El estorbo de los republicanos
Es un spot publicitario, como se ven muchos en las pantallas de televisi¨®n norteamericanas, a varios d¨ªas de las elecciones del 2 de noviembre. En ¨¦l aparece un coliseo resplandeciente en pleno apogeo del imperio romano; sigue una panor¨¢mica de ese mismo coliseo en nuestros d¨ªas: una ruina apreciada por los turistas, qu¨¦ duda cabe, pero una ruina. Luego, pasamos a los Estados Unidos de hoy. Y vemos a unos chinos de sonrisa cruel que responden a una entrevista expresando su convencimiento de estar contribuyendo al declive del imperio yanqui. Es un anuncio a la americana, por supuesto, caricatural, brutal, con un mensaje simple a m¨¢s no poder: Obama es el aniquilador de Estados Unidos, un juguete en manos de los chinos y, por tanto, hay que votar a los republicanos.
El fen¨®meno del Tea Party es a Estados Unidos lo que el populismo es a Europa
Y, sin duda, m¨¢s all¨¢ de la principal apuesta, particularmente candente en estos tiempos de desempleo -a saber, la econom¨ªa-, el miedo al declive y, con ¨¦l, el miedo a China, principal acreedor de Washington -y a quien se reprocha la eliminaci¨®n de ciertos productos norteamericanos-, juegan un papel en la campa?a electoral.
En este contexto defensivo, Barack Obama ha intervenido de nuevo en la campa?a para intentar convencer a sus partidarios de que vayan a votar, dici¨¦ndoles que, aunque prometi¨® un cambio, no prometi¨® que ese cambio se fuera a producir de la noche a la ma?ana. De modo que, una vez m¨¢s, pidi¨® tiempo, aun cuando la opini¨®n p¨²blica norteamericana hace pensar que los republicanos recuperar¨¢n el control de la C¨¢mara de Representantes.
La apuesta principal de estas elecciones de mitad de mandato es la renovaci¨®n de la C¨¢mara baja y del Senado -en este caso, parcial-, y de una parte de los gobernadores. Este ¨²ltimo elemento no es anodino, pues estos mismos gobernadores ser¨¢n llamados a continuaci¨®n a proceder a la nueva divisi¨®n de las circunscripciones, que, en EE UU, est¨¢ programada cada 10 a?os; nueva divisi¨®n que influir¨¢ en las elecciones presidenciales. Aunque Obama y los dem¨®cratas parecen tener posibilidades de conservar la mayor¨ªa en el Senado, los observadores prev¨¦n un fuerte avance republicano y un cambio de mayor¨ªa en la C¨¢mara de Representantes. La encuesta m¨¢s reciente sit¨²a la relaci¨®n de fuerzas en un 47% de intenci¨®n de voto a favor de los republicanos y un 40% a favor de los dem¨®cratas. Pero, sobre todo, estos ¨²ltimos han perdido el apoyo de tres categor¨ªas sociales que favorecieron su victoria y particularmente la de Barack Obama: las mujeres, los cat¨®licos y lo que se ha dado en llamar "electores independientes" se inclinan ahora por los republicanos. Por otra parte, el 57% de los encuestados quieren dar una oportunidad a candidatos con poca experiencia en pol¨ªtica, y la cuarta parte desea orientarse hacia candidatos catalogados como "extremistas".
Del mismo modo, la mayor¨ªa considera que el Partido Republicano es el m¨¢s capacitado para mejorar la situaci¨®n econ¨®mica, cuando, tradicionalmente, el Partido Dem¨®crata contaba con un amplio respaldo en este tema. Seguramente, Obama tendr¨¢ que enfrentarse a una situaci¨®n que casi todos sus predecesores conocieron, desde Ronald Reagan a George Bush, pasando por Bill Clinton, que, a partir de 1994, tuvo que enfrentarse a un Senado y a una C¨¢mara baja mayoritariamente hostiles. En parte, nos encontramos ante una situaci¨®n caracter¨ªstica de la tradici¨®n de alternancia norteamericana. Pero, en este caso, hay que a?adir algo de rechazo personal hacia el presidente, de quien se dice que hab¨ªa suscitado demasiadas esperanzas y es igualmente objeto de ataques y cr¨ªticas dif¨ªciles de desvincular de un contexto racial. A todo esto hay que a?adir, por supuesto, el fen¨®meno de los Tea Party, que es a Estados Unidos lo que el populismo es a Europa. Con una dimensi¨®n que sorprende en Europa y es el rechazo radical a la intervenci¨®n del Gobierno federal en los asuntos p¨²blicos.
Adem¨¢s, entre nosotros hay un sentimiento de injusticia: Obama ha cumplido la mayor parte de sus promesas. Reactiv¨® la econom¨ªa y someti¨® a votaci¨®n una reforma social que aporta cobertura m¨¦dica a los millones de estadounidenses que no la ten¨ªan. Se le reprocha una tasa de paro elevada, cuando el nivel r¨¦cord de paro se alcanz¨® durante el mandato de Bush, y la situaci¨®n mejor¨® a partir de la toma de posesi¨®n de su sucesor.
Pero, la situaci¨®n pol¨ªtica de Obama tal vez no sea tan negativa. Aunque los republicanos ganen, el creciente peso del Tea Party les estorba y les priva, en muchos temas, especialmente en los econ¨®micos, de la capacidad de plantear posiciones coherentes lo que, antes o despu¨¦s, deber¨ªa devolver cierto margen de maniobra al presidente.
Traducci¨®n: Jos¨¦ Luis S¨¢nchez-Silva.
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