Alemania se libera de sus mitos
Con motivo del vig¨¦simo aniversario de la unificaci¨®n de Alemania, el presidente federal, Christian Wulff, pronunci¨® un discurso en Bremen que pasan las semanas y siguen coment¨¢ndolo pol¨ªticos y medios, hasta tal punto rompi¨® con algunos de los mitos m¨¢s difundidos en la Alemania unificada.
En estos 20 a?os, salvando no pocos obst¨¢culos, se ha avanzado mucho en unir a los alemanes del Este y del Oeste, pero a¨²n queda la ardua labor de soldar en un solo pueblo a inmigrantes y alemanes de origen. En su discurso el presidente se desprende de tres falsedades, hasta ahora harto difundidas. La primera, considerar "hu¨¦spedes" a los trabajadores extranjeros, que regresar¨ªan en cuanto no se los necesitase. La segunda, que Alemania no ha sido un pa¨ªs de inmigraci¨®n, cuando ya el joven Max Weber en 1892 mostraba su honda preocupaci¨®n por la polonizaci¨®n de la Alemania al este del Elba. A finales del XIX los polacos inmigraban a Alemania y los alemanes emigraban a Am¨¦rica. Desde entonces, Alemania es un pa¨ªs de inmigraci¨®n y de emigraci¨®n; el problema actual es que llegan inmigrantes con poca cualificaci¨®n y se van alemanes bien preparados.
Tras la reunificaci¨®n, a¨²n queda la ardua labor de soldar en un solo pueblo a inmigrantes y alemanes
La tercera falsedad es el multiculturalismo que introdujeron los verdes. No es verdad que, una vez superado el viejo nacionalismo, en un Estado constitucional de ciudadanos iguales convivan en paz los miembros de las m¨¢s variadas culturas. Una visi¨®n multiculturalista bastante ilusa se ha empe?ado en subestimar los problemas que conlleva la integraci¨®n de una poblaci¨®n socializada en culturas muy diferentes. El mensaje del presidente, que luego ha recogido la canciller Merkel, es claro y contundente: sea cual fuere la procedencia de sus ciudadanos, el futuro de Alemania depende de que, sin exclusiones ni discriminaciones, se logre constituir un solo pueblo.
En sus m¨²ltiples viajes a Alemania, el presidente del Gobierno turco, Recep Tayyip Erdogan, se ha manifestado a favor de la integraci¨®n de sus compatriotas -deben dominar el alem¨¢n y gozar de los mismos derechos y deberes-, pero radicalmente en contra de una asimilaci¨®n que, si supone perder la lengua y la religi¨®n propias, considera el mayor crimen. Llega incluso a proponer una educaci¨®n biling¨¹e desde la ense?anza primaria a la universitaria, ¨²nica posibilidad de que los turcos mantengan su identidad cultural. Una exigencia, impl¨ªcita en el multiculturalismo, que resulta por completo inadmisible.
Empero, la mayor contestaci¨®n la han provocado las frases que cito literalmente. "El cristianismo sin duda alguna pertenece a Alemania. El juda¨ªsmo sin duda alguna pertenece a Alemania. Esta es nuestra historia cristiano-jud¨ªa. Pero, entretanto, el islam pertenece tambi¨¦n a Alemania".
Desde el punto de vista jur¨ªdico formal, la afirmaci¨®n es obvia: los alemanes musulmanes tienen los mismos derechos y deberes que los que se declaran cristianos o jud¨ªos. Aun as¨ª, en los medios cat¨®licos m¨¢s conservadores, sobre todo en Baviera, se ha criticado que se ponga a la par el cristianismo que desde siglos habr¨ªa configurado Europa con el islam reci¨¦n llegado. Pero lo que de verdad sorprende es que el presidente no mencione a los no creyentes, casi el 40 % de la poblaci¨®n, que, al no estar organizados, ejercen una influencia muy limitada. Para la minor¨ªa m¨¢s cuantiosa, Europa no es expresi¨®n de una religi¨®n determinada, sino de los valores de racionalidad y libertad que introdujo la Ilustraci¨®n.
A muchos inquieta que las tres religiones del Libro se pongan en un mismo plano. Y ello porque, si bien el cristianismo y el juda¨ªsmo fueron depurados por la Ilustraci¨®n, esto ocurri¨® luego de superar grandes dificultades, primero en el juda¨ªsmo y la versi¨®n protestante del cristianismo, y en la cat¨®lica, ya sobrepasada la primera mitad del siglo XX. Lo alarmante es que ahora nos llega un islam que no ha pasado por el tamiz de la Ilustraci¨®n.
Lo m¨¢s preocupante en esta igualaci¨®n de las tres religiones es que el juda¨ªsmo ortodoxo y el cristianismo en sus distintas versiones muestran una tendencia fundamentalista, como la que pervive entre los musulmanes. En vez de extenderse los filtros que la Ilustraci¨®n europea impuso al cristianismo y al juda¨ªsmo, el renacer religioso en Europa y Am¨¦rica se hace desde una vocaci¨®n integrista que en el fondo admira la reciedumbre de la fe musulmana.
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