El escenario de la memoria de Castellet
"Te vas quedando tan solo de las amistades de toda la vida... Y eso te empuja a escribir, el sentimiento de que est¨¢s en deuda con tus amigos muertos prematuramente, y que t¨² has vivido episodios que podr¨ªas haber compartido con ellos, y ese vac¨ªo...". D¨ªa de Difuntos y el editor Josep Maria Castellet (Barcelona, 1926), desde su piso de Barcelona, convoca a sus amigos fallecidos: Sacrist¨¢n, Barral, Ferrater, Fuster, Com¨ªn y Terenci Moix, que retrata en Seductores, ilustrados y visionarios (Anagrama). Hay dos ejemplares del libro que dominan los mont¨ªculos de la mesa del sal¨®n, antesala de la purga. "Primero hojeo y, si vale la pena, leo". S¨®lo si pasan el examen acceder¨¢n al despacho, habitaci¨®n larga en la que atestados estantes refuerzan la sensaci¨®n de t¨²nel. Queda un 10% de los 15.000 libros que tuvo; una parte ha ido a la Biblioteca de Catalunya, destino que quiz¨¢ repetir¨¢n cuatro carpetas de fotograf¨ªas (19 folios de personajes): del entierro de Carner (1971) al viaje a Iquitos con Vargas Llosa (1972), inmortalizado por Carmen Balcells.
Se pueden desplegar las fotos porque la mesa de madera, larga, est¨¢ casi limpia de objetos, apenas estilogr¨¢ficas. No hay nada de valor simb¨®lico; "soy muy poco fetichista", admite. Eso s¨ª, primeras ediciones como la de La ciudad y los perros de Vargas Llosa o de su ensayo Nueve nov¨ªsimos, que forma parte del ala reservada a "autores de mi generaci¨®n: Barral, Gil de Biedma...". Esas ausencias llevan a una manida edici¨®n de La Regenta, de 1947: "Estaba prohibida por el franquismo y la ¨²nica v¨ªa era esa edici¨®n de obra completa; significa la llegada de la novela moderna". Est¨¢ en un viejo atril, bajo una marina, de lo poco que conserva de su padre. ?C¨®mo no tiene muchos libros dedicados? Un desastre sentimental: "Hace 30 a?os, al mudarme, puse en una caja los libros de poes¨ªa dedicados por Riba, Aleixandre, Alberti... Un d¨ªa descubr¨ª que no ten¨ªa ni uno; hace dos a?os vi unos de Carner en una muestra; su propietario los compr¨® a un librero de viejo".
En la estanter¨ªa antes del suelo, los ¨²nicos libros panza arriba: de Montserrat Roig a Joaquim Jord¨¤. "Un editor debe dejar un ¨¢lbum de lo que ha sido testimonio". Por eso, tras acabar una ampliaci¨®n de Pla o la ra¨® narrativa, quiere hablar de De Pedrolo, Espriu, Porcel y Roig. Ya ha empezado: escribe en el luminoso comedor, rodeado de cuadros de R¨¤fols-Casamada y con un port¨¢til s¨®lo para Internet. El resto, a mano (bol¨ªgrafo) y tachando con rotulador. Tambi¨¦n hablar¨¢ de Nissa Torrents, Salvador Giner, Octavi Pallissa y Luis Goytisolo: "?Sabe que los Nueve Nov¨ªsimos est¨¢n todos jubilados?".
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