La visita del Inquisidor de la Fe
Cuenta el te¨®logo Jos¨¦ Mar¨ªa D¨ªez-Alegr¨ªa en su libro Teolog¨ªa en broma y en serio, ilustrado con las inconfundibles vi?etas de Peridis (Descl¨¦e de Brouwer, Bilbao, 1975), que P¨ªo XII orden¨® hacer excavaciones arqueol¨®gicas debajo del altar mayor de la bas¨ªlica de San Pedro en el Vaticano para comprobar si se encontraba all¨ª el sepulcro del ap¨®stol Pedro. Lo que descubrieron los arque¨®logos fueron cinco altares colocados uno debajo de otro y m¨¢s abajo el sepulcro de Pedro en un huequecito excavado en el suelo y cubierto con unas tejas. Era, dice, "un sepulcro de esclavo, sin monumento alguno, situado en la parte de la necr¨®polis destinada a los extranjeros. Casi la fosa com¨²n". Pero estaba vac¨ªo y no hab¨ªa rastro alguno de Pedro. ?Qu¨¦ hab¨ªa sucedido? Con su agudo sentido del humor, D¨ªez-Alegr¨ªa avanzaba la hip¨®tesis siguiente: cuando le pusieron cinco altares uno encima de otro y una inmensa c¨²pula, Pedro se sinti¨® inc¨®modo y se march¨®.
El viaje de Benedicto XVI confirma la rendici¨®n en Espa?a del poder pol¨ªtico a la autoridad religiosa
?Hip¨®tesis descabellada la de D¨ªez-Alegr¨ªa? Quiz¨¢ no tanto. Algo parecido hab¨ªa intuido ya Rafael Alberti en el poema Bas¨ªlica de San Pedro, recogido en su libro Roma, peligro de caminantes, referido a una estatua de bronce, situada a la derecha de la nave central del Vaticano, que representa a Pedro con un pie ligeramente adelantado, cuyo metal est¨¢ muy desgastado de tanto besarle los pies los visitantes de la bas¨ªlica. He aqu¨ª el poema: "Di, Jesucristo, ?por qu¨¦ / me besan tanto los pies? / Soy San Pedro aqu¨ª sentado, / en bronce inmovilizado, / no puedo mirar de lado / ni pegar un puntapi¨¦, / pues tengo los pies gastados, / como ves. / Haz un milagro, Se?or. / D¨¦jame bajar al r¨ªo, / volver a ser pescador, que es lo m¨ªo".
La an¨¦cdota de D¨ªez-Alegr¨ªa y el poema de Alberti muestran la degradaci¨®n que ha sufrido el papado a lo largo de su historia. Benedicto XVI, el Papa que visita ahora Santiago de Compostela y Barcelona, nada tiene en com¨²n con Sim¨®n Pedro, el pescador del lago de Tiber¨ªades. Tampoco sigue las rigurosas recomendaciones de Jes¨²s de Nazaret a los ap¨®stoles: "No coj¨¢is nada para el camino: ni bast¨®n , ni alforja, ni pan ni dinero, ni llev¨¦is cada uno dos t¨²nicas
[propio de gente acomodada]. Quedaos en la casa en que os aloj¨¦is
[no ser exigentes en cuanto al alojamiento] hasta que os vay¨¢is de aquel lugar. Y en caso de que no os reciban, sacud¨ªos el polvo de los pies. Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando la buena noticia y curando en todas partes" (Lucas 9, 3-6). Pues bien, el viaje del Papa costar¨¢ a los contribuyentes espa?oles 200.000 euros por hora, ?qu¨¦ contrasentido!
Benedicto XVI llega a Espa?a en su doble funci¨®n de m¨¢xima autoridad religiosa del mundo cat¨®lico y de jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano. Su elecci¨®n fue obra de 114 "pr¨ªncipes de la Iglesia", sin consulta ni participaci¨®n de la comunidad cristiana, lo que limita sobremanera su capacidad para representar a todos los cat¨®licos. Benedicto XVI ejerce su autoridad religiosa antidemocr¨¢ticamente y la jefatura de Estado de la Ciudad del Vaticano con un poder absoluto superior al de los faraones egipcios, los emperadores romanos y los califas del Imperio Otomano. As¨ª lo reconoce la Ley Fundamental (Constituci¨®n) del Vaticano, que sustituye a la de 1929 y entr¨® en vigor en febrero de 2001, siendo el cardenal Ratzinger presidente de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe. En ella se establece que "el Sumo Pont¨ªfice, Soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano, posee la plenitud de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial", y que tiene "en exclusiva la facultad de conceder amnist¨ªas, indultos y perdones".
Yo creo que el Vaticano como Estado y el autoritarismo papal son dos de los factores que m¨¢s han contribuido al fracaso del cristianismo en su historia y que m¨¢s esc¨¢ndalo generan entre los no creyentes, pero tambi¨¦n entre no pocos cristianos evang¨¦licos. Adem¨¢s, est¨¢n en abierta oposici¨®n al Evangelio, que acusa a los jefes de las naciones de dominar al pueblo e imponer su autoridad (Marcos 10, 42-45), al tiempo que alejan, m¨¢s que acercan, de la fe en Jes¨²s de Nazaret. La desaparici¨®n del Vaticano es condici¨®n necesaria para la recuperaci¨®n de la credibilidad de la Iglesia en el mundo actual.
Conforme a su doble condici¨®n, Benedicto XVI se reunir¨¢ con las m¨¢ximas autoridades religiosas de la Iglesia espa?ola -cardenales, arzobispos y obispos- y las m¨¢ximas autoridades pol¨ªticas -reyes, presidente del Gobierno, etc¨¦tera- que lo recibir¨¢n con honores de jefe de Estado y participar¨¢n en los actos religiosos en lugares destacados, creando as¨ª una confusi¨®n de planos que nos retrotrae a ¨¦pocas pasadas de nuestra historia.
Esas reuniones le servir¨¢n al Papa para ratificar los privilegios de los que goza la Iglesia cat¨®lica: econ¨®micos, sociales, fiscales, jur¨ªdicos, educativos, sanitarios, militares, y para seguir dirigiendo la agenda religiosa del Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero, que se comprometi¨® con Benedicto XVI a demorar -?ad kalendas graecas?- la presentaci¨®n a las Cortes de la nueva Ley de Libertad Religiosa y de Conciencia, que no es del agrado del Papa ni de los obispos espa?oles. De nuevo, el poder pol¨ªtico rendido a la autoridad religiosa.
Juan Jos¨¦ Tamayo Acosta es secretario general de la Asociaci¨®n de Te¨®logos y Te¨®logas Juan XXIII y autor de En la frontera. Cristianismo y laicidad (Editorial Popular, 2010).
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