Elementos para un debate sobre las pensiones
Un amplio grupo de economistas promocionado por la Fundaci¨®n de Estudios de Econom¨ªa Aplicada, Fedea, present¨® un documento sobre la reforma del sistema de pensiones. Puesto que dif¨ªcilmente puede haber debate desde la unanimidad, quiero presentar algunos argumentos discrepantes que deber¨ªamos tomar en consideraci¨®n al reflexionar sobre el sistema de pensiones.
El peso de los salarios. Creo que el problema de las pensiones en Espa?a es tambi¨¦n -quiz¨¢s fundamentalmente- un problema de redistribuci¨®n de la renta. Las contribuciones a la Seguridad Social provienen fundamentalmente de las cotizaciones ligadas a los salarios. El peso de estos dentro del PIB ha pasado del 68% en 1976 al 54,5% en 2006. As¨ª, una parte cada vez m¨¢s peque?a de la renta nacional constituye el n¨²cleo de la base fiscal para contribuir al sistema de pensiones. Uno podr¨ªa argumentar que esta disminuci¨®n se corresponde con una ca¨ªda en el n¨²mero de asalariados. Sin embargo, en este mismo periodo los asalariados han pasado de ser el 34% al 44% de la poblaci¨®n espa?ola.
Los salarios no pueden solos. Hay que incorporar la reforma fiscal y la lucha contra el fraude
El salario ha disminuido respecto a la renta media. La gran parte del incremento de la productividad no ha ido a parar a los salarios. Es evidente, pues, que la viabilidad del sistema de Seguridad Social depende cr¨ªticamente de frenar este proceso o de encontrar una nueva base fiscal. Algunos dir¨¢n que la disminuci¨®n relativa de los salarios es el reflejo de la escasa productividad. Pero la productividad no es solo responsabilidad del trabajador. Tambi¨¦n depende de forma esencial de la inversi¨®n en tecnolog¨ªas avanzadas.
La "viabilidad" del sistema de pensiones. La discusi¨®n parece atrapada en un debate sobre la evoluci¨®n futura de los ingresos y pagos por pensiones. Tambi¨¦n en el Informe Fedea. Pero, ?por qu¨¦ no se integran en el Presupuesto del Estado? Como contraposici¨®n, consideremos el ejemplo de las carreteras, que son utilizadas por los que tienen coche. Supongamos que por un razonamiento similar cre¨¢semos el "sistema de carreteras" con los impuestos sobre la gasolina como ingresos y la construcci¨®n y mantenimiento como gasto (y los planes Renove). Tendr¨ªamos que decir que la introducci¨®n del coche el¨¦ctrico pone en peligro la "viabilidad" del sistema de carreteras por la ca¨ªda de ingresos.
Si para el autom¨®vil no lo hacemos as¨ª, ?por qu¨¦ hacerlo con las pensiones? Pero, si las pensiones se integran en el presupuesto general, habr¨¢ que garantizar suficientes ingresos. ?Los habr¨¢? Pensemos en un simple ejercicio. Los economistas estar¨¢n de acuerdo en que la renta per c¨¢pita crecer¨¢ un 1% o 2% anual durante las pr¨®ximas d¨¦cadas. Pero esto significa que la renta de cada persona viva podr¨ªa aumentar a esta tasa. Como la productividad de los activos crecer¨¢ mucho m¨¢s, habr¨¢ que transferir m¨¢s renta entre los ciudadanos.
La redistribuci¨®n de la renta. Considero que el problema es que la redistribuci¨®n de la renta en Espa?a es esencialmente una redistribuci¨®n entre asalariados, mientras que las rentas no salariales escapan por diversos vericuetos al peso del IRPF.
Seg¨²n los datos del IRPF, las rentas m¨¢s altas del pa¨ªs son las salariales, mientras que las rentas de profesionales, aut¨®nomos, comerciantes o empresarios son menores y pagan menos impuestos. Las rentas de la propiedad son cap¨ªtulo aparte. Adem¨¢s, tenemos la evasi¨®n directa, la imputaci¨®n de gastos personales como si fuesen de empresa, etc¨¦tera.
La recaudaci¨®n tributaria se basa de forma desproporcionada en los salarios y, adem¨¢s, culpamos a los asalariados de la baja productividad. Una pol¨ªtica razonable, ni siquiera de izquierdas, deber¨ªa poner fin a esta vergonzosa situaci¨®n. Adem¨¢s, aportar¨ªa ingresos adicionales a la ¨¦tica y a Hacienda.
Fondos privados de pensiones y sistema p¨²blico de reparto. Es dif¨ªcil estimar exactamente nuestro salario futuro, nuestra esperanza de vida y a¨²n m¨¢s anticipar las necesidades en la vejez. El Informe Fedea propone trasladar toda esta incertidumbre ¨ªntegramente a los asalariados, condicionando las pensiones a la situaci¨®n del entorno socioecon¨®mico del momento.
Pero uno de los motivos por los que se cre¨® el sistema de pensiones fue que el Estado ofreciese un seguro a los asalariados garantiz¨¢ndoles unas rentas despu¨¦s de la jubilaci¨®n que fuesen independientes de las contingencias que puedan ocurrir. Se duda de que el Estado pueda hacer frente a estos compromisos y por esto se nos insta a complementar las pensiones con fondos privados. Sin embargo, tambi¨¦n es incierto su rendimiento y su valor en el momento en que los necesitemos.
Es cierto que la crisis actual ha demostrado que el riesgo de los activos financieros es, de hecho, limitado. El Estado avalar¨¢ con su presupuesto cualquier posible contingencia catastr¨®fica. Pero, en este caso, ?no es m¨¢s f¨¢cil, simple y transparente que el Estado avale directamente el sistema de pensiones con la totalidad de su presupuesto del mismo modo en que salva bancos y cajas cuando es preciso?
Conclusi¨®n. Creo que hay demasiada desigualdad salarial; que las rentas no salariales son excesivas y escapan en buena medida al fisco; que seguimos necesitando que el Estado sea nuestro seguro contra contingencias futuras y que debe asegurar al ciudadano antes que al sistema financiero.
Joan Esteban es miembro del Instituto de An¨¢lisis Econ¨®mico, CSIC.
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