La Europa nueva
La reuni¨®n del 28 de octubre en Bruselas de los jefes de Estado y de Gobierno de Europa constituy¨® un giro important¨ªsimo en la evoluci¨®n de la construcci¨®n europea. En realidad, las decisiones clave se tomaron en la reuni¨®n previa en Deauville el 18 de octubre entre Angela Merkel y Nicolas Sarkozy. Estas decisiones pretenden restablecer el orden en la zona euro y acabar con las divergencias presupuestarias cada vez m¨¢s peligrosas entre los pa¨ªses que acaban de salir de la recesi¨®n y los que siguen estando metidos en la tormenta.
Tres medidas esenciales fueron adoptadas: primero, no habr¨¢ reforma estructural de los tratados, sino solo una ligera modificaci¨®n para introducir un mecanismo de rescate en caso de crisis, o sea legalizar la creaci¨®n del fondo de rescate acordado este a?o entre los socios europeos para ayudar a los Estados con dificultades. Todos los socios estaban de acuerdo para introducir este mecanismo, pues la crisis demostr¨® la rigidez del Tratado de Lisboa. El compromiso consensuado corresponde fundamentalmente a las exigencias de Alemania y Francia, aunque los dos pa¨ªses no comparten la manera en la que habr¨¢ que afrontar la crisis mundial. Esta divergencia ocultada en Bruselas aflorar¨¢ a la hora de decidir sobre la reforma del sistema monetario internacional en la pr¨®xima cumbre del G-20, presidida por Francia.
El continente vuelve a la realidad; las desilusiones van a ser amargas
En Bruselas, se acept¨® el mecanismo de rescate pero se rechaz¨® la idea alemana, apoyada seg¨²n lo consensuado en Deauville por Francia, de suspender el derecho de voto a los socios incapaces de cumplir con los requisitos del Pacto de Estabilidad. Pero Alemania consigui¨® no modificar la cl¨¢usula que proh¨ªbe jur¨ªdicamente la existencia de un mecanismo de rescate. Aunque una mayor¨ªa de Estados lo hubiera admitido, Merkel lo rechaz¨® alegando que tanto el Bundestag como el Tribunal Constitucional alem¨¢n nunca aceptar¨ªan dicha modificaci¨®n. Eso es porque Alemania, Francia y otros pa¨ªses del norte consiguieron que el plan de rescate actual sea por tres a?os (hasta 2013) y que deba contar con el apoyo no solo de los Estados de la Uni¨®n y el FMI, sino tambi¨¦n con una participaci¨®n de los bancos privados. El presidente del Banco Central, el se?or Trichet, atac¨® esta decisi¨®n, pero fue criticado de manera tajante por el presidente Sarkozy, quien sali¨® en defensa de lo acordado con Merkel. Curiosamente, y es una muestra de la profundidad de la crisis, hemos visto a unos jefes de Estado de izquierda de los pa¨ªses m¨¢s afectados pedir indulgencia para los bancos y proclamar su apoyo a Trichet, mientras que los principales l¨ªderes conservadores ped¨ªan la participaci¨®n del sector privado financiero en el esfuerzo global. Se trata, por supuesto, de una inversi¨®n dictada por las circunstancias: estos Estados, sobre todo Espa?a, Grecia y Portugal, no quieren enfrentarse a los bancos porque necesitan pr¨¦stamos en los mercados financieros.
El significado de este compromiso es muy importante para el porvenir de Europa. Hay por lo menos cuatro puntos que destacar. Uno: el periodo del plan de tres a?os supone que va a resolver los problemas de los pa¨ªses insolventes. Pero ?qu¨¦ va a pasar si eso no funciona? Alemania dej¨® claro desde el a?o pasado que no va a aceptar una modificaci¨®n estructural de las reglas del juego en la zona euro, porque no quiere debilitar su referente hist¨®rico: el marco. Ahora bien, las medidas de ayuda se acompa?an de "reformas" presupuestarias en los pa¨ªses concernientes que no van a contribuir al relanzamiento de las econom¨ªas. O sea, es m¨¢s que probable que dentro de tres a?os haya que renegociar todo. Dos: el acuerdo debilita a la Comisi¨®n, al Parlamento Europeo y al Banco Central, pues concentra la toma de decisiones en las manos del Consejo Europeo. Adem¨¢s, el presidente de Europa, Van Rompuy, est¨¢ relegado a un papel t¨¦cnico e incluso no fue invitado a Deauville. Tres: la crisis ha puesto de relieve el car¨¢cter directivo del eje franco-alem¨¢n. M¨¢s: hubo una alianza entre Reino Unido, Francia y Alemania para rechazar la demanda de aumentar el presupuesto europeo. Cuatro: de todo esto sale reforzado el papel de los Estados-naci¨®n, o sea de la cooperaci¨®n intergubernamental en vez de la integraci¨®n virtualmente federalista. Esta tendencia va a configurar el retrato de Europa en el nuevo ciclo que se est¨¢ abriendo con la crisis financiera. Dicho de otro modo: Europa vuelve a la realidad; las desilusiones van a ser amargas...
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