado de su historia.
Gane Dilma Rousseff, su protegida, o Jos¨¦ Serra, su tenaz oponente de largos a?os, esta noche se cierra una etapa en la historia de Brasil, y Lula, el sindicalista casi sin estudios que luch¨® a brazo partido para llegar a la presidencia, y que la ha desempe?ado durante ocho a?os con gran ¨¦xito y brillantez, inicia su retirada. Ser¨¢ una retirada feliz si la persona que, contra todo pron¨®stico, eligi¨® consigue imponerse con una clara victoria, y mucho m¨¢s amarga si Serra lograra dar la vuelta a las encuestas y proclamarse ganador. Sobre todo porque esa victoria implicar¨ªa no solo acabar con Rousseff, sino tambi¨¦n hundir al PT, herir el orgullo de Lula y plantear dudas sobre su legado, algo que, por ahora, parece imposible.
Las encuestas dan una ventaja de entre 10 y 14 puntos a la candidata del PT
Allegados a Rousseff reconocen diferencias con el equipo de Lula
La religi¨®n ha tenido en campa?a tanta importancia como la econom¨ªa
El tono del ¨²ltimo debate televisado fue menos agresivo y m¨¢s calmado
Si Rousseff se proclama vencedora, la atenci¨®n se fijar¨¢ inmediatamente en el grado de autonom¨ªa con respecto a Lula y, sobre todo, con respecto a los dirigentes del PT, que demuestren sus primeras decisiones. Una cosa es que garantice la continuidad del proyecto de Lula y le considere su mejor aliado y mentor, y otra, que no exija independencia. De hecho, en medios cercanos a Rousseff ya se reconocen diferencias con el equipo de Lula.
Formalmente el relevo presidencial no se har¨¢ hasta el 1 de enero, pero es tradicional que se sepa bastante antes qui¨¦nes van a ser los nuevos ministros. En el caso de Dilma Rousseff, el inter¨¦s es mayor porque hereda un Gobierno al que perteneci¨® y se especula sobre el n¨²mero de cambios que introducir¨¢ y a qu¨¦ lugares clave afectar¨ªan: Exteriores (donde el actual canciller Celso Amorim ha desarrollado una potente y novedosa diplomacia), Hacienda, Casa Civil (equivalente al Ministerio de la Presidencia), Educaci¨®n o importantes organismos estatales como Petrobras. En todas las listas que circulan figura como novedad el regreso de Antonio Palocci, que fue art¨ªfice de la pol¨ªtica econ¨®mica de Lula y que sali¨® en su momento por un esc¨¢ndalo de corrupci¨®n.
En cualquier caso, la nueva etapa tendr¨ªa dos caracter¨ªsticas muy diferentes de la actual: Dilma Rousseff podr¨ªa contar con mayor¨ªa en las dos C¨¢maras parlamentarias (algo que no logr¨® ni Lula), gracias a las alianzas del PT con otros 11 partidos; y la oposici¨®n, al margen del destino personal de Serra, estar¨¢ reforzada, porque mantiene el poder en los tres Estados m¨¢s importantes del pa¨ªs y porque saltan al ruedo nacional nuevos e importantes pol¨ªticos, como Aecio Neves, el ex gobernador de Minas Gerais, que podr¨ªa actuar como jefe de la oposici¨®n en el Senado y como posible heredero de Serra.
No haber conseguido ganar en primera vuelta, el pasado 3 de octubre, como quer¨ªa Lula, tendr¨¢, sin duda, costes pol¨ªticos para Rousseff. La campa?a de esta segunda vuelta ha sido una de las m¨¢s ¨¢speras y extra?as de los ¨²ltimos a?os porque los temas religiosos han tenido casi tanta importancia como los econ¨®micos o pol¨ªticos. Los dos candidatos han luchado para atraerse el voto de los creyentes evang¨¦licos, que fueron a parar inicialmente a la senadora ecologista Marina Silva, miembro de una de esas congregaciones. En la batalla han participado tambi¨¦n los obispos cat¨®licos e, incluso, el papa Benedicto XVI. Entre tanto ruido pas¨® casi desapercibida la voz de un grupo de pastores y sacerdotes, reunidos para proclamar que "tener un candidato religioso no es necesariamente garant¨ªa de tener un gobernante justo". Finalmente, fue el propio Lula, creyente, quien fren¨® la pol¨¦mica recordando que, por mucho sentimiento religioso que exista en Brasil y por muchas cadenas de televisi¨®n que transmitan ese tipo de mensajes, se trata de un Estado constitucionalmente laico.
Marina Silva se ha mantenido en completo silencio, pero otros dirigentes del peque?o Partido Verde mostraron su enfado porque el debate se centrara m¨¢s en torno a la religi¨®n que sobre el futuro de la Amazonia o del crecimiento sostenible. Harto de la pelea, Jo?o Montanaro, que tiene 14 a?os y combina el colegio con su trabajo como autor de tiras c¨®micas en las importantes p¨¢ginas de opini¨®n de La Folha de S?o Paulo y en varias revistas, caricaturiz¨® a los dos candidatos como santos tratando de ocultar sus largas colas de demonio.
Quiz¨¢s porque las encuestas empezaban a detectar un cierto desencanto de los electores ante tanta agresividad, el ¨²ltimo debate entre los dos candidatos, el pasado viernes por la noche, tuvo un tono calmado. Durante una hora y media, en la cadena O Globo, Dilma Rousseff y Jos¨¦ Serra respondieron en directo a las preguntas de un grupo de votantes indecisos, preocupados por cuestiones fiscales y econ¨®micas. Los dos candidatos permanecieron todo el rato de pie: mientras uno hablaba, el otro caminaba por el escenario. Como en los otros dos debates televisados celebrados en esta segunda vuelta, no hubo un claro ganador. Serra, que quemaba sus ¨²ltimos cartuchos, vest¨ªa su obligado traje azul y se limit¨® a demostrar experiencia y capacidad de comunicaci¨®n. Dilma (que huye ahora de los tonos rojos y se viste de blanco o gris) intent¨® no fiar todo a su imagen de buena gestora. Una hora y media "muy aburrida", coincidieron la mayor¨ªa de los comentaristas.
Continuidad en pol¨ªtica econ¨®mica
- El Partido de los Trabajadores y los socialdem¨®cratas se han alternado en la presidencia brasile?a en los ¨²ltimos 15 a?os. Sus candidatos, Rousseff y Serra, prometen continuidad en una pol¨ªtica econ¨®mica que ha convertido al pa¨ªs en potencia emergente.
- El opositor Serra ha criticado en cambio la pol¨ªtica exterior de Lula (acercamiento a Ir¨¢n y Cuba) y los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n.
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