Thomas Noone Dance Baile herido
Intenso, agresivo y coreogr¨¢ficamente vers¨¢til. As¨ª es The room, el ¨²ltimo trabajo de Thomas Noone para su compa?¨ªa. Al igual que hizo en 2007 con Mur, Noone ha creado una pieza de una turbadora belleza en esta l¨ªnea de la danza contempor¨¢nea europea en la que el gesto violento se conjunta con el l¨ªrico en una fluida combinaci¨®n que destila agresividad y abandono. Cuando coment¨¦ Mur ya hice referencia a los Ballets C de la B, y The room tambi¨¦n recuerda a esta tendencia de la danza contempor¨¢nea internacional que Noone asimila sin copiar.
Con The room, Thomas Noone Dance consolida su puesto entre las mejores compa?¨ªas de danza del pa¨ªs en su g¨¦nero. Y a ello hay que sumar el interesante trabajo de Noone como programador de danza en el Sant Andreu Teatre (SAT), del que su compa?¨ªa es residente desde 2005.
THE ROOM
Coreograf¨ªa de Thomas Noone.
Bailarines: Alba Barral, Javier G. Arozena, Horne Horneman, Paloma Mu?oz, Patricia Langa y Arnau Castro.
Escenograf¨ªa: Max Glaenzel y Estel Cristi¨¤.
Mercat de les Flors. Sala Ovidi Montllor. Barcelona, 30 de octubre
Con 'The room', se consolida como una de las mejores compa?¨ªas del pa¨ªs
The room se desarrolla en una habitaci¨®n sin ventanas, de paredes grises. El mosaico del suelo est¨¢ formado por grandes cojines tambi¨¦n de color gris que a lo largo de la pieza cobran vida propia y se convierten en elemento fundamental de la escenograf¨ªa. Cojines que se estrellan contra la pared, cojines que esconden bailarines o cojines que se amontan como monta?as de seres muertos. En este claustrof¨®bico paisaje conviven tres hombres -Javier G. Arozena, Horne Horneman y Arnau Castro- y tres mujeres -Alba Barral, Paloma Mu?oz y Patricia Langa-. Su coexistencia es hostil, cada uno de ellos arrastra sus miserias y su dolor, que aumentan en esa habitaci¨®n convertida en su c¨¢rcel emocional.
A lo largo del espect¨¢culo el p¨²blico puede pensar en un reality show televisivo de convivencia. La intensidad del baile de cada uno de los int¨¦rpretes puede llegar a agotar al propio espectador. El trabajo coral es magn¨ªfico y pone de relieve la soltura del autor para crear ricas combinaciones coreogr¨¢ficas que se ejecutan a una velocidad impactante. Pero mantener la intensidad del baile durante 60 minutos no es f¨¢cil y hay momentos en que el espectador se acostumbra a la intensidad y ello puede perjudicar al ritmo ascendente de la obra.
Menci¨®n especial merece la m¨²sica del compositor italiano Diego dall'Osto. Sus irritantes paisajes sonoros perfilan el car¨¢cter de los personajes.
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